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Un príncipe italiano vende pasta en California, y lo hace en un Food Truck

25/11/2016 - 12:00 am

Emanuele Filiberto Umberto Reza Ciro René Maria di Savoia ha tenido una vida muy especial. El único nieto del último rey de Italia, Umberto II, vivió su niñez y juventud en Ginebra, y a los 30 años volvió a su país, sin reino y sin ninguna popularidad. Emanuele, sin embargo, ha hecho de todo en el terreno de los negocios y el entretenimiento y, ahora, decidió montar un foodtruck en California, donde hace alusión a su legado con el nombre “Prince of Venice” y desde el que presume vender las mejores pastas italianas.

Foto Twitter
Emanuele Filiberto de Savoya es el nieto de Unberto II, el último rey de Italia; pero él no tiene reino y ha decidido hacer negocio vendiendo pasta italiana en un Food Truck. Foto: Twitter

Ciudad de México, 25 de noviembre (SinEmbargo/Munchies, de VICE).– Este nuevo príncipe es realmente de la realeza, al menos si se considera que el nieto del último rey italiano es un príncipe. Italia se convirtió en República en 1946 y la monarquía, en manos de la Casa de Savoya, terminó. Emanuele Filiberto es, pues, el único heredero del exiliado Rey Umberto II, quien renunció un mes antes de que terminaran los buenos tiempos antiguos monárquicos. Filiberto creció en el exilio en Ginebra y pisó por primera vez Italia en 2002, tenía entonces 30 años.

Si lo piensas, ser el heredero a un trono inexistente no tienen nada de especial, pues no hay tal cosa en la realidad. Entonces: ¿Qué hace el nieto de un rey depuesto para mantenerse ocupado, por lo menos mientras se reinstaura la monarquía? (Algo que muy difícilmente sucederá).

Pues Filiberto ha hecho de todo, hasta parar ahora en California.

Y es que el retorno a su Patria, no fue fácil. “Estuve fuera durante tanto tiempo, y se dijeron tantas cosas sobre mi familia, que decidí que era hora de acercarme a los italianos. Y qué mejor manera de hacerlo que a través de los medios de comunicación”, le dijo hace dos años al diario español ABC.

Luego, su incursión en la versión italiana de “Bailando con las estrellas” lo catapultó al “star system” de la RAI. Tras enseñar sus pasos de tango y chachachá a millones de telespectadores, el hijo de Víctor Manuel de Saboya también cantó en el Festival de la Canción de San Remo, compitió además en “La isla de los famosos” y presentó “Miss Italia”.

“Era la única manera de que se dieran cuenta de que soy normal”, le comentó al periódico español.

Hace dos años también hizo una incursión al otro lado de la cámara y fundó dos productoras de televisión y cine con base en Londres y París.

Luego intentó emprender con “Prince Tees”, una línea de camisetas 100% “made in Italy” que arrasó en su país, y de la que se dijo muy entusiasmado. Las t-shirts fueron diseñadas en algodón y cachemir y confeccionadas en una fábrica de Padua, en la región del Véneto, antiguo dominio de los Saboya.

“Me visto de manera sencilla: vaqueros y camisas blancas. Pero me faltaba algo en mi armario y decidí fabricarlo”, explicó hace dos años. “Siento que he encontrado mi camino, estoy haciendo algo que realmente me gusta”.

Pero, ahora vemos, al príncipe italiano le faltaba mundo por recorrer.

SE VA A CALIFORNIA Y COMPRA UN FOOD TRUCK

Foto Twitter
Emanuele en su negocio: «El Príncipe de Venecia». Foto: Twitter

Emanuele Filiberto de Savoya tiene 44 años y le ha dado la espalda a ser jugador de polo, comprar baratijas doradas o todo aquellos que hacen los integrantes de sangre azul de la realeza. En su lugar, ha competido en el equivalente italiano de “Dancing with the Stars”; ha protagonizado comerciales de cigarros electrónicos que prometen que ligarás y aceitunas que “te hacen sentir como un rey”. No, no estamos bromeado.

La inspiración de Filiberto por hacerse de un food truck nació durante un viaje a California, en Estados Unidos. “Son súper lindos y coloridos”, dijo. “Pero en todos venden comida mexicana o asiática y nadie ha pensado en ofrecer pasta italiana”.

Fue un momento “eureka”, entonces Filiberto decidió que Estados Unidos necesitaba un camión que vendiera comida italiana. Se apresuró a comprarlo, lo pintó de colores de la Casa de los Savoy –azul real, naturalmente– y lo etiquetó él mismo como “The Prince of Venice” (El Príncipe de Venecia). Que es el título real con el cual hace su reclamo al trono, aunque no sea reconocido por el Gobierno italiano.

¿Fetuccini con mariscos? Filiberto lo tiene por 15 dólares, y su linguini de trufa cuesta 16 dólares. Filiberto cree que es una gran negociación: “Platillos como estos costarían más de 30 dólares en un restaurante”.

¿Y dónde en Norteamérica te puede servir una apetitosa pasta un verdadero príncipe italiano?

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