La aerolínea involucrada en el accidente del Chapecoense tenía deudas, revela Ministro de Bolivia

05/12/2016 - 8:04 pm

El Gobierno abrió una querella penal en contra de dos controladores aéreos que autorizaron el vuelo y lleva adelante una investigación propia, explicó el funcionario.

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La última Foto Antes De Que El Avión Despegara Con El Equipo Chapecoense Foto Especial

Por Carlos Valdez y César García

La Paz, Bolivia, 5 de diciembre (AP).- La aerolínea boliviana responsable del avión que cayó en Colombia la semana pasada tiene deudas por conceptos de mantenimiento con la Fuerza Aérea de Bolivia, informó el Ministro de Defensa el lunes en La Paz.

El piloto fallecido, Miguel Quiroga, era uno de los accionistas de LaMia y estuvo detenido hace cinco meses por ese adeudo. Sin embargo, recobró su libertad a los pocos días gracias a un recurso judicial, dijo el Ministro Reymi Ferreira.

«LaMia llevó tres aviones para ser reparados a la Fuerza Aérea de Bolivia en 2014; sólo pago la mitad. No retiró otros dos aviones y tampoco pagó por almacenaje. Los dos aviones están retenidos», dijo en rueda de prensa.

Según Ferreira, hubo fallas operativas que no pueden ser atribuidos al país, sino a los responsables del vuelo. «El error es de dos o tres personas, entre ellos los operadores. Se está haciendo enorme daño a la aviación boliviana, pero no es el error de un país», dijo en alusión a posibles sanciones.

El Gobierno abrió una querella penal en contra de dos controladores aéreos que autorizaron el vuelo y lleva adelante una investigación propia, explicó el funcionario.

Más temprano, uno de los sobrevivientes del accidente aéreo en Colombia, en el que murieron 71 personas, aseguró el lunes que nadie sabía lo que ocurría con la aeronave y que todos a bordo creían que aterrizarían sin problemas.

El técnico aeronáutico boliviano Erwin Tumiri, quien se encuentra en Cochabamba recuperándose del accidente, dijo a la cadena radial colombiana BLU Radio: «nadie sabía ni supo lo que estaba pasando. Todos creíamos que íbamos a aterrizar porque el tripulante ya lo había anunciado y estábamos esperando eso».

Señaló que ni los pilotos ni la tripulación alertaron al pasaje sobre la emergencia. «Nosotros sentimos el descenso, pero pensamos todo el tiempo que era un aterrizaje. Todo fue muy rápido. De un momento vibró el avión, se apagaron las luces y se prendieron las de emergencia».

Tumiri relató que nadie se puso en posición fetal para recibir el impacto, como aconsejan las normas de seguridad, porque «nadie sabía que había un problema. Nosotros estábamos preparados para aterrizar. No hubo tiempo para nada, ni hubo gente gritando».

La mayoría de los fallecidos en el accidente ocurrido el lunes 28 de noviembre en las cercanías de Medellín eran integrantes del club brasileño Chapecoense que se disponían a jugar el partido de ida de la final de la Copa Sudamericana con el Atlético de Medellín. Seis personas sobrevivieron.

El técnico señaló que inicialmente la aeronave iba a parar en Cobija, Bolivia, para abastecerse de combustible «pero no pasó y nunca me dijeron por qué». Tumiri también explicó que su labor como técnico era la de abastecer el combustible y revisar que todo estuviera bien. Sin embargo, agregó que calcular el combustible en relación a la distancia no era su responsabilidad, sino del despachador.

«Creo que el piloto debió comunicarse al menos conmigo sobre la situación. Yo me enteré de eso por Ximena (Suárez, auxiliar de vuelo sobreviviente), que me dijo que había poco combustible», agregó.

Tumiri recodó que durante el vuelo todos estaban alegres: «unos jugaban cartas, otros escuchando música; el ambiente era de alegría». Incluso el técnico del Chapecoense le estaba enseñando a hablar portugués.

Tras el accidente sólo recuerda que despertó boca abajo, «así como entre sueños. Estaba lloviendo y oscuro. Vi a Ximena, que estaba atrapada, y ahí la cogí. Estábamos en medio de un bosque».

El director del hospital San Vicente de Paul en Medellín, Ferney Rodriguez, dijo el lunes —tras la ronda médica en la que se revisó a cuatro de los seis sobrevivientes del accidente— que «todos siguen en cuidados intensivos y aún permanecerán allá».

Jackson Follmann, arquero del equipo que perdió la pierna derecha tras una amputación, evoluciona de manera favorable. Rafael Valmorbida, periodista que también viajaba en el avión, habla y está tranquilo. «El dolor está más controlado; en este momento descartamos cirugía y esperamos su evolución», agregó el médico.

Alan Ruschel, otro futbolista brasileño que sobrevivió, está consciente y se espera que los resultados de la cirugía de columna que se le practicó sigan evolucionando. Hélio Hermito Zampier —también jugador— está en condición crítica. «Continúa bajo sedación profunda y relajación. Está en ventilación mecánica», aclaró el doctor. Por último, se informó que la azafata Ximena Suárez podría ser dada de alta en las próximas horas.

La Dirección General de Aeronáutica Civil boliviana suspendió los permisos de vuelo de la aerolínea LaMia e investiga cómo obtuvo su matrícula para operar. Hasta ahora, las investigaciones apuntan a que el avión, un British Aerospace 146 que había partido de Santa Cruz, Bolivia, volaba en el límite de su autonomía cuando se estrelló.

Una grabación de los últimos minutos del vuelo reveló cómo el piloto pidió insistentemente permiso para aterrizar por «problemas de combustible» pero sin lanzar un aviso oficial de socorro. Minutos más tarde, el comandante comunicó «falla eléctrica total, sin combustible», y momentos más tarde la aeronave inició una caída de cuatro minutos.

Responsables de aviación británicos dijeron que las cajas negras del avión fueron llevadas a Gran Bretaña para su estudio.

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