El nombre de la obra parece lo contrario a su esencia. Aquí, se trata de que el público se acerque, toque, sienta y elija. En este teatro no se rompe la cuarta pared, pues ni siquiera existe.
Ciudad de México, 12 de marzo (SinEmbargo).– La obra Do Not Disturb (No molestar), que se presenta actualmente en la Ciudad de México, es del género de teatro llamado inmersivo, en el que el público no es un simple espectador sino que se deja envolver por los distintos escenarios y en este caso, tiene la opción de elegir entre dos historias: la de Medea o la de Antígona.
En Magazine platicamos con Jessica Sandoval, directora y actriz en la obra, con 20 años de carrera como coreógrafa y bailarina.
– Háblanos sobre la obra y sobre todo, ¿cuál es la participación del público?
– Do not disturb es una obra que hicimos tomando como idea Medea y Antígona, es su historia fragmentada, tomamos sólo algunas escenas que nos permiten revivir esos momentos en donde cada una de ellas se enfrenta al poder y busca hacer justicia.
Están en un salón estilo cabaret donde hay una presentación muy casual de estos dos personajes míticos de la literatura griega, en donde una habla de amor y la otra habla de una injusticia. Ellas dos cantan, se presentan de esta manera cotidiana y después el público tiene que elegir entre seguir a Medea o a Antígona.
Toda la casa está adaptada, en cada espacio se generó una especie de instalación, entonces la gente tiene que ir transitando por el recorrido y va encontrando en cada estación diferentes escenas como el encuentro de Medea con Creonte; sigue caminando y está ahora con Jasón, por ejemplo.
El público de principio escoge a quién seguir, va transitando por los espacios, puede decidir si se queda más tiempo ahí o sigue a los actores o incluso puede cambiar en algún momento y meterse a un espacio donde esté la otra protagonista.
Esta idea es un teatro que sucede muy de cerca, por ejemplo, está la mesa puesta y cada uno de los actores es un comensal, hay una participación mucho más activa del público desde que escoge qué ver y desde dónde verlo.
Se habla de la justicia y del poder, desde la posición ideológica de donde estás, pero también desde la posición física, entonces se vuelve partícipe, es un teatro mucho más cercano literalmente, podemos recibir lo que está sucediendo a través de la pieza, porque está ahí, algunas cosas te rozan, te pueden tocar, es justo el teatro inmersivo, en donde la gente se involucra de otra manera y desde otro lugar.
– ¿Qué tipo de público ha asistido?
– A la gente le gusta mucho, le va sorprendiendo cada uno de los espacios, le gusta ser observador activo, la historia se cuenta muy bien, ellos se involucran emocionalmente, los espacios no están de adorno, están adaptados para provocar cierta emotividad o transmitir cierto estado de ánimo. Un lugar frío, con poca luz, con elementos rasposos, te conduce a un estado de ánimo distinto a otro que hay una mesa roja con un banquete.
Ha venido de todo público, a los jóvenes estudiantes les encanta, gente mayor también, yo diría que es para público de un rango muy grande, desde los 15 o 16, hasta los 80.
– ¿Cómo está el teatro en México, qué falta?
Es un asunto muy complejo, creo que hay apoyos para el teatro, estamos buscando más, que esté regulado, que haya una ley específica para espacios independientes porque no existe y lograr más apoyos.
El mayor logro para todos los espacios o el único éxito es que la gente venga y en ese sentido creo que siempre nos falta mucho más énfasis en la difusión, en los presupuestos que tenemos, se ha vuelto muy cara y muy difícil, a veces un poco inaccesible para cierto tipo de espectáculos que no son tan ‘comerciales’ o que la gente que los hace no tiene una carrera en la televisión o en el cine, que eso no significa que no la tengan, la actriz con la que trabajo tiene también como 20 años de carrera, los más jóvenes entre 10 y 15, pero no tenemos acceso a estos espacios de difusión, son muy caros para nosotros, creo que en ese sentido falta trabajar mucho y ahí sí nos hace falta que las instituciones que cuentan con este gran instrumento de difusión nos ayuden o recuperar estos espacios que antes había.
Tener más oportunidades para que el arte se vuelva realmente un espacio que a la gente le sea cotidiano y accesible, que no se quede esta idea del arte elitista porque no lo es, porque muchos de los espacios, como éste tienen unos precios accesibles, cuesta 120, 80, 5o pesos el boleto, es ese tipo de teatro que no es costoso, a veces damos funciones en espacios públicos sin costo pero sí necesitamos generar recursos, que la gente esté involucrada con el arte como está con su educación, es parte de nuestra cultura y desarrollo como seres humanos.
Creo que está en movimiento, a veces sostener un espacio como éste es complicado, pero es factible porque la gente viene, sólo que necesitamos que la gente venga más, para que los espacios no se pierdan, no son de moda, son espacios de experimentación y desarrollo artístico.
– ¿Cuál es tu puesta en escena favorita que has visto en México?
– A mí me gusta mucho ir al teatro en general, me gustó mucho La Voz Humana, que dirigió Alonso Ruiz Palacios, a finales del año pasado en el Juan Ruiz de Alarcón, en la UNAM.
Do Not Disturb