Un escultor galo transformó una mezcladora de cemento en una gigantesca bola disco para llevar, a través de elementos que no guardan una relación común, una expresión artística descomunal a las calles de la ciudad de Lyon, en Francia. Esta última obra (2016), como muchas que ha realizado a lo largo de los años, pone en perspectiva y cuestiona aquello que alguna vez consideramos como ordinario, pues lo toma y lo transforma en un objeto estético que nos recuerda que, al menos en el mundo humano, nada nunca puede ser considerado como finalizado.
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Ciudad de México, 17 de diciembre (SinEmbargo).- Benedetto Bufalino es un artista francés que ha destacado por su habilidad para conjugar elementos que no guardan relación común, por lo que su trabajo surrealista consiste en tomar autos o cabinas telefónicas y transformarlos en jacuzzis o acuarios, respectivamente, con la finalidad de exhibirlos al público y atraer a partir de lo descomunal.
El Seat Ibiza jacuzzi de Bufalino presentado en 2014 en la sede de la organización de arte AFIAC en la capital francesa. Foro: benedettobufalino.com
El acuario de la cabina telefónica realizado por Benedetto Bufalino y Benoit Deseille, presentado en 2016 en Nantes, al oeste de Francia. Foto: benedettobufalino.com.
En esta ocasión, el escultor galo transformó una mezcladora de cemento en una gigantesca bola disco, que pletórica de brillo, y acompañada de los ritmos musicales de la década de los setenta, iluminó y reavivó durante dos días -del 8 al 10 de diciembre de este año- las calles de la ciudad de Lyon, en Francia.
Sus obras han sido presentadas en distintos festivales francos, en donde el artista ha destacado por sus formas de expresión poco convencionales y extravagantes, que van desde esculturas a la intemperie hasta entornos de intramuros que cobran un sentido diferente al habitual -como en el caso de un departamento transformado en una cancha de tenis-.
El departamento convertido en cancha de tenis de Bufalino (2014). Foto: benedettobufalino.com.
Si la propuesta estética es el desconcierto como forma de atracción, el espíritu de su arte es una cándida rebeldía que propone que escapemos de lo ordinario, es decir, del orden establecido, porque el caos, en este caso, es sinónimo del imaginario materializado.
En ese sentido, su arte pudiera ser candoroso o ingenuo, ya que Bufalino, ciertamente, es joven de corazón -lo que implica la sensibilidad para ser simple sin dejar de ser profundo-.
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