Antes, durante la época del «Desarrollo estabilizador» (1958-1970), con un peso (viejo) los niños podían comprar un helado o un cuento. Los pirulíes costaban 25 centavos y un viaje en camión 50. Sin embargo, por factores internos y externos, a lo largo de los últimos 60 años México ha atravesado cinco crisis económicas: la de 1976, 1982, 1987, 1994 y 2008.
Este Día del Niño, SinEmbargo presenta lo que implica hoy salir al recreo con diez pesos a diferencia de «la millonada» que era para un infante llevar eso a la escuela en la década de los 80-90 y en la de los 60.
Ciudad de México, 30 de abril (SinEmbargo).– Regina tiene 9 años y cursa el tercer año de primaria. Con diez pesos en la mano, a la hora del recreo puede comprar un pambazo. Si lo desea acompañar con un licuado de chocolate, tendrá que gastar ocho pesos más.
No obstante, cuando su mamá Luisa tenía su misma edad, pese a la crisis de 1982 y la devaluación del peso, en la escuela podía adquirir una torta de seis pesos y un refresco de cuatro pesos. O bien, dos tacos de tres pesos cada uno, una bolsa de palomitas de 2.50 pesos y un dulce (le sobraban 50 centavos). A su vez, cuando su tía Lucha contaba con la misma edad, hace 47 años durante el «Desarrollo estabilizador», con diez pesos podía comprar su lunch… durante una semana o más.
A lo largo de los últimos sesenta años, México ha atravesado cinco crisis económicas: la de 1976, 1982, 1987, 1994 y 2008. Este año, aunque la tasa de crecimiento sigue positiva, se ha registrado una desaceleración desde 2014 y para 2017 se estima una expansión de 1.7 por ciento acompañada de una tasa de inflación de 6 por ciento, presionada por el gasolinazo y el alza del dólar.
Pero antes, la economía mexicana tuvo un desempeño sobresaliente durante 12 años entre 1958 y 1970, la etapa del «Desarrollo estabilizador» cuando Antonio Ortiz Mena fue Secretario de Hacienda. En 1964 ocurrió «el milagro mexicano» y se alcanzó un crecimiento de 11 por ciento.
La infancia de Lucha fue en la década de los 60. Cuando tenía ocho años vivió los Juegos Olímpicos y la matanza de estudiantes en Tlatelolco. En su época, eran «los pesos de antes». Los viejos pesos mexicanos son mil veces menos valiosos que los nuevos (que surgieron en 1993) por lo que 10 pesos actuales se decía 10 mil pesos.
«Uhhh, muchísimas cosas. Con un peso, que era de plata, te alcanzaba para mucho», aseguró. «Antes la vida era muy barata».
Con un peso ella podía comprar dos pirulíes en la escuela (25 centavos cada uno) y regresarse a casa en camión con 50 centavos. O bien, comprarse un helado o un cuento.
«Nos parece increíble el desempeño de México en esos años en que la estabilidad cambiaria y monetaria fueron las condiciones necesarias para lograr el crecimiento sostenido de la economía y de los salarios reales, fortalecer la confianza y alentar así el ahorro y la inversión», expuso el historiador Enrique Krauze en un texto de 1999.
Los números no mienten, argumentó. Un 6.5 por ciento de crecimiento anual del PIB, inflación casi nula y por momentos menor a la norteamericana, crecimiento de 3.5 por ciento en los salarios reales industriales, finanzas públicas sanas, estabilidad en el tipo de cambio y las reservas del Banco de México, y la deuda externa en 1970 llegaba apenas a 4 mil millones de dólares.
José Luis, de 56 años, pudo haber comprado con 10 pesos diez Coca-Colas de 750 mililitros en envase de vidrio. «Costaban noventa centavos y todavía me sobraba un peso», recordó quien también fue niño en los sesenta.
