Greenpeace México lamentó que «técnicamente» la vaquita ya se extinguió, o sea, aunque existan algunos ejemplares vivos, dada la baja variabilidad genética de la especie y todo el daño que se ha hecho en su ecosistema, son bajas las posibilidades de que pueda recuperarse en el corto e incluso en el largo plazo.
Casi el 90 por ciento de la especie desapareció ya, sólo durante el sexenio del Presidente Enrique Peña Nieto, cuando la Secretaría de Medio Ambiente fue tomada por el Partido Verde…
Ciudad de México, 4 de mayo (SinEmbargo).- Este miércoles, un par de vaquitas marinas, especie considerada cerca de la extinción, fueron avistadas en aguas del Alto Golfo de California por un residente de la zona. La información fue confirmada por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales de México (Semarnat) y compartida por el Presidente Enrique Peña Nieto.
Los especialistas dicen que se trata de un documento importante porque es, básicamente, uno de los pocos que quedarán de ese extraordinario animal marino. Cerca del 90 por ciento de la especie murió durante la actual administración federal.
El avistamiento de los mamíferos marinos, una madre y su cría, ocurrió en una área próxima a la zona de refugio de protección de esta especie en la Reserva de la Biosfera del Alto Golfo de California y fueron captadas por un residente de San Felipe, Baja California, que pudo tomar video y fotografías de los dos animales.
En lo que va del año han sido hallados cuatro cadáveres de vaquita marina, especie endémica del Golfo de California. Activistas en pro del medio ambiente alertaron que a este ritmo, la especie podría desaparecer antes de lo previsto. Es decir, mientras Enrique Peña Nieto continúa al frente de México.
La semana pasada, la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) informó sobre el hallazgo de la cuarta vaquita marina muerta en lo que va de 2017. El ejemplar fue encontrado a 24 kilómetros al norte de San Felipe, Baja California en la zona intermarial de la playa de la Barra del Primer Estero.
La marsopa más pequeña del mundo se encuentra en inminente riesgo de extinción: En febrero pasado, el Comité Internacional para la Recuperación de la Vaquita (CIRVA) hablaba de que en el mar de Cortés nadaban apenas 30 ejemplares, mientras entre 2015 y 2016 se contabilizaban alrededor de 60.
Organizaciones de la sociedad civil auguraban desde entonces que sin la implementación de medidas efectivas, la especie desaparecería entre 2018 y 2020, no obstante, tras los hallazgos de cadáveres de la especie en sólo un mes, prevén que la extinción ocurra antes del cambio de Presidente.
En entrevista para SinEmbargo, Gustavo Ampugnani, director ejecutivo de la organización Greenpeace en México, insistió en que las redes de enmalle que utilizan principalmente pescadores ilegales de totoaba –especie que también se encuentra en peligro de extinción– es donde están quedando atrapadas las vaquitas. Cabe mencionar que en abril pasado concluyó la veda que prohibía distintas artes de pesca, pero el Gobierno decidió extenderla por un mes más y se trabaja para determinar si permanece durante el próximo año.
«Ese es el problema, por más que se haya ampliado la moratoria y se hayan prohibido ciertos artes de pesca, las redes ilegales siguen estando en el fondo del mar y las vaquitas siguen quedando atrapadas allí. Sabemos que hay personas que desobedecen las órdenes del Gobierno federal y se mantienen en la ilegalidad y las redes permanecen allí, aunque no se sabe si son redes viejas o nuevas», dijo.
En el mismo sentido, Miguel Alejandro Rivas Soto, campañista de Océanos de la ONG con presencia internacional, acusó: «Las vaquitas siguen muriendo por la misma razón que hace 25 años: la pesca de la totoaba en la zona no para. Hay falta de vigilancia y negligencia, un dolo por parte de las autoridades. Es sospechoso que a pesar de todas las implementaciones, la pesca de totoaba sobrepase a las autoridades o es que en realidad a las autoridades no les interesa mucho hacerse cargo de ese problema».
Ampugnani agregó que la situación denota «ambición» por parte del Gobierno federal al querer recuperar a la vaquita marina en tan poco tiempo, con un historial de más de 20 años de no haber actuado o de haberlo hecho sin resultados positivos significativos.
«Esa ambición del Gobierno federal no fue acompañada de la inversión de recursos suficientes para poder monitorear en campo qué tantas redes había a fin de retirarla. Hay una disparidad: por un lado la ambición del Gobierno federal, una ambición política saludable, aplaudible, pero que no ha ido acompañada de los recursos necesarios para poder hacer un monitoreo y vigilancia en el sitio», sentenció.
