Miguel Rivas, campañista de Océanos de Greenpeace México, consideró que los disturbios registrados en el Golfo de Santa Clara son una consecuencia de «los malos manejos que ha hecho el Gobierno” en torno a la protección de la vaquita marina. Sin embargo, recalcó que la organización no avala ningún tipo de violencia. El activista alertó que tanto la conservación de la vaquita marina, como el bienestar de las comunidades está en riesgo. Mientras la población de la marsopa continúa a la baja, la seguridad económica de los pescadores se está afectando, dijo.
Ciudad de México, 11 de marzo (SinEmbargo).- El conflicto por la prohibición de la captura de curvina entre pescadores del Alto Golfo de California y autoridades de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) continúa sin solución, mientras el pasado miércoles decenas de afectados protagonizaron un ataque en contra de personal y propiedad de la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) y del Consejo Nacional de Pesca (Conapesca), en Sonora, en protesta a la medida.
En febrero pasado, la Profepa prohibió algunos tipos de pesca con red, entre ellas la de curvina, en el también conocido como Mar de Cortés como parte de las medidas para proteger a la vaquita marina. Sin embargo, la principal causa del declive continuo de la marsopa más pequeña del mundo, de la que hoy quedan apenas 30 ejemplares vivos, es la pesca ilegal de la totoaba.
La veda ha afectado a cientos de familias del Alto Golfo de California, quienes tienen como único sustento la pesquería de curvina. Además, para las organizaciones civiles esta medida es resultado de la ineficacia de la autoridad por detener la captura ilegal de la totoaba.
Rual Martín Verdugo Montoya, pescador afectado, informó a SinEmbargo que el pasado 8 de marzo representantes de los pescadores del Alto Golfo se reunieron en la Ciudad de México con Alfonso Flores, titular de la Dirección General de Impacto y Riesgo Ambiental de la Semarnat. En el encuentro, donde él también participó, se solicitó que se les aprobaran sus Manifestaciones de Impacto Ambiental (MIA) para que puedan aprovechar la siguiente marea, antes de que concluya este mes.
“Le pedimos sensibilidad, que nos permitan aprovechar esta marea de curvina”, expresó el pescador.
SinEmbargo publicó en días pasados que al menos mil 300 familias de la zona tienen como único sustento esta actividad. Rual Martín, pescador desde hace 30 años, comentó que es la forma de subsistencia de todas las familias del Golfo de Santa Clara.
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El pescador detalló que la reunión del pasado miércoles concluyó con la promesa de una llamada, en la que el funcionario Alfonso Flores les informaría si les aprobaban o no las MIAs. Horas después, a través de la página de Facebook “Unidos por el Futuro del Algo Golfo”, los inconformes aseguraron que no hubo acuerdo con la Semarnat.
Verdugo Montoya dijo que esta información desató los actos violentos de la noche del miércoles en el Golfo de Santa Clara, de los cuales él se deslindó y calificó de “lamentables”.
“El sector pesquero organizado se deslinda de este tipo de cosas. Hay mucha gente que no es de este poblado, pedimos que no nos generalicen. Hemos acatado las reglas y nuestra intención no es pelearnos con el Gobierno. Reprobamos todos los actos que sucedieron”, indicó.
El pasado 8 de marzo, en Sonora decenas de pescadores volcaron, quemaron y destruyeron diversos vehículos de inspectores y embarcaciones de patrullaje de la Profepa; además, golpearon a tres inspectores.
La Profepa, mediante un comunicado, informó que presentó una denuncia penal «contra quien resulte responsable de las agresiones físicas a inspectores federales, la destrucción de cuatro vehículos oficiales, así como el robo de una embarcación de esta dependencia, en el poblado del Golfo de Santa Clara, Sonora».
El pescador Rual Martín Verdugo defendió que las artes de pesca que utilizan para la curvina no dañan a la vaquita marina. “Está comprobado por el Instituto Nacional de Pesca [Inapesca]. Está muy claro que las artes de pesca para curvina no interactúan para nada con la vaquita”, recalcó.
En reciente entrevista, Verdugo acusó que el titular de la Semarnat, Rafael Pacchiano Alamán, y el Presidente Enrique Peña Nieto buscan que «las 30 vaquitas no se extingan durante su mandato, pero lamentablemente nos castigan a nosotros los pescadores».
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LA PROHIBICIÓN, RESULTADO DE LA INEFICACIA DEL GOBIERNO
Miguel Rivas, campañista de Océanos de Greenpeace México, destacó que los disturbios registrados en el Golfo de Santa Clara son una consecuencia de «los malos manejos que ha hecho el Gobierno”. Sin embargo, recalcó que la organización no avala ningún tipo de violencia.
El activista alertó que tanto la conservación de la vaquita marina, como el bienestar de las comunidades están en riesgo. Dijo que la población de la marsopa más pequeña del mundo continúa a la baja y la seguridad económica de los pescadores se está afectando.
“La de curvina no es un arte de pesca que afecte a la vaquita, es un arte que hoy está prohibida por la propia ineficacia de la autoridad de hacer su trabajo que es fiscalizar la pesca de la totoaba”, recordó.
Rivas explicó que se trata de “un problema socioambiental. No se trata sólo de la extinción de la vaquita, tiene que ver también con dotar de oportunidades a las personas a fin de que realicen sus actividades de manera sustentable”.
El miembro de Greenpeace consideró que prohibir las redes no es ni será efectivo si no existe una fiscalización real por parte de la autoridad.
«La pesca de la totoaba siguió ocurriendo siempre, y Conapesca avaló que siguiera ocurriendo con los permisos que otorgaba. No sólo Semarnat tiene la culpa, siempre se habla de Pacchiano, de las medidas de fiscalización en la zona y poco se dice sobre la culpa que tiene Conapesca en este sentido», aclaró.
Explicó que las medidas de Conapesca «chocan» con las medidas de Semarnat, pues, dijo, son «dos instituciones de Gobierno en la misma zona [que] hacen cosas totalmente contradictorias”. Refirió que mientras una impone vedas para las redes, la otro “otorga permisos de pesca y no fiscaliza si realmente se va a pescar lo que se planteó en el permiso».
El activista hizo un llamado a Conapesca a brindar alternativas a los pescadores para que puedan continuar con el sostén de sus familias de manera que no afecten a la vaquita.
Instó también a la Semarnat y a Conapesca a ponerse de acuerdo, «lo que debieron hacer hace muchos años”, para buscar soluciones que salven a la vaquita marina y una alternativa para las más de mil 300 familias que dependen de la actividad.
«No podemos hacer conservación sin las personas. Si se hace conservación sin las personas, ponemos a los pueblos en contra del medio ambiente», concluyó.