DEL DESARROLLO A LA DEVALUACIÓN DEL PESO
Luego de la abundancia, llegó la «Docena Trágica». En los sexenios de 1971 a 1982 se seguía creciendo, pero la inflación (precios de bienes) se incrementó a 27 por ciento y el peso se devaluó 76 por ciento en 1976 porque se imprimieron más billetes sin el respaldo de las reservas del banco central que le darían valor. Ese año ocurrió el «agotamiento» del modelo proteccionista y de sustitución de importaciones y terminó el «Desarrollo estabilizador», dijo Genoveva Flores Quintero, profesora del Tecnológico de Monterrey.
Mediante políticas públicas se intensificó el intervencionismo del Estado. Las empresas paraestatales que ofrecían bienes de la canasta básica intervenían regulando precios, por ejemplo, la de la leche Liconsa.
Salustio García Juárez, profesor de Economía en la Universidad Anáhuac, aseguró en un texto que «este periodo se puede criticar por haber aplicado una política económica populista que tuvo consecuencias macroeconómicas graves, sin embargo también es innegable que el crecimiento económico está presente y tiene efectos positivos sobre la generación de empleos. La participación de los sueldos y salarios es la mayor en la historia reciente de México».
Luisa, la mamá de Regina, nació en 1978. Tenía 9 años en 1987. «Sí comprábamos muchas cosas con 10 pesos. Los tacos costaban 3 pesos; las palomitas, 2.50 pesos; el refresco, 4 pesos y había dulces desde 1 peso», aseguró.
Ramiro también creció en los 80 y le tocaron los viejos pesos.
«A mí me daban para ir a la tienda un billete de 500 pesos, 50 centavos de ahorita, y completaba para un gansito y una Coca», contó el coahuilense.
Miroslava, nacida en 1983, con 1000 pesos viejos (un peso) -una moneda con una Sor Juana, evoca- se compraba un sope, un Boing de triangulito, algún dulce… «¡y todavía te sobraba cambio!», expuso.
Jessica, de 1985, compraba vestidos para Barbie de 5 pesos, y zapatos de 50 centavos.
DE LA DEVALUACIÓN A LOS NUEVOS PESOS
José López Portillo (1976-1982) prometió que durante los dos primeros meses de su sexenio controlaría la crisis de 1976. Sin embargo, llegó la devaluación del peso y los inversionistas sacaron sus capitales. De 1981 a 1988, el peso se devaluó 9762 por ciento.
La crisis de 1982 se dio después de que el gobierno solicitó préstamos internacionales en 1977 confiado en su gran producción e ingresos petroleros. Sin embargo, carecía de infraestructura para extraerlo y los petroprecios comenzaron a caer a nivel internacional. La economía mexicana dependía principalmente del oro negro.
«La crisis mexicana de 1982 no es resultado del modelo de apertura y desregulación sino de la caída de los precios del petróleo y de políticas de endeudamiento y desequilibrio presupuestal irresponsables», explicó la economista de la UNAM, Eugenia Correa, en su artículo «México, crisis económica y financiera».
Ante la fuga de capitales, en el último sexenio de López Portillo emitió dos medidas de emergencia: la nacionalización de la banca y el control de cambios.
La economía se desplomó un -3.42 por ciento en 1983, la inflación se elevó a 81 por ciento y el peso no dejaba de perder valor.
El ex Presidente Miguel de la Madrid (1982-1988) heredó esta crisis, por lo que nuevamente recurrió a los préstamos internacionales durante la transición al neoliberalismo en todas las economías latinoamericanas, documentó la profesora Flores Quintero.
A la par, se creó una burbuja especulativa de venta de acciones sin que tuvieran sustento con la situación financiera de las empresas. Es decir, había compañías en números rojos, pero sus acciones valían mucho. Pero la burbuja explotó y en 1987 la crisis financiera se pasó a la economía. La inflación subió a 159 por ciento.
