Londres, 3 ago (EFE).- En el ecuador de los Juegos Olímpicos de Londres 2012, la atestada capital británica se ha demostrado hasta ahora capaz de absorber ingentes aglomeraciones pese a la ansiedad sobre el funcionamiento del transporte público y la seguridad.
Desde el 27 de julio apenas ha habido incidentes a excepción de interrupciones en el metro, a las que los londinenses ya están acostumbrados, mientras el centro de la capital, con vías olímpicas habilitadas, aparece más vacío que de costumbre y con un 17 por ciento menos de tráfico rodado.
La insistencia de las autoridades en pedir a los londinenses que se marchasen durante los Juegos, trabajasen desde casa o se desplazasen en bicicleta o a pie a sus empleos parece haber surtido efecto en una época estival que ha recibido menos turistas este año, menos de 100.000 diarios en vez de los 300.000 acostumbrados.
A la vez ha funcionado el transporte al Parque Olímpico, tanto las dos líneas de metro (Central y Jubilee) como el tren de alta velocidad Javelin (Jabalina) que une el centro con Stratford en solo siete minutos, el tren ligero DLR sin conductor y el Overground, un sistema de metro exterior.
La frecuencia se ha intensificado hasta 240 trenes por hora durante los 17 días de pruebas olímpicas, pues se estima que algunos días habrá hasta tres millones de desplazamientos adicionales, a mayores de los doce millones que registra cada jornada la red de metro londinense, de 149 años de antigüedad.
En la primera semana de competiciones se ha incrementado alrededor de un 10 por ciento el uso del transporte de Londres, si bien en el caso del DLR el porcentaje ha llegado hasta el 65 por ciento.
Esta atestada ciudad de ocho millones de habitantes es la más visitada del mundo, con 14 millones de turistas al año, y el gran temor estribaba en que sus anticuadas infraestructuras fuesen capaces de absorber las aglomeraciones olímpicas.
Según los responsables de los Juegos (LOCOG), tres millones de espectadores asistieron a loas pruebas deportivas en los cinco primeros días de competición pese al fiasco de los asientos vacíos del primer fin de semana, que se ha ido subsanando con la ayuda del Ejército.
Los militares son el puntal sobre el que se ha apoyado el mayor operativo de seguridad organizado por el Reino Unido desde el fin de la II Guerra Mundial, un total de 18.000 tropas que cachean al público, vigilan los recintos olímpicos y completan un dispositivo que la empresa de seguridad privada G4 fue incapaz de concretar.
Está por ver qué ocurrirá este fin de semana cuando comienza el atletismo y se producirán las mayores aglomeraciones, con atletas compitiendo por 25 medallas de oro en el «super sábado» olímpico de mañana y las pruebas de maratón y triatlón en las calles.
«Es entonces cuando se va a probar nuestra capacidad, las calles van a estar muy llenas», dijo esta semana Paul Deighton, director ejecutivo de LOCOG, que ha destacado que, «de momento, todo funciona».
Los Juegos Olímpicos de Londres 2012, los terceros que celebra la capital británica en su historia después de los de 1908 y 1948, concluirán el próximo 12 de agosto, cuando será el momento de hacer un balance general de sus éxitos deportivos y organizativos. EFE
Patricia Souza