Peniley Ramírez Fernández
07/12/2016 - 12:00 am
Estado de México: ¿justicia a modo?
Cuando Adriana Albrecht llegó a la cárcel en el Estado de México, en agosto de 2013, había pasado poco tiempo de que la procuraduría mexiquense cerrara el caso en el que ella acusó a su ex pareja, el empresario aeronáutico Arturo Ortega, de cometer actos libidinosos contra la hija de ambos. La autoridad local decidió […]
Cuando Adriana Albrecht llegó a la cárcel en el Estado de México, en agosto de 2013, había pasado poco tiempo de que la procuraduría mexiquense cerrara el caso en el que ella acusó a su ex pareja, el empresario aeronáutico Arturo Ortega, de cometer actos libidinosos contra la hija de ambos.
La autoridad local decidió no ejercer acción penal contra él y Albrecht pasó de acusadora a acusada. Ortega la denunció por inducir a la niña en un video, que constituía la prueba principal en el caso de abuso infantil. El mismo perito que le eximió a él, luego determinó que ella era culpable.
Transcurrieron tres años para que el caso de Albrecht, que en otras circunstancias pudiera haberse litigado mientras ella estaba libre bajo fianza, llegara a la Suprema Corte. Este 7 de diciembre, los ministros de la primera sala podrían determinar que ella salga libre de inmediato de la cárcel donde se encuentra recluida en el Estado de México.
Si gana una mayoría de votos la propuesta del ministro José Ramón Cossío, tendiente a que la justicia en su caso de usó de un modo inconstitucional, el mayor cuestionado será el poder judicial del Estado de México, que durante el gobierno de Eruviel Ávila decidió, sin que aún se conozca por qué, procesar a Albrecht en un juicio penal acusatorio, a pesar de que el sistema de juicios orales había entrado en vigor allí casi dos años antes de que ella fuera apresada.
Durante varias entrevistas telefónicas para esta columna, sostenidas en el curso de los últimos meses, Albrecht aseguró que la causa de su reclusión era el poder político de su expareja, dueño de una compañía aeronáutica que durante este sexenio ha trasladado a altos funcionarios federales y durante meses dio servicio de transporte a secretarios de Estado. “Cumplió su promesa de meterme a la cárcel”, dijo ella en varias ocasiones.
Fuentes cercanas a la defensa de Ortega, que hablaron bajo condición de anonimato, dijeron en cambio que el trasfondo del caso fue una intención de Albrecht de extorsionar al padre de su hija.
Otras veces, antes de este día, Albrecht ha contado más detalles sobre su juicio, sobre el hombre que fue su pareja durante años, sus relaciones políticas y sus contratos millonarios de renta de aeronaves con los gobiernos de Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto. Ha contado que, sin una justificación aparente, el entonces procurador mexiquense Alfredo Castillo atrajo su denuncia de abuso contra Ortega desde Valle de Bravo hasta Toluca. Ha relatado la escena cuando ella acudió a contarle de la acusación contra Ortega y Castillo le respondió que “ya estaba enterado de todo, porque él había ido a decirle”.
Contrario al ánimo combativo que se le escuchó al teléfono durante el último medio año, esta vez Albrecht prefiere guardarse sus opiniones. “Yo lo que quiero es salir, ya no quiero pelear. Quiero tener paz, no quiero reabrir heridas”, repite en el auricular.
La resolución de la Corte, de acuerdo con el proyecto de sentencia hecho público, no debatirá el fondo de la acusación, que consiste en que ella habría inducido a la niña a “hacer manifestaciones en unos videos”. Los ministros se centrarán en cómo le perjudicó el haber sido juzgada en un sistema penal que ya no era vigente. La solución a este hecho, que Cossío propone que se declare inconstitucional, sería otorgarle libertad inmediata.
La salida de la cárcel no significaría tampoco un reencuentro inmediato de Albrecht con su hija, a quien ella asegura no haber visto en los últimos tres años. Paralelo al juicio penal, su ex pareja inició un juicio civil, para quedarse con la patria potestad de la niña. Este juicio se encuentra suspendido, en tanto culmine la decisión de la Corte. En este proceso judicial sí podrían revisarse los argumentos de fondo del caso.
Si la Corte aprueba el proyecto y libera a Albrecht, desde la opinión pública aún se mantendrá latente el cuestionamiento de por qué ella fue juzgada de este modo, por qué fue mantenida en la cárcel y si, en efecto, en el caso existe un trasfondo político.
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