De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), aproximadamente 360 millones de personas padecen pérdida de audición discapacitante en todo el mundo. La mitad de los casos de pérdida de la audición se podrían evitar mediante la prevención primaria y la detección oportuna.
Por Israel Pérez Valencia
Santiago de Querétaro, Querétaro. 24 de noviembre de 2016 (Agencia Informativa Conacyt/SinEmbargo).- Estudiantes de la maestría en diseño e innovación de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ) desarrollaron un sistema que permite la detección oportuna de posibles daños auditivos en neonatos a través de señales bioeléctricas.
El proyecto, que tiene como objetivo ofrecer una tecnología de bajo costo, con menos complicaciones técnicas en su utilización y completamente adaptado a las condiciones de aislamiento sonoro que requiere este tipo de estudios, fue desarrollado por los estudiantes Francisco Espinosa Pineda, David Omar Enríquez López, Óscar Miranda Puebla e Irving Miranda Puebla.
Al respecto, Francisco Espinosa Pineda explicó que la propuesta de proyecto surgió tras un trabajo de investigación enfocado en conocer las carencias existentes en México de diagnósticos oportunos y efectivos, en lo que se refiere a problemas de audición en neonatos que, en la mayoría de los casos, son detectados de manera tardía.
“Como parte de nuestros estudios de maestría, empezamos a buscar necesidades en el ámbito médico, específicamente en la detección de daño auditivo, porque es la capacidad sensorial más grande que tiene el ser humano. Ahí comenzó nuestra inquietud de enfocarnos en ofrecer una alternativa ante esta necesidad”, señaló.
Espinosa Pineda advirtió que, a diferencia de otros padecimientos, los trastornos auditivos deben detectarse antes de los seis meses de edad para poder ser revertidos; no obstante, no existe la infraestructura necesaria ni el suficiente personal especializado en México para la detección oportuna, por lo que estos trastornos son evidentes años después, hasta que los niños muestran problemas en el lenguaje hablado y aprendizaje.
“En México, se legisló para que a todos los niños al nacer se les hicieran estas pruebas para la detección de daño auditivo, pero esto no se lleva a cabo por los costos. Se requiere un cuarto aislado, una cabina acústica, además de personal, como neurólogos, audiólogos y neuropediatras, para dar un buen diagnóstico. Esto sin tomar en cuenta que este tipo de equipos solo se encuentra en las grandes ciudades, por lo que gente de las comunidades no tiene acceso a ellos”, puntualizó.
En ese sentido, el estudiante de la maestría de diseño e innovación de la UAQ abundó que en Querétaro solo hay tres instituciones que realizan este tipo de estudios, que son el Hospital de Especialidades del Niño y la Mujer «Dr. Felipe Núñez Lara», el Centro de Rehabilitación Integral de Querétaro (CRIQ) y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), campus Juriquilla, por lo que el objetivo del equipo de trabajo fue diseñar un sistema que fuera más accesible para toda la población.
“A partir de esto, nosotros nos enfocamos en tres objetivos: desarrollar una tecnología que bajara el costo; que fuera muy accesible, para que cualquier persona con un mínimo conocimiento técnico pudiera manejarla, leer los resultados y realizar un diagnóstico; además de eliminar la necesidad de una cabina sonoamortiguada grande; todo ello en un sistema especializado, muy robusto que permita dar resultados mucho más confiables”, aseguró.
SISTEMA DE AUDIOMETRÍA BASADO EN SEÑALES BIOELÉCTRICAS
Por su parte, el estudiante David Omar Enríquez López explicó que este sistema de detección de daños auditivos consiste en una integración de tecnologías, que son una cabina especialmente diseñada para neonatos —con aislamiento acústico a base de capas de diferentes materiales—, así como un audiómetro, diseñado en la UAQ, para la medición de señales bioeléctricas que se obtienen a través de electrodos colocados en la cabeza del paciente.
