Janeth cuenta que en 2011 le levantaron a su hija, poco después mataron a su otro hijo. Llexi le dejó un bebé y sigue desaparecida; Yosuel fue ultimado y le dejó a sus tres hijos. César, su nieto e hijo de Llexi, no estaba registrado cuando raptaron a su madre, ahora no lo admiten en la escuela.
Eran casi las ocho de la noche del 13 de mayo de 2011, cuando dos hombres armados patearon la puerta de la casa de Janeth González Hernández, vivienda. Entraron a la fuerza y enseguida la golpearon con una pistola.
Por Yerania Rolón
Ciudad de México, 9 de mayo (SinEmbargo/Blog Expediente).- Los sujetos le gritaron que buscaban a su hija, Llexi Karen Sánchez González, a quien sacaron del baño a la fuerza y desnuda porque se estaba duchando.
«Se la llevaron toda enjabonada. Otros hombres se quedaron en una camioneta esperando afuera, otros nos golpearon en la cabeza a mí y a mi nieto. Ella pedía a gritos que no nos hicieran nada mientras se la llevaban», cuenta Janeth desconsolada al recordar lo sucedido.
Durante los segundos que pasaron, la mujer asegura que los hombres le decían que tendrían a su hija de regreso en una semana porque nada más «le iban a dar una vueltecita», antes de marcharse a toda prisa para perderse en las calles de Xalapa, Veracruz.
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Unos días antes, Lletxi había salido a comprar comida, pero regresó corriendo a su casa, sin el mandado. Al notarla asustada, su mamá le preguntó qué ocurría y ella le confesó que de una camioneta dos hombres la estaban fotografiando y la invitaron a trabajar para ellos.
«Llegó bien asustada, me dijo que había una camioneta con unos hombres que le tomaron unas fotos y le dijeron que estaba muy bonita, que si quería trabajar para ellos, que la harían reina».
Un año antes de su “levantón” Lletxi había dado a luz a un bebé. Cuando fue desaparecida ni siquiera había registrado a su pequeño, quien llevaría el nombre de César.
Actualmente esta situación causa varias complicaciones a su abuela, quien se quedó al cuidado del menor. El niño, que está a punto de cumplir 7 años, no ha podido ingresar a una escuela pública pues legalmente “no existe”.
Cuando su abuela llevó al pequeño César al Registro Civil le impidieron registrarlo argumentando que es obligatoria la presencia de la madre. Pese a que han presentado la carpeta de investigación y explicaron los hechos, nada se ha podido hacer al respecto.
Por este acto burocrático el pequeño no pudo ser inscrito en un jardín de niños y ya en edad de comenzar la primaria sus tutores permanecen a la espera de que su situación legal se regularice.
Este lunes Janeth acudió a la toma de muestras de ADN donde fue asesorada por personal de la Comisión Estatal de los Derechos Humanos (CEDH), pero no le dieron mucha esperanza de avanzar en este tema.
«La CEDH dice que va a gestionar, pero que eso tarda mucho y que mientras esto pasa le van a buscar una escuela para que vaya de oyente».
«El niño sabe leer y escribir porque su tío le enseña. En una ocasión lo aceptaron de oyente en una escuela, le compre útiles y uniformes, pero a los 20 días me lo regresaron porque la Secretaría de Educación no los admite sin acta de nacimiento ni papeles» comentó desesperada.
Janeth mantiene la esperanza de encontrar a su hija, pero su principal preocupación actualmente es poder obtener el acta de nacimiento de su nieto para que pueda ir a la escuela y que no se rezague.
Llora por momentos, ya no se sabe si es de tristeza o desesperación, mientras vuelve a relatar que es la cuarta ocasión que acude a aportar su perfil genético a las autoridades.
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Hace dos años, cuando Luis Ángel Bravo Contreras aún era Fiscal General del Estado, le llamaron para informarle que su hija estaba en una casa de seguridad, que la rescatarían. No obstante, a partir de ese anuncio nunca hubo más datos y el caso sigue sin avances.
Para cualquier persona lo que vive esta mujer sería suficiente para considerar que lleva una vida difícil. Sin embargo, sacar adelante a su nieto no es la única batalla que tiene que librar todos los días.
Comenta que apenas un año después de que Llexi fue “levantada”, en 2012, su otro hijo Yosuel igualmente fue secuestrado. La única diferencia es que al joven de 20 años lo encontraron muerto en el predio “Don Beto” del municipio de Coasutlán.
El joven viajaba en un taxi al momento del crimen y tras su homicidio dejó en orfandad a tres pequeños. Desde entonces, Janeth González, junto con su madre, la bisabuela de los pequeños, se encargan de ellos.
En total sus cuatro nietos están bajo su cuidado, por esa razón insiste en que no puede rendirse. Su sueño es saber qué pasó con Llexi y que esta regrese con bien a su hogar, pero ni la Fiscalía General del Estado o las autoridades federales le han dado resultados.