Ambos activistas coincidieron en que «técnicamente» la vaquita ya se extinguió, o sea, aunque existan algunos ejemplares vivos, dada la baja variabilidad genética de la especie y todo el daño que se ha hecho en su ecosistema, son bajas las posibilidades de que pueda recuperarse en el corto e incluso en el largo plazo.
«Dada la tasa de decrecimiento de población de la vaquita marina, no es raro que veamos morir al último ejemplar al final de este sexenio. Creo que sí podemos decir que dentro de este sexenio, en lo que queda de él, la población va a estar tan diezmada que lamentablemente la podríamos dar por extinta», lamentó Ampugnani.
Aunado a lo anterior, Alejandro Olivera, representante en México del Centro para la Diversidad Biológica (CDB), acusó que la ilegalidad ha provocado que la vaquita marina hoy se encuentre a un paso de la extinción. Para muestra un botón: De 2012 a la fecha, han sido únicamente siete las personas detenidas en Baja California y Sonora por pescar totoabas.
«La pesca ilegal de totoaba no ha podido ser controlada por el Gobierno. Las vaquitas siguen muriendo en las redes para capturar este pez, y las autoridades no capturan a nadie. Con esto está claro que la impunidad reina en el Alto Golfo», señaló Olivera.
El mes pasado, en un intento “desesperado” por salvar al pequeño cetáceo, la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) anunció un plan de emergencia que consiste en la captura y cautiverio, sin embargo, los activistas consultados por este medio criticaronn que el Gobierno federal únicamente “busca ganar tiempo” a fin de que la marsopa no se extinga durante la administración actual.
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«La extensión temporal de la veda es sólo para ganar tiempo. Es un reflejo de como la política de conservación se hace con parches. De nuevo, nadie sabe que sucederá una vez que la veda se acabe. Si la extenderán una semana o dos años más. La conservación de la vaquita ha sido una incertidumbre por este tipo de políticas. El cautiverio es necesario pero no debe ser utilizado como pretexto para no combatir el tráfico ilegal de totoaba y desproteger a las vaquitas en su hábitat natural», subrayó Olivera.
Sobre el cautiverio, los miembros de Greenpeace México se mostraron escépticos: «Dudamos que esta práctica pueda llegar a ser exitosa. La posición de nuestra organización es que nosotros no compartimos las prácticas de cautiverio para especies silvestres. Consideramos que la recuperación tiene que darse en su ecosistema, lo que se tiene que hacer es garantizar que el ecosistema esté seguro y libre de contaminación y es lo que no ha pasado: Su hábitat no es seguro, por el uso de las redes, ni libre de contaminación, que es uno de los problemas que están enfrentando los océanos del mundo, con compuestos orgánicos persistentes, cambio climático, descarga de fertilizantes e insecticidas».
«El Gobierno dio la guerra por perdida y le está apostando todas las fichas al cautiverio. Ellos tiraron la toalla hace mucho rato. Vamos a hablar de la vaquita extinta al menos en vida libre. Van a sobrevivir las que logren apartar. Este Gobierno ha tratado de ganar tiempo para que no sea responsabilidad de ellos la extinción de la vaquita. Este ‘ganar tiempo no ha traído una falta de soluciones verdaderas a largo plazo'», comentó Rivas.
Marielena Hoyo Bastien, presidenta de la organización Serengueti, también denunció que a esta velocidad, la vaquita desaparecerá antes del fin del sexenio de Peña Nieto y alertó que aún faltan las muertes que ocurran cuando se capturen a los ejemplares para el cautiverio.
«Estoy dudosa del cautiverio, le apuesto más al cuidado del ecosistema. Yo le exijo al Presidente una actitud radical en esto que le juega su historia. Pasará a la historia por ser el Presidente que mató a la vaquita», advirtió.
Hace un par de meses, decenas de pescadores destruyeron 15 vehículos de inspectores y embarcaciones de patrullaje, y golpearon a tres inspectores de la oficina de protección del medio ambiente en un poblado del Golfo de Santa Clara, en Sonora.
Al respecto, Ampugnani señaló: «Hay que tomar a la vaquita como botón de muestra para cuestionar qué ha pasado con la política pesquera en nuestro país en los últimos 30 años. La extinción de la vaquita es la consecuencia de una tensión muy fuerte dentro del sector pesquero y el sector conservacionista o de protección al medio ambiente. La tensión no se ha resuelto en las últimas décadas».
Además, uno de los cadáveres de vaquita hallados en los últimos meses presentó múltiples laceraciones y heridas provocadas por herramientas punzocortantes profundas y cortes superficiales. Ante la situación, Hoyo indicó que podría tratarse de «una provocación» por parte de los pescadores, principalmente de los ilegales.