Este lunes, en el doceavo día de movilizaciones en contra del “mega gasolinazo”, miles de personas se sumaron a una movilización del Ángel de la Independencia al Zócalo capitalino para reclamar no sólo el alza a los precios del combustible, además la corrupción que impera en el país, los ex gobernantes prófugos y la inseguridad. Para los que hoy marcharon, el gasolinazo es una piedra más en el costal de hartazgos. Incluso, al pasar por el Senado de la República, los inconformes aprovechó para gritar consignas en contra de todos los partidos políticos y reprochar a los legisladores los bonos extras y otros beneficios, así como las reformas que por ahí pasaron.
Por Daniela Barragán y Dulce Olvera
Ciudad de México, 10 de enero (SinEmbargo).– En Los Pinos, políticos y funcionarios públicos aplaudieron al Presidente Enrique Peña Nieto durante la presentación de su plan para la economía familiar. En las calles –y no sólo por el «mega gasolinazo»–, una vez más, miles exigieron su renuncia y que sea sometido a juicio.
Dos grandes lonas blancas colgaban del Ángel de la Independencia: «Gobierno traidor» y «Gobierno asesino». Cuando los miles de estudiantes, trabajadores, niños y ancianos ya llegaban al Zócalo de la Ciudad de México, las letras negras continuaban al pie de la columna.
En el Antimonumento, en Paseo de la Reforma, por los estudiantes normalistas de Ayotzinapa, desaparecidos hace dos años y aún buscados por sus padres, los manifestantes hicieron una pausa para contar del 1 al 43, exigir justicia y la presentación con vida de los jóvenes. Luego se continuó con la protesta y con una larga lista de razones para exigir la salida del Presidente.
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«Peña, no sólo es el gasolinazo, eres tú y tu Gabinete corrupto e inepto que no le gusta leer y sólo ‘len’. Es la injusticia: [José Manuel] Mireles, los 43, Tlatlaya, ‘casa blanca’, Aristegui y los asesinatos de periodistas. Feminicidios, crimen organizado, pocos ricos muchos pobres, reformas ‘destructurales’, etc, etc… México está recordando», enlistó una mujer en un letrero que cargaba entre la marcha de los miles de ciudadanos que no pararon de gritar «Fuera Peña» durante todo el doceavo día de manifestación contra el gasolinazo.
«Lo elegiste por guapo, sácalo por pendejo», mostraba un joven en un cartel. «Muera Peña», decía un niño de aproximadamente seis años en un letrero.
En las escaleras del Ángel de la Independencia, antes de iniciar la marcha, dos hombres de traje veían al resto de manifestantes. Eran alrededor de las 4:20 de la tarde. Se salieron de las oficinas para unirse, dijeron.
«Vinimos porque estamos en contra de las medidas del gobierno. No sólo el gasolinazo, también lo que ha ocurrido con todos los gobiernos priistas», aseguró uno de ellos. «Por la muerte de los 43 y tantas otras cosas que han quedado sin explicación», añadió su acompañante.
«Ya es demasiado lo que está pasando; que la gente despierte y saque al Presidente. Esta vez le pegaron en lo que más le duele: el bolsillo», aseguró un trabajador.
Una mujer con chamarra turquesa y pantalón gris mostraba un letrero que rezaba: «Somos hartos los hartos».
En entrevista, reclamó que ahora «todo sube, pero los sueldos no. Ganamos una miseria. Con estas alzas tendremos que trabajar hasta en la noche», ironizó. «Esperemos que sigan las protestas hasta que tiremos a Peña o que bajen los impuestos».
Aunque los manifestantes portaban diversos carteles contra la corrupción, los gobernantes prófugos y la inseguridad, entre las banderas de México en blanco y negro, se asomaban las consignas contra el incremento en el precio de las gasolinas; una piedra más en el costal de hartazgos.
Con dos lonas blancas, otros ciudadanos exigían derogar impuestos a la gasolina. A raíz de la Reforma Hacendaria, se aumentó el Impuesto Especial Sobre Productos y Servicios (IEPS) en combustibles para intentar compensar la caída en los ingresos petroleros.
