Los agricultores se sentían aliviados de que el TLCAN hubiese sobrevivido hasta ahora. Pero abunda el nerviosismo en torno al rumbo que tomará la política comercial de Trump.
El TLCAN y otros acuerdos comerciales han sido positivos para los agricultores, que saldrían perdiendo si Trump se sale del acuerdo o desata una guerra comercial, pues la primera víctima de las guerras comeciales es generalmente el campo.
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Por Paul Wiseman
WASHINGTON (AP) — Buena parte del sector agrícola apoyó la candidatura presidencial de Donald Trump, atraído por sus promesas de eliminar muchas regulaciones sobre el medio ambiente, apuntalar a las instituciones policiales e impulsar una nueva ley para las coberturas médicas.
Pero la gente del campo está preocupada con otro aspecto de su plataforma: la amenaza de abandonar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). Y cunde la alarma ahora que el gobierno dijo que no va a hacerse a un lado, pero va a renegociar el pacto.
La tesis de Trump de que el TLCAN es un pacto desastroso que ha hecho desaparecer muchos puestos de trabajo en Estados Unidos nunca fue tomada muy en cuenta en el campo, donde solo se reparaba en el hecho de que el TLCAN amplió el acceso a los mercados mexicano y canadiense, impulsando las exportaciones de los agricultores estadounidenses.
“Señor presidente, los productores de maíz de Estados Unidos ayudaron a que usted fuese elegido”, le recordó el presidente de la Asociación Nacional de Productores de Maíz Wesley Spurlock a Trump en un comunicado. “Salirse del NAFTA (siglas en inglés del TLCAN) sería desastroso para la agricultura estadounidense”.
En cuestión de horas Trump suavizó su postura. Dijo que no se saldría del TLCAN y que primero trataría de renegociar un pacto más ventajoso para Estados Unidos. Esa promesa comenzó a tomar forma con la designación el jueves de Robert Lighthizer para que encabece las negociaciones.
Los agricultores se sentían aliviados de que el TLCAN hubiese sobrevivido hasta ahora. Pero abunda el nerviosismo en torno al rumbo que tomará la política comercial de Trump.
Como candidato, Trump prometió anteponer los intereses nacionales a cualquier otra cosa y combatir la competencia extranjera injusta. Atribuyó a malos acuerdos comerciales el creciente déficit comercial y la desaparición de plazas de trabajo en las fábricas.
Pero el TLCAN y otros acuerdos comerciales han sido positivos para los agricultores, que saldrían perdiendo si Trump se sale del acuerdo o desata una guerra comercial, pues la primera víctima de las guerras comeciales es generalmente el campo. Estados Unidos goza de un superávit comercial de productos agrícolas desde al menos 1967, según datos del gobierno. El año pasado el sector exportó productos por valor de 20.500 millones de dólares.
“No se empiezan negociaciones comerciales buscando pelea con tus socios que son totalmente innecesarias”, dijo Aaron Lehman, cuya familia lleva cinco generaciones cultivando maíz, soja, avena y heno.
Muchos agricultores temen que las políticas de Trump hagan peligrar sus exportaciones en momentos en que tienen cosechas flojas y bajan los precios del ganado.
“Es el tema de conversación obligado”, afirmó Blake Hurst, productor de maíz y soja en el condado de Atchison, Missouri.
Los votantes de ese condado apoyaron a Trump por un margen de 3 a 1 en las elecciones, pero ahora sienten que “sería mejor si su retórica (sobre el comercio) fuese menos estridente”, dice Hurst, presidente de la Oficina Agrícola de Missouri.
El principal argumento de Trump contra el TLCAN y otros pactos comerciales es que expone a los trabajadores estadounidenses a una competencia desigual con los de países como México y China.
El cierto que el TLCAN alentó el traslado de fábricas y empleos a México. Pero desde que entró en vigor en 1994 y redujo las tarifas aduaneras, las exportaciones de productos agrícolas a México se casi quintuplicaron, para llegar a los 18 mil millones de dólares. México es el tercer mercado más grande de productos agrícolas estadounidenses.
“Los acuerdos comerciales fueron muy beneficiosos”, expresó Stephen Censky, CEO de la asociación Nacional de productores de soja. “Debemos cuidarnos de no echar por la borda los grandes progresos que registró el campo”.
En 20 de los 23 años transcurridos desde que entró en vigor el TLCAN Estados Unidos ha tenido un superávit comercial con México en el sector agrícola.
Esos superávits, no obstante, dieron paso a déficits en el 2015 y el 2016 tras la caída de los precios del ganado y los cereales y la reducción del valor de las exportaciones estadounidenses, según Joseph Glauber, del International Food Policy Research Institute (Instituto Internacional de Investigaciones de Políticas sobre Alimentos).
México comenzó a buscar alternativas a los productos alimenticios estadounidenses porque, como dijo en marzo su secretario de agricultura José Calzada Rovirosa, las declaraciones de Trump en torno al comercio “han incorporado incertidumbre” al sector agrícola.
Cuando circuló recientemente el rumor de que Trump estaba considerando salirse del TLCAN, Sonny Perdue, quien llevaba apenas dos días como secretario de agricultura, se presentó en la Casa Blanca con un mapa que mostraba las regiones que serían más afectadas por una retirada, destacando que muchas de ellas habían votado por Trump.
“Traté de mostrarle que en el mercado agrícola, a veces palabras como ‘retiro’ o ‘anulación’ pueden tener grand impacto en los mercados”, expresó Perdue en una entrevista con la Associated Press. “Creo que el presidente tomó una decisión sabia en beneficio de muchos productores agrícolas de todo el país” al optar por permanecer en el TLCAN.
Trump generó desencanto entres los agricultores estadounidenses en enero al cumplir su amenaza de salirse del Acuerdo Transpacífico que había negociado su predecesor Barack Obama con 11 países de Asia y el Pacífico. Usó el mismo argumento por el que cuestiona el TLCAN.
Pero ese acuerdo les hubiera dado al sector agropecuario de Estados Unidos un mayor acceso al casi impenetrable mercado japonés y hubiera facilitado el ingreso al creciente mercado vietnamita. Philip Seng, de la Federación de Exportadores de Carne de Estados Unidos, dijo que la retirada del Transpacífico dio a Australia ventaja competitiva porque ya había negociado tarifas más bajas con Japón.
Trump también amenazó con gravar las importaciones chinas y mexicanas, generando el temor de que esos dos países tomarían represalias.
La Casa Blanca se abstuvo de comentar los temores del campo por la política comercial de Trump, aunque algunos funcionarios han dicho que se está tratando de tomar en cuenta las inquietudes de ese sector.
Pero persiste entre muchos agricultores la sensación de que la política comercial de Estados Unidos apunta más que nada a revivir el sector industrial y no se le presta la debida atención al campo.
“Durante la campaña se habló básicamente de Detroit o de Indiana”, centros industriales del país, y se enfocó en plazas laborales en las fábricas, comentó la economista Kathy Baylis, de la Universidad de Illinois. “Jamás se habló de la importancia de las exportaciones agropecuarias”.