Ese año nació Daniel. Pese a la crisis del 82 y 87, en sus recreos podía comprar con 10 pesos un Frutsi (3 pesos), gansito (2.50 pesos) y una torta (4.50 pesos).
Xanath, que nació en 1988, aclaró que nunca tuvo 10 pesos juntos para un recreo, pero con cinco eran suficientes.
«Unas zanahorias con limón y chile costaban 2 pesos, tacos dorados un peso y el Boing de triángulo 2.50. El clásico chicharrón con cuerito, un peso», afirmó.
«¿10 pesos? Eso era una millonada. Me daban cinco pesos y me compraba unas enchiladas y un Boing», coincidió Laura, de 30 años y niña de los ochenta.
LOS NIÑOS DEL TLCAN Y LA CRISIS DE 1994
Arribó Carlos Salinas de Gortari (1988-1994). Se vendió Telmex y Aeroméxico, y desde enero de 1993 los viejos pesos pasaron a ser nuevos pesos. Al término de su sexenio firmó junto con Estados Unidos y Canadá el Tratado de Libre Comercio de América del Norte que si bien permitió el incremento de exportaciones, desprotegió al sector campesino frente a la llegada de trasnacionales.
En este contexto, nacieron los que durante su primaria todavía pudieron comprar bolsas de palomitas a 2 pesos o una lata de refresco a 5 pesos pese a la crisis de 1994-1995 o el denominado «Efecto Tequila» cuando el crecimiento económico cayó -5.76 por ciento.
De 1993 a 1994 el peso se devaluó 145 por ciento frente al dólar. Ante ello, las deudas de las empresas se dispararon, algunas quebraron y miles se quedaron en la calle. Las deudas de los ciudadanos alcanzaron el cielo: con tasas más altas debieron más dinero del que pidieron prestado a los bancos. Otros vendieron sus casas o automóviles a precios ínfimos. El poder adquisitivo se desplomó. Hubo incluso suicidios.
Cuando los niños que nacieron esa etapa ya iban a la escuela, «diez pesos… en los 90… aún era mucho», consideró Mariana. «Con 2.50 era rica», dijo. Se compraba una Lulú en bolsita o unos chetos de a peso y una paleta de hielo de 1.50.
«Yo me compraba una paleta de hielo de 1.50, un jugo de 2 y unas sincronizadas de 2.50 pesos. A veces me alcanzaba para unos taquitos dorados», afirmó Arely.
Alfonso también se compraba tacos dorados de un peso. A Enrique, de Toluca, incluso le sobraba para las maquinitas.
«Una torta de jamón o salchicha (3.50), agua de Jamaica en bolsa (1.50), un yogurt (1.50), unos chicharrones (1.00) y sobraba para pasar a las maquinitas saliendo de la primaria», dijo quien hoy tiene 25 años.
EL PESO PIERDE DE NUEVO
Durante el periodo de transición, cuando los panistas Vicente Fox Quesada y Felipe Calderón Hinojosa gobernaron y comenzó la guerra contra el narcotráfico, nacieron los niños que, con 10 pesos, no pueden comprar lo mismo que sus primos o padres.
En 2008, cuando nació Regina, explotó la crisis financiera internacional. La inflación se disparó a 6.53 por ciento y para 2009 la economía cayó -4.70 por ciento.
Si sus primos pudieron comprar unas papas con 5 pesos, a ella le cuestan incluso más caras que 10 pesos. El peso se ha depreciado un 50 por ciento durante el actual sexenio de Enrique Peña Nieto y ante ello la vida se encarece porque la inflación casi alcanza el 6 por ciento cercano a la crisis de 2008-9, presionada de igual forma por los gasolinazos de principios de año.
México hoy tiene una deuda pública de 48 por ciento del PIB, superior a la de 1994, y el gobierno tuvo que grabar las gasolinas por el gasto público ineficiente y la caída de los ingresos petroleros.
Y a ti, ¿para qué te alcanzaba con 10 pesos?