La marcha arrancó con buenos ánimos, impulsada en su mayoría por estudiantes de las principales universidades del país. Marcharon juntos la UNAM, el Politécnico y la UAM. También se vio a gente de Atenco, con sus machetes; a gente del Estado de México e Hidalgo, que caminaban, arrastrando años de un gobierno del que se dicen cansados.
May, una joven de Ixmiquilpan, Hidalgo, dijo a SinEmbargo que el cansancio es por cada decisión que el gobierno saca supuestamente para ayudar al bolsillo de los mexicanos pero que jamás se cumple.
«Hay muchas opciones si los recursos se manejaran de manera correcta, pero no lo hacen porque sólo buscan beneficios para ellos. Comenten atrocidades, asesinatos, violaciones, son corruptos y no pasa nada. Esta, la del gasolinazo, no es la primera lucha, es la consecuencia de no haber sido fuertes contra las reformas o en las elecciones en las que ganó Peña Nieto. No fuimos fuertes y en consecuencia no pudimos evitar todo esto», reclamó.
La marcha arrancó poco antes de las 16:00 horas y en poco tiempo abarcó gran parte de Paseo de la Reforma. Aunque las consignas no fueron nuevas y tampoco lo fue la que más se repitió, «Fuera Peña», se percibió un sentimiento de cansancio. Los asistentes enumeraban los actos que le han dado a este gobierno los niveles más bajos de popularidad de la historia.
Junto con Peña, el blanco de las consignas y del rencor fue hacia los ex gobernadores que hoy no se sabe dónde están pero que tienen encima acusaciones de corrupción. Una gran lona con los rostros de Roberto Borge, Javier Duarte, César Duarte y Roberto Padrés se lució con la leyenda de «Los 4 fantásticos».
El Señor Gerardo, al cuestionarle sobre el por qué salir a marchar se limitó a decir: «estoy hasta el gorro de la corrupción, no hay nadie en la cárcel y todo mundo sigue robando». Se refirió a toda la generación de ex gobernadores que «saquearon al país» y que hoy no se sabe dónde están, mientras que la gente cada vez está más pobre y con más necesidades.
La marcha encontró en el Senado de la República otro de los motivos que refuerzan el cansancio. Hablaban enojados de tanto bono extra, tantos beneficios, tantas horas sin trabajar y de las reformas de Peña Nieto que por ahí pasaron. La gente también aprovechó para gritar consignas en contra de todos los partidos políticos, ya que cada contingente hizo ahí una breve pausa.
La marcha continuó sin apuros y no se registró ningún acto que desencajara con el ambiente, además, aunque todos los establecimientos y comercios estuvieron cerrados, también se registró poca presencia de elementos de seguridad pública de la Ciudad de México.
El primer contingente arribó por la calle 5 de mayo y el grito de «¡Fuera Peña!» fue más ensordecedor. Mientras más cerca estaba el Zócalo, los jóvenes universitarios, que lideraron la marcha, más brincaban y más corrían. Así entraron a la Plaza de la Constitución. Contaron del 1 al 43 y corrieron para encontrarse con cercas que resguardan a trabajadores que quitan la pista de hielo que se instaló durante la época decembrina.
Los contingentes encontraron espacio frente a Palacio Nacional y ahí se quedaron ante la falta de oradores o de un plan siguiente. Pasados 20 minutos de haber entrado el primer grupo, entró otro pero en completo silencio para después iniciar con la entonación del Himno Nacional.
Un camión de sonido abrió una lista de oradores en la que todos podían anotarse. Líderes estudiantiles y de sindicatos tomaron la palabra y quienes los escucharon, apluadieron y asintieron a cada afirmación de desprecio en contra del gobierno, de los gobiernos, de los partidos, de la corrupción.
Y luego concluyó la marcha que sacó a las calles a los cansados de tanto. Entre todos formaron una caravana harta del hartazgo, no exclusiva del gasolinazo.