Sus logros en la ingeniería son apenas equiparables con el legado que dejó en el ámbito político y social. Sufrió la persecución de Díaz Ordaz hasta terminar preso en Lecumberri por su participación en el Movimiento estudiantil de 1968. Dio clases por dos décadas en las principales universidades públicas del país. Pintó, escribió libros, fue candidato a la Presidencia y puso las bases de la izquierda, siempre con la verdad por delante. Es Heberto Castillo, un personaje necesario, a 20 años de su fallecimiento.
Ciudad de México, 2 de abril (SinEmbargo).– “Andar tras la verdad es la más hermosa de las empresas. Y quizá la más difícil. Encontrar la verdad histórica es a veces imposible. La historia la escriben los vencedores. A su manera”, escribió Heberto Castillo en la introducción de su libro Si te cachan te van a matar, publicado en 1983. El título salió de la advertencia que Lázaro Cárdenas le dio en 1968 al ingeniero, pintor, político y líder de movimientos sociales, “supe entonces que mi verdad había irritado a Gustavo Díaz Ordaz, el genocida, al grado de quererme matar”.
Pero Castillo no eligió el título de su libro, lo decidieron sus editores, pues “jalaría más” que el que él prefería: “Mejor la verdad”, como finalmente terminó llamando al primer relato de la obra y que ahora toma el Centro Cultural Tlatelolco (CCUT) para la exposición que se abrirá en su honor este 5 de abril, a 20 años de su muerte.
“Es un relato que refiere a una de las primeras experiencias que tuvo como ingeniero a fines de los años 50, tuvo una responsabilidad muy grande en un proyecto y no salió bien, tenía varias formas de resolverlo para no verse tan afectado pero él decide decir la verdad y asumir toda la responsabilidad, lo que cual podía implicar que no pudiera seguir ejerciendo la ingeniería o que fuera a la cárcel. Consecuencias graves para alguien que está empezando su carrera, pero él dice la verdad y de esa forma logra salir bien parado, las personas involucradas en ese proyecto le reconocen la honestidad, la valentía y sigue adelante con una carrera que a partir de ese aprendizaje ya empezaría a cosechar éxitos.
Era un principio, pues a Heberto Castillo no sólo lo reconocen políticos de izquierda que fueron sus compañeros de lucha sino también sus opositores, siempre le reconocieron que era una persona íntegra, honesta, incorruptible, por eso le damos el peso a esa frase suya”, dice Ricardo Cardona, curador de la exposición, en entrevista con Magazine.
Heberto Castillo nació en Ixhuatlán de Madero, Veracruz, en 1928, luego se mudó con su familia a la Ciudad de México, donde estudió la carrera de ingeniería civil en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), lugar en el que dio clases por más de 20 años, al igual que en el Instituto Politécnico Nacional.
“Fue complicado [elegir las piezas] porque estamos acostumbrados a hacer revisiones de obra artística o de periodos históricos sobre temas más concretos, en cambio aquí estamos ante una persona que tiene mucho que decir, que hizo mucho trabajo en campos muy diferentes entre sí.
Decidimos usar un planteamiento museográfico apegado a sus mismas teorías de ingeniería, una de las que lo llevó a inventar la tridilosa, un invento importante porque permitía construir estructuras resistentes pero sobre todo estructuras muy ligeras, entonces dijimos ‘vamos a hacer nuestro planteamiento curatorial a partir de esos mismos ejes: la resistencia y la ligereza’, porque afirmamos que Heberto Castillo en todos sus aspectos era una persona que ejercía la resistencia pero también era una persona muy creativa, con mucha imaginación, que siempre estuvo en movimiento, entonces él también ejercía la ligereza.
Esos dos ejes nos permiten hacer núcleos para trazar distintos episodios de su vida, como el Movimiento del 68, como la creación del Partido Mexicano de los Trabajadores (PMT), como la campaña Presidencial del 88 y todo conectado a partir de estos principios básicos de ingeniería”, continúa Cardona.
