Ellas son «dreamers», una trabajó con Bernie Sanders, otra responderá este martes al discurso de Trump y una más es lider de la organización United We Dream, pero las tres temen la deportación de sus padres indocumentados.
Por Pilar Marrero
Ciudad de México, 28 de febrero (SinEmbargo/LaOpinión).- Greisa Martínez Rosas tiene 28 años, cuenta con la protección de DACA y es directora de defensa de la red más grande de jóvenes inmigrantes, United We Dream UWD, pero su mayor preocupación es el futuro de su mamá, que es indocumentada.
“Mi madre vive en Dallas”, cuenta Martínez. “Fue difícil tener esta conversación con ella cuando comenzaron los rumores de redadas y decidir si avisarle o no, porque no quiero darle razón para vivir atemorizada. Pero no me podría perdonar si algo le pasa y no le avisé de la posibilidad”.
Greisa trabaja con UWD y habla con la prensa constantemente sobre lo que está pasando con inmigración y las estrategias que su grupo está coordinando. Pero su propia familia, que ha vivido en carne propia la situación de inseguridad por su estatus legal, está siempre en su mente.
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“Es difícil ser parte de este movimiento y al mismo tiempo tener que tener esa conversación con mi madre y no poder decirle que todo está bien”, cuenta la joven. “Lo mismo con mi hermana menor, que tiene DACA, como yo, y no poder decirle que estoy segura que vamos a ganar y proteger DACA porque no sabemos si eso es posible”.
En el movimiento de los “dreamers”, o jóvenes indocumentados que desde hace más de una década se han activado políticamente para promover la reforma migratoria, proteger a su comunidad y ganar espacios como “DACA”, los líderes más establecidos siguen siendo inmigrantes con familiares vulnerables a la deportación.
Es el caso también de Astrid Silva, la joven de Las Vegas, Nevada, que este martes dará la respuesta demócrata en español al discurso del Presidente Donald Trump ante el Congreso.
Silva tiene DACA y su papá está bajo amenaza de deportación desde 2011 y desde hace cinco ha permanecido en el país con permisos temporales, acudiendo cada año a una cita con autoridades migratorias en Las Vegas.
Hace un mes, Astrid acompañó a su papá a una nueva cita con ICE, y compartió sus temores con sus seguidores en medios sociales.
“Mis padres hicieron enormes sacrificios dejando todo para venir a este país hace 24 años para que mi hermano y yo pudiéramos tener una mejor vida”, escribió Silva en su cuenta de Facebook. “Siempre hemos vivido con el temor de que mi padre sea deportado y sin embargo le han permitido quedarse. Pero ahora sabemos que las cosas han cambiado”.
El caso de Cesar Silva –papá de Astrid- sigue en el aire, y mientras tanto su hija, quien estuvo ligada a la campaña de Hillary Clinton, esta semana hará historia respondiendo al discurso de Trump ante una audiencia nacional e internacional. Silva también tuvo un discurso de orden ante la Convención Nacional Demócrata el pasado verano y hace poco renovó su DACA.
“Yo puedo perder mi DACA”, dijo Silva hace poco en una entrevista con La Opinión. “No pretendo esconderme de ese hecho. Seguiremos peleando, esta comunidad es fuerte y hemos pasado tanto que creo que también superaremos este obstáculo”.
La joven, como muchos que solicitaron el programa Acción Diferida para Jóvenes Inmigrados en la Infancia, o DACA, creado por el presidente Barack Obama en 2012, tiene un permiso de trabajo y protección contra la deportación.
DREAMERS TEMEN POR PADRES INDOCUMENTADOS
Por el momento, Trump no ha eliminado DACA, pero sí ha emprendido una campaña de deportación bajo nuevos lineamientos, que pretende expulsar del país a millones de indocumentados y que amenaza con ir mucho más allá de sacar a “solo delincuentes”.
Pero mientras los casi 800 mil jóvenes con DACA están teóricamente protegidos por ese programa contra la deportación –a menos que cometan un delito, por ejemplo- la incertidumbre rodea a sus familias inmigrantes, porque muchos de ellos, particularmente sus padres, siguen indocumentados.
Erika Andiola es otra líder dreamer, quizá la mejor conocida de todas, y hoy en día está considerando la posibilidad de irse del país si nada más funciona.
LA RAZÓN, SU MAMÁ LUPITA ARREOLA
Andiola ha estado involucrada en las lides migratorias de Arizona, luchando contra el sheriff Joe Arpaio durante años y ha alcanzado prominencia nacional tras convertirse en la directora de prensa hispana para el candidato presidencial Bernie Sanders el pasado año.
La joven “dreamer”, también con “DACA” y ahora directora política de la organización Our Revolution –fundada por el movimiento pro Sanders- está a punto de enfrentarse a una de las pruebas más difíciles: una audiencia ante ICE con su mamá Lupita el próximo mes de mayo.
“Estoy lista a hacer cualquier cosa, si tengo que pararme frente al vehículo de ICE lo haré. Estoy dispuesta a irme a Canadá si es necesario, pero lo intentaremos todo: la parte legal, la parte política. Sé que puedo movilizar a miles de personas para defenderla, lo que no sé es si esta Casa Blanca me escuchará”, dijo Andiola en una entrevista.
Aunque Barack Obama tuvo una política dura en deportaciones –expulsando a 3 millones de personas en sus ocho años de gobierno- también instituyó DACA y diversas prioridades en deportación que disminuyeron el efecto de esas medidas en inmigrantes que no eran delincuentes o peligros para la sociedad.
Lupita, quien también es activista, está en peligro porque regresó tras una deportación y fue objeto de un proceso llamado “deportación expedita” que sin embargo la familia hasta ahora ha podido detener, con la ayuda de buena representación legal, el movimiento pro inmigrante y el alto perfil de Erika.
Pero en el nuevo juego, con un gobierno que ha hecho de la deportación de inmigrantes uno de sus objetivos más importantes, y donde no hay prácticamente aliados del movimiento pro inmigrante, la incertidumbre es muy grande, dijo la activista.
“Muchos de nosotros estamos en el medio, debemos preocuparnos de crear estrategias y avanzar el tema al mismo tiempo debemos proteger a nuestras familias”, dijo Andiola. “Me doy cuenta que en ese sentido soy muy privilegiada porque tengo mucho apoyo, pero la verdad es que no sabemos qué pensar ni qué esperar, con este gobierno”.