El equipo de Chapecó, una ciudad industrial cerca de las fronteras con Argentina y Paraguay, había avanzado a la final de la Copa Sudamericana, el segundo torneo más importante del continente. Se trataba del máximo logro para un club que hace apenas siete años jugaba en la cuarta división brasileña. El vuelo tenía destino a Medellín, para disputar el miércoles el partido de ida de la final ante Atlético Nacional.
Por Mauricio Savarese y Stephen Wade
CHAPECO, Brasil (AP) — Los futbolistas del pequeño club brasileño Chapecoense se preparaban para jugar los partidos más importantes de sus carreras.
El equipo de Chapecó, una ciudad industrial cerca de las fronteras con Argentina y Paraguay, había avanzado a la final de la Copa Sudamericana, el segundo torneo más importante del continente. Se trataba del máximo logro para un club que hace apenas siete años jugaba en la cuarta división brasileña.
Ese sueño tuvo un final trágico el lunes por la noche, cuando el vuelo chárter en el que viajaba la mayoría del plantel y cuerpo técnico se estrelló en una montaña en el centro de Colombia. La mayoría de las 77 personas a bordo fallecieron en el accidente, según las autoridades.
El vuelo tenía destino a Medellín, para disputar el miércoles el partido de ida de la final ante Atlético Nacional. El partido de vuelta se iba a jugar la próxima semana en Brasil, el encuentro más importante en la historia de la ciudad de Chapecó y sus alrededor de 200 mil habitantes.
«Esta mañana me despedí de ellos y me dijeron que iban por su sueño, a convertir ese sueño en realidad», dijo a TV Globo el miembro de la junta de Chapecoense, Plino de Nes. «El sueño se terminó esta madrugada».
Un video difundido por las redes sociales plasma ese entusiasmo. En la grabación, el defensor Filipe Machado aparece sentado en un avión y se graba a sí mismo y compañeros. «Está a punto de empezar… el viaje a Colombia va a comenzar», dice entusiasmado el jugador.
El conjunto del sur de Brasil atravesaba una temporada fantástica.
Chapecoense ascendió en 2014 a la primera división por primera vez desde la década de los 70. La semana pasada, avanzó a la final de la Sudamericana tras dejar en el camino a dos equipos históricos de Argentina, San Lorenzo e independiente, al igual que Atlético Junior de Colombia.
El domingo, Chapecoense casi vence a Palmeiras de Sao Paulo, que finalmente se impuso 1-0 para asegurar el título de la liga brasileña.
Chapecoense se había ganado muchos admiradores por su buen desempeño contra Palmeiras, y tenía el apoyo de buena parte de la hinchada brasileña para su duelo en Colombia.
«Este es un día muy triste para el fútbol», dijo el presidente de la FIFA, Gianni Infantino. «En este momento tan difícil, nuestros mejores deseos están con las víctimas, sus familias y sus amigos».
Atlético Nacional, actual campeón de la Copa Libertadores, el principal torneo de clubes de Sudamérica, pidió a la confederación regional Conmebol que otorgue el título de la Sudamericana a Chapecoense. El organismo todavía no se ha expresado al respecto.
Dos porteros, Danilo y Jackson Fillmann, al igual que uno de los 21 periodistas que viajaban con el plantel y un auxiliar de vuelo boliviano, fueron hallados con vida entre los restos del avión. Después, las autoridades reportaron la muerte de Danilo, aunque dijeron que otro jugador, el zaguero Neto, había sobrevivido.
Pocos de los jugadores habían tenido carreras destacadas en el extranjero, sin convocatorias a la selección brasileña ni pasos por clubes grandes de Europa. En cambio, la mayoría eran trotamundos de equipos brasileños y latinoamericanos.
Cleber, quien jugó con Atlético de Madrid entre 2007-10, era uno de los pocos con un paso por un club importante de Europa.
Los delanteros Bruno Rangel y Kempes, ambos de 34 años, eran dos de los máximos artilleros de la liga brasileña, con 10 y nueve goles, respectivamente.
El técnico Caio Junior llegó al club este año tras dirigir en el Medio Oriente. El timonel había entrenado a varios equipos brasileños como Palmeiras, Flamengo y Botafogo.
Caio Junior, cuyo nombre de pila es Luiz Carlos Saroli, falleció en el choque. Su hijo Matheus Saroli dijo en Facebook que se perdió el vuelo.
«No viajé porque olvidé mi pasaporte», escribió.
Un futbolista argentino de Chapecoense, Alejandro Martinuccio, también se salvó al no ser convocado por lesión.
«Me salvé porque me lesioné», declaró el atacante Martinuccio a la radio argentina La Red. «Siento un profundo dolor; lo único que puedo pedir es que recen por mis compañeros que estuvieron en el viaje».
Surgido en Nueva Chicago de Argentina, Martinuccio además de Chapecoense defendió a los equipos Curitiba, Ponte Preta, Cruzeiro y Fluminense, todos de Brasil, además de Villarreal de España y Peñarol de Uruguay.
Entre las víctimas estaba Mario Sergio Pontes de Paiva, un exfutbolista que trabajaba como comentarista de Fox Sports, y el fisiólogo paraguaya Luis Martins, quien trabajó con la selección paraguaya.
Chapecoense juega sus partidos en el estadio Arena Conda, con capacidad para 22.000 espectadores. Como era muy pequeño para el partido de vuelta de la próxima semana, se iba a jugar en el estadio Couto Pereira, con capacidad para 40.000 y ubicado en Curitiba, a unos 480 kilómetros al norte de Chapecó.
«El fútbol brasileño está de luto», dijo la leyenda brasileña Pelé. «Esta es una pérdida muy trágica».