En entrevista con PÁGINA NEGRA, trabajadoras sexuales pidieron que respeten los espacios donde no ocurre la trata de personas y que cuentan con permisos como hoteles o casas de huéspedes ya que pueden trabajar ahí con seguridad sin temor a que sean extorsionadas por policías y comerciantes ambulantes.
Por Edmundo Velázquez
Ciudad de México, 31 de marzo (SinEmbargo/PeriódicoCentral).- Trabajadoras sexuales que utilizan una casona en el Centro Histórico para ofrecer sexoservicio exigieron al Ayuntamiento de Puebla que dejen de cerrar este tipo de “hoteles” puesto que para ellas representa un lugar seguro y pidieron Alcalde Luis Banck Serrato que las regularice.
PÁGINA NEGRA visitó el inmueble de la 18 poniente número 508, en donde se congregan poco más de 30 trabajadoras sexuales. Este periódico digital habló con las mujeres quienes insistieron que es importante la existencia de estos lugares puesto que les genera seguridad dado que “hay alguien que las cuida” y señalaron que si las sacan sufren extorsión en la calle.
El lugar, que tiene más de 30 cuartos diminutos, está dentro de una vecindad. Los clientes entran a una habitación tras pagar en una caseta, en donde pueden comprar condones y papel higiénico. Si alguno de los clientes quiere otro servicio, debe regresar a la caseta a pagar antes de obtenerlo. Pese a su funcionamiento, las mujeres negaron que sea un burdel.
El hotel fue clausurado por autoridades de Normatividad Comercial el 7 de marzo del 2017. El lugar tiene la fachada de baños públicos pero al interior hay un “hotel” que alberga pequeñas habitaciones que las mujeres rentan.
Cuando se llevó a cabo el operativo, Normatividad Comercial y elementos de la Secretaría de Seguridad Pública informaron que fueron rescatadas 50 víctimas de trata de personas; aunque ellas dijeron que se prostituían por voluntad. Sin embargo especialistas explican que estas personas sufren de violencia y, sin darse cuenta se ven obligadas de cierta forma a vender sus cuerpos, por lo que es un problema de trata.
En la entrevista, Laura, Alexa y Estrella rechazaron que en el lugar hubieran menores de edad o víctimas de trata. Explicaron que la noche del 7 de marzo fueron enviadas a la agencia del Ministerio Público y liberadas después de que pagaron una multa de 7 mil pesos cada una.
Además, el administrador del lugar tuvo que pagar 56 mil pesos de sanción para recuperar el inmueble que no ha sido reabierto por temor a volver a ser clausurado.
«De entrada éramos como 25 o 30. No éramos 50, como dijeron las autoridades. Nos mandaron al juzgado calificador o al MP. Yo fui a parar a Rancho Colorado y no hubo tal rescate como se manejó. No nos rescataron ni nos mandaron con un sicólogo. Nos habrían rescatado si estuviéramos aquí en contra de nuestra voluntad”, comentó Estrella, una de las tres mujeres que aceptaron hablar sobre el operativo y que actualmente no puede «laborar» porque la casona sigue cerrada.
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ASÍ OPERAN OTRAS 10 CASAS EN PUEBLA
Como señalaron las jóvenes, en el Centro Histórico de Puebla existen al menos 10 inmuebles del mismo tipo que funcionan como hoteles en donde ellas se mantienen y reciben a los clientes.
«Yo creo que la prostitución no va a dejar de existir. Y si nos sacan a todas a la calle estaremos a merced de policías, de ambulantes, de gente que nos quiere extorsionar. Preferimos pagar a los administradores de los hoteles», dijo Alexa.
Estrella fue otra de las mujeres que fueron detenidas el 7 de marzo. Según vecinos, el lugar fue reabierto para seguir con los servicios sexuales. Sin embargo, en un recorrido realizado por este portal digital se constató que sigue sin funcionar.
Cuenta con 20 cuartos en dos pisos, dos zonas de baños y un área común donde se arreglan las mujeres. El hotel comparte el inmueble con una vecindad pero el lado izquierdo de la casona se encuentra en ruinas.
«NO HAY TRATA», ASEGURAN
De acuerdo a las tres mujeres dedicadas al trabajo sexual, no son víctimas de trata ni en el sitio se prostituyen menores de edad.
Alexa, de 28 años de edad, llevaba ocho meses trabajando en la casona de la 18 Poniente cuando fue detenida por el operativo municipal. Ella asegura que no es víctima de trata y que llegó a ese lugar “por recomendación de una amiga”.
Trabajaba en la calle y una amiga me recomendó este lugar. Me dijo que podíamos venir juntas (…) Me aportan los preservativos para realizar las actividades que aquí se realizan. (…) Cuando yo entre aquí me pidieron mi credencial (…) No platicamos mucho las chicas pero no he visto algo parecido a la trata de personas. Claro que no he sido explotada. Es el modo en el que logro tener ingresos. Me ha beneficiado económicamente”, comentó Alexa.
Incluso, las entrevistadas aseguraron que la casona funciona con un permiso de hotel o casa de huéspedes ya que las personas que administran la casa solamente les rentan los cuartos en 30 pesos por cada encuentro sexual que sostienen.
«El servicio normal, penetración vaginal, es de 150. Es solamente una vez y de la cintura hacia abajo. Ya si quieren algo más o más tiempo se cobra más», comentó Laura.
Las trabajadoras sexuales detallaron que cada uno de los encuentros puede ser de aproximadamente 15 minutos y cada cliente paga alrededor de 150 pesos. Ellas insisten que no son obligadas a practicar la prostitución y que temen que se les arrebaten sus lugares de trabajo.
El administrador del lugar tiene miedo a que vuelva a abrir y lo vuelvan a clausurar. Él no es tratante de personas. Ni nos tienen aquí obligadas. Nosotras estamos aquí, estamos porque queremos. ¿Qué delito comete quien nos renta el cuarto? ¿Qué delito comete el que nos vende papel de baño?”, comentó Laura.
*REPRODUCIDO EN SINEMBARGO CON AUTORIZACIÓN EXPRESA DEL AUTOR Y DE PERIÓDICO CENTRAL DE PUEBLA