Aunque es una tradición que tiene origen español, las regiones indígenas de México se unen al festejo con ritos tradicionales, entre los que destaca la denominada quema del «Año Viejo» en Oaxaca, en la que los habitantes colocan dentro de muñecos hechos de papel artefactos pirotécnicos, muchas veces con tono humorístico e irónico.
Por Olga Carina López Viúrquez
MEXICO, 30 dic (Xinhua) — En vísperas del Año Nuevo, millones de mexicanos se preparan para recibir 2017 con exquisitos manjares, cantos y ritos ancestrales, con la esperanza de atraer prosperidad y buena fortuna para los siguientes 12 meses.
Esta festividad, que adoptaron los mexicanos a partir de la colonización española de América, se celebra desde el 31 de diciembre, en la Noche Vieja, hasta el 1 de enero, en Año Nuevo, momentos en que familias enteras se reúnen para celebrar la llegada de un nuevo ciclo.
Las regiones indígenas de México se unen al festejo con ritos tradicionales, entre los que destaca la denominada quema del «Año Viejo» en Oaxaca, en la que los habitantes colocan dentro de muñecos hechos de papel artefactos pirotécnicos, muchas veces con tono humorístico e irónico.
Personalidades reconocidas de la política y el entretenimiento forman parte de esta peculiar tradición que representa una renovación de las esperanzas y energías ante el nuevo año.
En opinión del experto en temas culturales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) Alejandro Pedraza, los festejos de Año Nuevo en México tienen origen en la Colonia, época en la que los españoles conquistaron la antigua México-Tenochtitlan, adoptando distintas costumbres españolas.
Un ejemplo de lo anterior es la tradicional ingesta de 12 uvas a la medianoche, al sonar de las campanas, costumbre que se remonta al año de 1897.
«La tradición de las uvas viene de España, donde se dice que si se comen las 12 uvas durante el primer minuto del año, se cumplirán tus deseos», refirió el académico de la UNAM.
Pedraza explicó a Xinhua que el Año Nuevo es una festividad europea y señaló que es el siglo XVI cuando se establece el calendario gregoriano de 365 días, que se utiliza en la actualidad en México y en casi todo el mundo.
Esta celebración integra a México con otros países, sobre todo de América Latina; por ejemplo, en Perú y Ecuador se acostumbra comer lentejas la noche de Año Nuevo y las 12 uvas, una por cada mes del año que viene.
La tradición de comer lentejas, que también se realiza en México, se exportó de Europa, donde a través de la toma de una comida alta en calorías se busca proteger al cuerpo del frío invierno.
En México, Perú y Ecuador también se estila usar ropa interior amarilla para atraer la prosperidad económica. Si lo que se busca es el amor, se utiliza lencería roja, que representa la pasión.
EL INICIO DE UN NUEVO CICLO
En México, los indígenas también celebran la llegada del Año Nuevo; en las comunidades tzotziles en Chiapas, por ejemplo, se entregan nuevos bastones de mando para reafirmar el papel de los líderes en la comunidad.
En Oaxaca (sur), se acostumbra romper una vajilla de barro, de forma que se desecha lo viejo y, con ello, las malas vibras, para, después, adquirir platos nuevos y recibir nueva fortuna.
Los indígenas chamulas de las altas montañas de Chiapas (sureste) celebran el fin de cada año en torno a la agricultura, con un vistoso carnaval para ayudar a renacer el sol y el advenimiento de un nuevo ciclo calendárico maya.
En el estado de Michoacán (occidente), los grupos étnicos asisten a misas y celebran una cena en familia, cantando «pirekuas», cantos religiosos en lengua indígena.
Allí también se lleva a cabo el ritual del Fuego Sagrado; que se enciende en honor a su deidad principal, el Kurikaueri. Con esta ceremonia invocan a sus dioses para que los guíen y les ayudan a encontrar la sabiduría antigua para la unión y reconstrucción del pueblo.
En otros estados mexicanos como Veracruz (oriente) se festeja al Año Nuevo en las calles, donde se dividen diferentes espacios para bailar múltiples sones de todo el país, que van desde el danzón y el mariachi, hasta la música norteña y la cumbia.
En esa misma zona, los niños participan en la tradición denominada «El Viejo», que consiste en disfrazar a los menores de ancianos con barba blanca, bastón y postura encorvada, representando al año que se va.
En Xalapa, capital de Veracruz, «El Viejo» también es interpretado por una persona disfrazada con harapos, que simula un hombre viejo con barba y sombrero, y se hace acompañar de tambores, panderetas y otros instrumentos musicales improvisados.
El grupo llega a las puertas de las casas entonando cánticos sobre el año que termina, recorriendo las calles y culminando el 1 de enero con la llegada de un muñeco bebé representando el inicio del Año Nuevo.
UN BANQUETE LLENO DE TRADICIÓN
Como en cada celebración especial, la comida está presente entre los mexicanos, con su carga de tradiciones, combinando sabores y costumbres heredadas, sin perder la esencia original.
Por ello, la noche del 31 de diciembre, las familias mexicanas se reúnen para compartir una cena en la que la carne de cerdo y el pavo relleno son los platos principales, pues la tradición refiere que estos alimentos garantizan la abundancia sobre la mesa.
Además del pavo y la carne de cerdo, también se preparan tamales, romeritos, tostadas, bacalao, pozole, ponche, buñuelos, atoles, entre otros platos de origen mexicano.
La decoración juega un papel muy importante en la cena de fin de año, pues se cree que si se acomodan velas sobre la mesa, en diversos colores, se atrae la prosperidad. Las velas azules representan la paz; las amarillas, abundancia; las rojas, pasión; las verdes, salud; las blancas, claridad y las naranjas, inteligencia.
En cuanto a la prosperidad económica, existen muchas tradiciones en México, entre ellas, hacer un círculo antes del cambio de año entre los asistentes y pasar 12 monedas de mano en mano, para asegurar que no les falte el dinero en los siguientes meses.
«Si se quiere viajar, algunos salen de su casa a dar la vuelta con maletas en mano. La caminata se hace al filo de las 12 de la noche para que la tradición resulte efectiva», comentó a Xinhua Francisca Hernández, de 63 años y originaria del estado de Michoacán.
También, comentó Hernández, se recomienda tener el hogar limpio y ordenado para que así se conserve todo el año, así como abrir las ventanas y puertas para que se vayan las malas vibras.
No todos los mexicanos deciden festejar el Año Nuevo en casa, algunos viajan a las playas para relajarse y otros cenan en restaurantes que, además de ofrecer cenas completas, también incluyen orquestas en vivo para bailar.
Además, en las grandes urbes, niños, jóvenes y adultos celebran el Año Nuevo disfrutando de actividades recreativas de invierno o acudiendo a eventos culturales como conciertos, festivales y desfiles con vistosos carros alegóricos para el deleite de toda la familia.
De esta manera, todos los mexicanos, sin importar la región en la que se encuentren, celebran la llegada del Año Nuevo con la esperanza de poder cumplir todos sus deseos y así poder emprender nuevos proyectos alcanzando cada una de sus metas.