ADVERTENCIA: IMÁGENES FUERTES.
Las noticias se conocieron en la víspera de una gran reunión internacional en Bruselas sobre el futuro de Siria y la región, que tendrá como anfitriona a la alta representante de la Unión Europea, Federica Mogherini.
Por Philip Issa y Sarah El Deeb
Beirut, 4 de abril (AP).- Más de 50 personas murieron en una localidad norteña siria en un supuesto ataque químico, según dijeron el martes activistas sirios de oposición, que describieron el suceso como el peor ataque en los seis años de guerra civil.
El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, que monitorea la guerra en Siria, dio una cifra de 58 muertos, 11 de ellos niños. Por su parte, el Centro de Medios de Idlib, otro grupo activista, informó de docenas de muertos.
El centro de medios publicó un video en el que se veía a personal médico intubando a un hombre inconsciente, al que se había desvestido salvo por la ropa interior, y conectando un respirador a una niña pequeña a la que le salía espuma por la boca.
Ni el Gobierno en Damasco ni ninguna agencia internacional hicieron comentarios sobre el suceso en un primer momento.
Se trata de la tercera acusación sobre un ataque químico en Siria en una semana. Las dos anteriores se reportaron en la provincia de Hama, en una zona cercana a Khan Sheikhoun, donde se habría producido el ataque del martes.
La Sociedad Médica Sirio Estadounidense, que apoya a hospitales en territorio controlado por la oposición, dijo haber enviado un equipo de inspectores al lugar antes del mediodía y que había una investigación en marcha.
Los activistas sirios no tenían información sobre qué agente podría haberse empleado en el ataque, que atribuyeron a un bombardeo del gobierno sirio o de aviones rusos de combate.
En un primer momento tampoco estaba claro si todas las muertes se debían a la asfixia o a lesiones sufridas en el bombardeo.
Los hospitales improvisados se llenaron rápidamente de personas con síntomas de asfixia, explicó un activista.
El hospital en la cercana Sarmin —también en la provincia de Idlib, y a donde se trasladaron algunos de los casos graves— está equipado para responder a ataques químicos de esa clase porque la ciudad también sufrió un ataque en los inicios de la insurgencia siria, explicó Mohammed Hassoun, un activista de medios en Sarmin. Ese hospital se encuentra a unos 50 kilómetros del lugar del ataque.
«Debido a la cantidad de heridos, se los distribuyó en la zona rural de Idlib», explicó por teléfono a The Associated Press. «Aquí hay 18 casos graves. Estaban inconscientes, tuvieron ataques y cuando se les administró oxígeno, sangraron por la nariz y por la boca».
Hassoun, que estaba documentando el ataque para la sociedad sirio-estadounidense, dijo que los médicos en el lugar habían dicho que probablemente se había empleado más de un gas.
«El gas cloro no causa esas convulsiones», dijo, añadiendo que los médicos creían que se había utilizado gas sarín.
Hussein Kayal, fotógrafo del Centro de Medios de Idlib, dijo que le había despertado el estallido de una bomba en torno a las 6:30 de la mañana. Cuando llegó al lugar no había un olor identificable, señaló.
Allí encontró a familias enteras dentro de sus casas, tiradas en el suelo, con los ojos abiertos e incapaces de moverse. Tenían las pupilas contraídas. El fotógrafo dijo que se había puesto una máscara y que él y otros testigos llevaron a las víctimas a una sala de urgencias, donde las desvistieron y las lavaron con agua.
Kayal dijo que había sentido una sensación de ardor en los dedos, para la que recibió tratamiento.
Un hombre sirio instalado en Turquía dijo que entre los muertos estaban su sobrina, el esposo de esta y la hija de un año de su pareja. El hombre, que habló bajo condición de anonimato porque temía por la seguridad de sus familiares en Siria, dijo que los aviones habían atacado temprano, cuando la gente aún estaba en la cama.
La provincia de Idlib está controlada casi en su totalidad por la oposición siria. La región acoge a unos 900 mil sirios desplazados, según Naciones Unidas. Rebeldes y líderes opositores habían expresado su temor a que el gobierno estuviera preparando un ataque concentrado en la superpoblada provincia.
Durante el conflicto sirio se han registrado varias acusaciones de ataques con armas químicas, en especial cloro. El peor incidente registrado hasta la fecha, según un reporte de Naciones Unidas, fue un ataque con gas sarín en agosto de 2013 contra el suburbio de Ghouta, en Damasco, en el que murieron cientos de civiles.
La Coalición Siria, un grupo de oposición con sede fuera del país, atribuyó a la aviación siria el ataque en Khan Sheikhoun, que se encuentra al sur de la ciudad de Idlib, capital de la provincia.
El grupo afirmó que los aviones habían lanzado misiles con gases venenosos que mataron a docenas de personas, muchos de ellos mujeres y niños. La coalición describió el ataque como una «espantosa masacre».
Fotografías y videos de Khan Sheikhoun mostraban cuerpos tendidos de niños y adultos, algunos con problemas para respirar, otros con espuma en la boca.
Un médico que se identificó con el pseudónimo de doctor Shajul Islam porque temía por su seguridad dijo que su hospital en la provincia de Idlib había recibido tres víctimas, todas con pupilas contraídas y que no reaccionaban a la luz. Publicó un video de los pacientes en su cuenta de Twitter.
La contracción de las pupilas, las dificultades respiratorias y la espuma en la boca son síntomas asociados habitualmente con la exposición a gas tóxico.
El grupo opositor Defensa Civil Siria, que hace labores de búsqueda y rescate, difundió imágenes en las que se veía a paramédicos lavando a víctimas, pero no publicó una cifra de afectados.
La plataforma activista Assi Press publicó un video en el que se veía a varios paramédicos trasladando a víctimas del lugar en una camioneta descubierta. A las víctimas se las había dejado en ropa interior. Muchas parecían inconscientes.
El grupo neoyorquino Human Rights Watch ha acusado al gobierno sirio de realizar al menos ocho ataques químicos con gas cloro contra zonas residenciales controladas por la oposición durante los últimos meses de combates por Alepo el año pasado, en los que murieron al menos nueve civiles y 200 resultaron heridos.
Además, una investigación conjunta de Naciones Unidas y el organismo internacional supervisor de armas químicas determinó que el gobierno sirio era responsable de al menos tres ataques en 2014 y 2015 con gas cloro, y que el grupo extremista Estado Islámico era responsable de al menos uno con gas mostaza.