“Esta prueba de audiometría se realiza mediante potenciales evocados auditivos de estado estable. Se envía un estímulo sonoro a ciertas frecuencias y decibeles al cerebro del paciente, a través de electrodos colocados en ciertas zonas de la cabeza, siguiendo el sistema internacional 10-20 para los electroencefalogramas, con lo que se obtienen lecturas, y mediante métodos estadísticos se puede determinar cuál es el daño auditivo en la persona”, abundó.
Enríquez López señaló que la innovación de trabajar con tecnología de potenciales evocados, que estudian la actividad cerebral, resulta más efectiva ya que los neonatos no reaccionan ante los estímulos que se aplican en las pruebas convencionales.
“Para que el estudio de potenciales evocados sea el óptimo, se necesita estar bajo condiciones controladas, libre de ruidos electromagnéticos, estar en una zona aislada porque inclusive, la respiración de la mamá o un movimiento pequeño en la cabina envía una señal bioeléctrica errónea; esa es la parte que quisimos atacar, porque los resultados en las cabinas convencionales, que son muy grandes, no eran siempre los más precisos”, detalló.
De ahí que el equipo de trabajo optó por diseñar una cabina adaptada a las dimensiones de neonatos, libre de factores de ruido externos que incluso, por los materiales que se utilizaron, resulta mucho más económica en su fabricación respecto a las cabinas ya existentes en el mercado.
“Se le colocan los electrodos al bebé en ciertas zonas de la cabeza, se le ponen también auriculares y comienza la prueba enviando frecuencias que van de los 250 hasta los ocho mil hertz de manera gradual, esos son los rangos de frecuencia que se pueden usar en este tipo de estímulos. Al mandarlos a cierta frecuencia, el cerebro reacciona y manda una lectura mediante los electrodos. Se tiene que hacer un acondicionamiento de la señal a través de amplificadores fisiológicos para visualizarla bien”, explicó.
Las señales recibidas se visualizan en una computadora a través de un audiograma, que es una gráfica donde se obtiene la frecuencia que se utilizó y los decibeles que se requirieron, lo que permite determinar si existe un daño o no en el oído del paciente.
Por su parte, el estudiante Óscar Miranda Puebla señaló que este equipo cumple con la Norma Oficial Mexicana NOM-011-STPS-2001 respecto a las condiciones de seguridad e higiene en los centros de trabajo donde se genere ruido, y que la siguiente etapa es presentarlo en el Centro Nacional de Metrología (Cenam) para la validación del aislamiento del ruido en la cabina del sistema.
“La validación del Cenam es un respaldo importante al momento de sacar al mercado el prototipo final que estará listo en 2017. Una de las ventajas de nuestro sistema es que puede transportarse sin muchos problemas, a diferencia de lo que actualmente se encuentra en los hospitales y centros. Tenemos la intención de llevar este sistema a comunidades y zonas de escasos recursos para que toda la población tenga acceso a este estudio”, subrayó.
PROYECCIÓN EN FOROS NACIONALES E INTERNACIONALES
Miranda Puebla informó que el equipo de trabajo se encuentra en pláticas para llevar este sistema a la asociación civil Ándale para oír, cuyo objetivo es contribuir al desarrollo e integración de los niños y niñas sordos, atendiendo al diagnóstico oportuno y preciso, así como la intervención terapéutica de habilitación auditiva.
Este proyecto, además, ha participado en eventos nacionales e internacionales.
“Con este sistema para la detección de daño auditivo en neonatos, obtuvimos el sexto lugar en el Premio Santander a la Innovación Empresarial en la categoría de impacto social el pasado mes de junio, y actualmente es uno de los dos proyectos mexicanos que participan en Una idea para cambiar la historia, que es un concurso promovido por The History Channel para apoyar proyectos de ciencia y tecnología de jóvenes universitarios enfocados en generar un beneficio social”, finalizó.