EL INGENIERO, EL ARTISTA, EL POLÍTICO
«No, no voy a hacer una exposición jamás […] Porque me da vergüenza, no soy un pintor profesional, pinto por placer, para relajarme, para dar afecto”, decía Heberto Castillo cuando se le cuestionaba sobre otra de sus facetas, la de pintor.
De acuerdo con la Fundación que lleva su nombre, desde niño gustó de dibujar y exponía sus obras durante los intermedios de las películas del Cine Lux, tuvo la intención de colaborar en la revista de historietas Chamaco pero se quedó en el intento, sin embargo, logró perfeccionar sus trazos y estudiar a Monet, Manet, Renoir, Cezanne y Van Gogh, durante su encierro en el Palacio Negro de Lecumberri, en donde estuvo preso de 1969 a 1971 por su participación en el movimiento estudiantil de 1968, como parte de la Coalición de Profesores de Enseñanza Media y Superior Pro libertades democráticas, al lado de Luis Villoro, Eli de Gortari y José Revueltas.
“1968 lo toca y lo va a definir y decantar por enfrentar las injusticias de un Estado autoritario, en ese momento una figura como él es relevante”, dice en entrevista el profesor Salvador Mora Velázquez, de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM.
Y continúa: “Su relevancia viene de varios factores, es profesor universitario, destacado por sus descubrimientos en materia de ingeniería civil, evidentemente ese es uno de sus rasgos más interesantes de su vida profesional más allá de la política. Es un gran representante de una izquierda comprometida con los problemas sociales, preocupada por las injusticias del país, que evidentemente no son banderas alejadas del momento en el que estamos presentes, desde que él empezó como líder a lo que hoy estamos viendo permanentemente”.
En la exposición, ubicada en el “Memorial del 68” del CCUT se pondrá ver cerca de 230 piezas entre correspondencia, hojas de ingeniería, fotografías, carteles, pinturas, “para lograr un retrato y poder transmitir el mensaje de quién fue, sobre todo para la gente que no lo conoce”, dice el curador. La iniciativa cuenta con el apoyo de la Fundación Heberto Castillo y la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México, así como con acervos del Museo de la Caricatura e Historieta Joaquín Cervantes Bassoco, el Archivo General de la Nación y el Centro Cultural Universitario Tlatelolco.
EL LEGADO
“Heberto tiene una trascendencia sobre el desarrollo de la izquierda contemporánea bastante fuerte, lo ubicamos dentro del contexto del proceso electoral de 1988, se tiene que valorar su declinación como un momento sustantivo para posibilitar posteriormente el nacimiento primero del Frente Democrático Nacional y después sentar las bases del Partido de la Revolución Democrática (PRD), que va a ser el gran heredero de la vieja izquierda mexicana, es el antecedente del PMS (Partido Mexicano Socialista) y del PSUM (Partido Socialista Unificado de México) y así podemos seguir hacia atrás.
Es un hombre que estuvo ligado a las grandes causas sociales de este país, hay que recuperar su importante gestión dentro de la Comisión de Concordia y Pacificación (Cocopa) a partir de 1994, que se ve truncado con su fallecimiento en 1997. No pierdo de vista su servicio como un líder ligado a estos grandes movimientos, su primer gran intervención es el papel que desempeña en el Movimiento de Liberación Nacional al lado de Lázaro Cárdenas en los años 60. También es un constructor de partidos políticos, de hacer el gran partido de trabajador, el Partido Mexicano de los Trabajadores, su recurrente presencia legislativa como diputado en la 53 legislatura y desde luego con su candidatura en 1988, son momentos importantes”, explica Mora Velázquez.
El curador de su exposición, que acepta que fue una buena oportunidad para conocer a fondo al polifacético personaje, menciona que lo que más llamó su atención sobre Castillo es la energía con la que el político vivió y defendió sus ideales hasta su fallecimiento el 5 de abril de 1997 a los 69 años, por un infarto.
