Francisco Ortiz Pinchetti
02/12/2016 - 12:04 am
¡Aguas!
Dicen la verdad Miguel Ángel Mancera Espinosa y Ramón Aguirre Díaz cuando advierten que el recorte presupuestal para 2017 comprometerá el suministro de agua potable para la capital. Son, sin embargo, hipócritas el Jefe de Gobierno de la CDMX y el director del Sistema de Aguas de la Ciudad de México al ocultar que ellos […]
Dicen la verdad Miguel Ángel Mancera Espinosa y Ramón Aguirre Díaz cuando advierten que el recorte presupuestal para 2017 comprometerá el suministro de agua potable para la capital. Son, sin embargo, hipócritas el Jefe de Gobierno de la CDMX y el director del Sistema de Aguas de la Ciudad de México al ocultar que ellos mismos, y sus antecesores de sucesivos gobiernos perredistas, no han hecho nada para atenuar los crecientes riesgos de una catástrofe hídrica en la ciudad, que está a 10 años de distancia: mañana.
Hace cuando menos 15 años de que se tiene registro comprobado de un desperdicio del 40 por ciento del suministro de agua por fugas en la red secundaria. Y durante todo ese tiempo, ni Andrés Manuel López Obrador, ni Marcelo Ebrard Casaubón ni el propio Mancera Espinosa en sus primeros cuatro años de gobierno han destinado recursos suficientes y de manera prioritaria a la rehabilitación de tuberías y a la segmentación de las mismas para al menos aliviar parcialmente ese criminal despilfarro, que según el propio SACM tomaría de siete a ocho años solucionar.
Aguirre Díaz detalló hace poco que unos 12 mil litros de agua se pierden por las fugas en los más de 13 mil kilómetros de tuberías en la Ciudad de México, lo que representa el 41 por ciento del líquido potable. La infraestructura integrada por pozos, plantas de bombeo y tanques de almacenamiento tiene más de 55 años de antigüedad y resulta ya obsoleta.
Mancera Espinosa y Aguirre Díaz utilizan ahora el tema para exigir mayores recursos federales y advierten con cierto cinismo del crítico agotamiento del acuífero de la ciudad, sobreexplotado, por lo que la extracción de agua mediante pozos es ya inviable. Olvidan sus propias culpas en algo que es dramáticamente cierto. No dicen que el gobierno de la capital ha fomentado por décadas la perforación de pozos de extracción a pesar de las alarmas encendidas por los especialistas.
Me consta cómo Aguirre Díaz, que lleva ya 11 años en el cargo, intentó en 2007 –mediante engaños a los vecinos– perforar uno de esos pozos en un parque público protegido por la Ley de Salvaguarda del Patrimonio Urbanístico del DF, el parque de San Lorenzo, en la colonia Tlacoquemécatl del Valle. La movilización vecinal, en la cual participé, impidió el atentado a pesar de las amenazas del funcionario capitalino, coludido con el delegado panista en Benito Juárez, Germán de la Garza Estrada, sobre el uso de la fuerza para desalojar a los inconformes que se apostaron en plantón permanente día y noche y la eventualidad de dejar sin suministro de agua a su colonia. El pozo fue finalmente perforado en otro lugar, por cierto en terrenos de la Delegación juarense, esquina de avenida Cuauhtémoc y Municipio Libre.
Hace poco platiqué largo sobre el tema con José Luis Luege Tamargo, ex director de la Comisión Nacional del Agua (Conagua). Al final me quedó más que claro que estamos ante una verdadera emergencia urbana. Luege Tamargo, que del asunto sabe como pocos, me dijo que el del agua es el problema más grave que enfrenta la capital. “Olvídate del transporte o la contaminación; el verdadero riesgo es el truene del sistema de agua potable. Eso sí puede colapsar a la ciudad. Y en muy poco tiempo: diez años, si mucho”.
El ex Diputado federal y ex funcionario panista, que fue también dirigente de su partido en el DF, presentó el miércoles pasado ante la Asamblea Constituyente de la CDMX tres iniciativas para modificar los artículos 14, 20 y 24 del proyecto de Constitución. Argumentó que el Sistema de Aguas requiere inversiones cuantiosas que no se tienen actualmente y que no las habrá por lo menos en los dos próximos años. Lo ideal, dijo, es un organismo público descentralizado con autonomía técnica y de gestión, que garantice la mayor eficiencia.
Por tanto, Luege Tamargo propuso modificar la redacción del artículo 14 del proyecto de Mancera Espinosa para que en vez de decir “se prohíbe la privatización”, se introduzca el texto: “Se promoverá por todos los medios la participación pública privada con objeto de las inversiones necesarias conseguir que garanticen el derecho al abastecimiento y saneamiento del agua, siempre bajo la rectoría del gobierno de la ciudad”.
Advirtió que de no conseguirse pronto recursos, la Ciudad de México estará en una crisis “impensable e inmanejable” en el muy corto plazo. Y aclaró que la única forma de tener recursos en los próximos años, por la situación del país y de la ciudad, es con una inversión público-privada, que no significa por supuesto privatizar el agua. Implica solamente la conformación de consorcios de participación pública y privada que con financiamientos a muy largo plazo y absolutamente transparentes den una garantía de inversión de los grandes recursos que se necesitan para enfrentar este grave problema. Mucho me temo sin embargo que los “izquierdistas” que dominan la Asamblea Constituyente se inventen su propio fantasma privatizador y vayamos derechito, como hasta ahora, a la catástrofe. Válgame.
Twitter: @fopinchetti
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