John Kelly, Secretario de Seguridad Nacional de Estados Unidos, expresó el miércoles que un Gobierno de izquierda en México no sería bueno ni para su país. La frase se tomó como una intromisión en el proceso rumbo a la elección de 2018 que, de acuerdo con la mayoría de las encuestas, lidera Andrés Manuel López Obrador. Este jueves, Luis Videgaray Caso, Secretario de Relaciones Exteriores, afirmó que el Gobierno de Donald Trump debe mantenerse fuera del proceso electoral, pero especialistas en la relación bilateral le recordaron a Videgaray Caso y al Gobierno de Enrique Peña Nieto que ellos fueron los primeros en meterse en la elección de EU, al invitar a Trump –entonces candidato del Partido Republicano– a visitar Los Pinos, el 31 de agosto de 2016.
Ciudad de México, 6 de abril (SinEmbargo).– El titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SER), Luis Videgaray Caso, se pronunció este jueves porque Estados Unidos se mantenga fuera del futuro proceso electoral mexicano.
Pero fue la administración del Presidente Enrique Peña Nieto, consideraron analistas, la que intervino en la elección estadounidense cuando, el 31 de agosto de 2016, invitó al entonces candidato republicano Donald Trump a la residencia oficial de Los Pinos.
“¿Para qué invita Peña Nieto al candidato republicano si no tiene garantía de que venga la candidata demócrata [Hillary Clinton]; bueno, entonces estamos pagando el costo de lo que hizo el Presidente Peña Nieto, que se metió a la campaña de Estados Unidos”, dijo Carlos Heredia Zubieta, investigador de la división de estudios Internacionales del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE).
“El Presidente Peña Nieto no sólo se metió: trajo a Los Pinos a un candidato del Partido Republicano; entonces, tampoco nos digamos muy sorprendidos de que funcionarios del Gobierno de Donald Trump expresen lo que ellos piensan de la elección de México en 2018”, agregó Heredia Zubieta.
El académico, autor de diversos análisis sobre la relación bilateral México–EU, fue entrevistado por SinEmbargo luego de que, el pasado miércoles, el nuevo Secretario de Seguridad Nacional estadounidense, John Kelly, expresara que un Presidente de izquierda mexicano “no sería bueno para Estados Unidos ni para México”.
ADEMÁS
Kelly, quien en ese momento comparecía ante un comité del Senado en Washington DC, respondió así a un comentario del Senador por Arizona, John McCain, quien planteó observar en México “mucho sentimiento antiestadunidense” y que “si la elección fuese mañana, probablemente acabaría con un Presidente de izquierda, antiestadunidense”, y que eso “no podría ser bueno para Estados Unidos”.
Si bien fue un comentario breve, de cualquier manera, dice Christopher Wilson, del Instituto México del centro de investigación Woodrow Wilson, resulta fuera de lo “normal” para un integrante del Poder Ejecutivo de ese país.
“No es normal que un oficial de alto rango estadounidense esté opinando sobre una futura elección en México; entonces, está expresando una opinión que sí existe en Washington, que la expresa el Senador McCain, pero que lo exprese en un foro público es poco común, no es dentro de lo normal”, dijo Wilson.
“Porque una línea oficial sería que Estados Unidos apoya el proceso democrático en México, que respeta cualquier resultado de los ciudadanos mexicanos, y que de ahí trabajan en la relación bilateral”, agregó Wilson.
INTROMISIÓN AQUÍ Y ALLÁ
De visita hoy en Washington, el Canciller mexicano, Luis Videgaray Caso, dijo en conferencia de prensa que “tanto el proceso electoral presidencial como las decisiones en la materia en México corresponden solamente a los mexicanos, y lo que esperamos por parte de Estados Unidos es que se respete el proceso electoral mexicano”.
En México, sin embargo, las palabras de Kelly remitieron al encuentro que tuvo Peña Nieto con Trump en septiembre pasado, cuando, en plena campaña por la Presidencia de Estados Unidos, el titular del Ejecutivo mexicano lo recibió en Los Pinos en un encuentro que, de acuerdo con lo que se ha difundido en medios, habría sido organizado por el propio Videgaray.
También durante la campaña, recordó el investigador Raúl Benítez Manaut, del Centro de Investigaciones Sobre América del Norte (CISAN) de la Universidad Nacional Autónoma de México, la entonces Canciller Claudia Ruiz Massieu expresó su preferencia por la ex candidata demócrata por la Presidencia norteamericana, Hillary Clinton.
“Recordemos que la Canciller mexicana Claudia Ruiz Massieu también dijo que Donald Trump sería terrible para México; entonces, si desde el lado mexicano ya había declaraciones de funcionarios hablando mal de Donald Trump, que no era el mejor candidato para México y que la mejor era Hillary Clinton, ahora el Secretario Kelly pues nos dice lo que piensa: que Andrés Manuel Lopez Obrador no sería muy bueno para México”, planteó Benítez.
ADEMÁS
El también fundador del Centro de Análisis para la Seguridad con Democracia (Casede) planteó que, por el estilo “hablador” del nuevo Presidente norteamericano Donald Trump, en el mundo se está inaugurando una nueva y más abierta forma de diplomacia, como la expresada durante la votación con la que el Reino Unido decidió salir de la Unión Europea y en la que diversos Gobiernos, tanto europeos como latinoamericanos, expresaron sus opiniones.
Heredia, por su parte, planteó que, en materia de la relación bilateral entre México y Estados Unidos, todos los temas son “inter-mésticos”; término con el que define el carácter internacional y doméstico de asuntos como migración, medio ambiente, comercio, seguridad y otros.
“Pero hay formas”, dice Heredia, que califica de equivocadas las intromisiones de los dos países.
“No puedes decir: ‘yo, como Presidente de México, nomás invito al Republicano y lo llevo a Los Pinos como si ya fuera el Jefe del Estado’, o el titular del Departamento de Seguridad Interna, torpemente dice: ‘un Gobierno de izquierda no sería bueno para México’. A él no le toca decir eso”, advirtió.