“Él empezó a discutir sobre política a finales de los años 50, era amigo de Cuauhtémoc Cárdenas y hay cartas entre ellos en esa época en donde hablan de la necesidad de hacer un proyecto político para fortalecer la justicia y la democracia. Desde entonces hasta su muerte en el 97, no dejó de trabajar en ese sentido, de discutir, de analizar, de debatir y de buscar alternativas a favor del bienestar social, una preocupación que nunca lo dejó, la desigualdad que hay en este país y el sistema política tan cerrado. Él vivió las décadas más duras del régimen priísta y siempre tuvo la energía a pesar de haber sido víctima de represión, de persecuciones, de cárcel, de proyectos políticos que no alcanzaron sus objetivos, él nunca dejó de buscar caminos. Eso es a mí lo que más me sorprende de una persona que murió en pleno trabajo en los Altos de Chiapas, buscando las negociaciones entre los zapatistas y el Gobierno federal y finalmente fue otro proyecto que no vio concretarse pero dejó su vida en el intento”.
LA IZQUIERDA QUE FUE
El PRD, el principal representante de la izquierda política de México, vive sus “horas más negras”, “el peor momento de su historia” en medio de los conflictos internos de las “tribus” que lo conforman, coinciden analistas políticos, perredistas y ex perredistas consultados anteriormente por SinEmbargo. El descrédito de su dirigente nacional Alejandra Barrales Magdaleno, luego de que se exhibiera que posee un lujoso departamento de casi un millón de dólares en Miami, Florida; la alianza fallida con el Partido Acción Nacional en el Estado de México, que llevó al Sol Azteca a lanzar a un candidato “sin posibilidades de triunfo”, y la desbandada de sus líderes históricos, dejan ver que la crisis empeorará en los próximos meses. Algunos incluso ven que la fuerza política podría enfrentar un escenario similar al del Partido del Trabajo.
Ante este panorama, la exposición “Mejor la verdad” viene a dejar un mensaje de que la labor política, social y cultural de Heberto Castillo es más necesaria que nunca.
“Hacen mucha falta políticos como Heberto Castillo, con esa integridad, honestidad, políticos de oposición. Por otro lado, sus luchas siguen vigentes, es una tarea que debemos de tener presente y analizar la lucha por la apertura democrática, en contra de la corrupción, por la soberanía, por la defensa de los recursos naturales, en particular del petróleo, son batallas que él dio y que están vigentes […] Insisto con el tema de la resistencia, ser resistente pero saber cómo hacerlo. Él fue un opositor toda su vida pero siempre estudiaba bien porqué decía que no y siempre daba alternativas, siempre buscaba soluciones y yo creo que esa es la lección fundamental: Decir no, pero más importante, decir porqué no y proponer qué hacer. Él lo hizo tanto en sus proyectos de ingeniería como en los políticos, finaliza Ricardo Cardona.
Para el politólogo de la UNAM, “hoy en día, en el proceso democrático una personalidad de su tipo sería sin duda un actor que pudiera limpiar y generar cierta unidad que demanda el modelo que está tan fragmentado y necesitado de contar con liderazgos que establezcan líneas y acciones específicas, que redefinan el papel que debe de jugar la política y el político en un contexto de pluralidad, de tolerancia, de búsqueda de consensos que profundicen los valores democráticos.
Los valores que él pugnaba que se reprodujeran en la sociedad como valores democráticos están todavía pendientes, en ese sentido, una figura como Heberto es altamente demandable su existencia, en la medida de que es a partir de personajes de este calibre que podríamos nuclear que la preocupación de la izquierda en su conjunto se decantara por la resolución de los problemas sociales del país, centrados en desarrollar valores que pugnen por una igualdad, por un Estado que deje el brazo autoritario y se someta a los principios legales y por ende se decante como un proyecto altamente social, democrático y responsable ante el ciudadano”.
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MEJOR LA VERDAD – Del 5 de abril al 18 de junio 2017
Centro Cultural Tlatelolco. Ricardo Flores Magón I. Col. Nonoalco-Tlatelolco, Ciudad de México
Martes a Domingo de 10 a 18 hrs. Costo: $30. Domingos entrada libre.