El balón detuvo el tiempo al besar las redes en 1997. Cruz Azul sigue preso en aquel instante, 7 mil días después, como un cuerpo engullido por un agujero negro. Encerrado por el recuerdo y sin salir de su propia prisión.
Ciudad de México, 3 de febrero (SinEmbargo/AS México).- 7 de diciembre de 1997. Nou Camp de León. Carlos Hermosillo, con los chorros de sangre desbordando su cabeza, acuna el balón muerto sobre el cal; derecha, manso, rompe el tiempo. Comizzo, pecado en penitencia, emprendió el vuelo hacia el camino equivocado. El balón detuvo el tiempo al besar las redes. Cruz Azul sigue preso en aquel día, 7 mil días, como un cuerpo engullido por un agujero negro. Encerrado por el recuerdo y sin salir de su propia prisión. Fue el octavo título de liga de ‘La Máquina’. El último.
Mientras Hermosillo enfilaba a su encuentro con la pelota, Rusia se enjuagaba las lágrimas del accidente aéreo en Irkutsk. 72 personas murieron cuando un avión de carga Antonov An-124 perdió el control e impactó en una zona residencial de la ciudad. 23 personas viajaban dentro de la nave. El avión solo estuvo 25 segundos en el aire; se desplomó a causa de un incendio interno que apagó sus sistemas centrales.
Mientras Comizzo volaba en vano hacia su derecha, el presidente de México, Ernesto Zedillo, tensaba el pulso con los partidos de la oposición, liderados por Andrés Manuel López Obrador, dirigente del PRD, quienes buscaban, a través de una nueva Miscelánea Fiscal, reducir el IVA del 15 al 12 por ciento. «Las consecuencias serían gravísimas para el país», aseguró Zedillo en la residencia oficial de Los Pinos. Al tiempo, la PGR ofrecía un millón de dólares para quien facilitara información que llevara a la captura de Benjamín, Ramón y Francisco Javier Arellano Félix, líderes del Cartel de Tijuana, una de las organizaciones delictivas más poderosas del momento. Tiempos de tensión, negociación, crimen, los ecos de un «nuevo error de diciembre».
Y mientras ‘El Conejo’ Pérez, Francisco Palencia, Juan Reinoso, Héctor Adomaitis y compañía se paseaban por el Campo Nuevo de León con el trofeo de campeones en sus brazos, Al Gore viajaba a Kioto para refrendar ante la Convención de la ONU sobre Cambio Climático el compromiso de Estados Unidos para combatir los gases de efecto invernadero. Entretanto, Pearl Harbor conmemoraba el aniversario 56 del ataque japonés que impulsó la participación estadounidense en la Segunda Guerra Mundial y Hamás
Y mientras seguía la vuelta olímpica celeste sonaba Candle In The Wind, de Elton John. El tema de 1974, publicado en el vinilo Goodbye Yellow Brick Road, una letanía para honrar a Marilyn Monroe, fue reconvertido para acompañar la procesión fúnebre de la Princesa Diana, quien había muerto tres meses antes. «And it seems to me you lived your life / Like a candle in the wind». El recuerdo de aquella tarde en León es ídem para la afición de Cruz Azul. Flubber y Robin Williams dominaban las taquillas de los cines; 11 millones 292,933 dólares fue su recaudación aquel fin de semana. ¿Alguien dijo dólar? Por 8.1055 se podía comprar un billete verde. Tiempos de ‘rave’, de música plástica, de mercados volátiles, de gases invernaderos, conmemoraciones, lutos…
Todo mientras Cruz Azul era campeón por última vez.