Los científicos se centraron en cuatro tipos de materiales de hormigón: hormigón, mortero, residuos de cemento de construcción y polvo de horno de cemento de China, de EU, Europa y resto del mundo, según una nota de la Universidad británica de East Anglia.
Madrid, 21 noviembre (EFE).- La fabricación de cemento representa el 90 por ciento de las emisiones mundiales de CO2 de los procesos industriales. Sin embargo, también es un importante sumidero de CO2: casi la mitad del CO2 producido en los últimos 70 años por la elaboración de hormigón se calcula que ha sido reabsorbido por el propio material.
Esta es la principal conclusión de un estudio que publica la revista Nature Geoscience, liderado por científicos británicos y chinos en colaboración con la Universidad de California (EU) y el Instituto de Ciencias de la Construcción Eduardo Torroja (CSIC).
Para este trabajo, los investigadores analizaron estudios individuales realizados por todo el mundo con datos de entre 1930 y 2013, y han concluido que el cemento mundial es capaz de reabsorber unas mil millones de toneladas de CO2 atmosférico al año.
«Se estima que 4.5 gigatoneladas de carbono han sido reabsorbidas por el cemento entre 1930 a 2013, en un proceso que se denomina carbonatación», según los autores, que señalan que esto supondría una compensación del 43 por ciento de las emisiones de CO2 ocasionadas por la producción de hormigón en este mismo período, también en el mundo.
Estas cifras no tienen en cuenta el CO2 asociado a las emisiones de los combustibles fósiles involucrados en la producción cementera.
Los científicos se centraron en cuatro tipos de materiales de hormigón: hormigón, mortero, residuos de cemento de construcción y polvo de horno de cemento de China, de EU, Europa y resto del mundo, según una nota de la Universidad británica de East Anglia.
Los resultados concluyen que el hormigón también puede ser un importante sumidero de CO2, según los autores, que sostienen que esto habría que tenerlo en cuenta para futuros cálculos.
Y es que, por ejemplo, las directrices del IPCC (grupo intergubernamental de expertos sobre el cambio climático) recomiendan tener en cuenta el CO2 emitido en la fabricación de cemento y proporcionan métodos para su cuantificación, pero no incluyen los datos de reabsorción de este gas por parte del hormigón, según la nota de prensa de la universidad británica.
Para Carmen Andrade, del Instituto de Ciencias de la Construcción Eduardo Torroja y una de las firmantes del artículo, el mensaje principal de esta investigación es que el cemento emite CO2, pero recupera parte de él y habría que tenerlo en cuenta para futuros cálculos relacionados con la contaminación producida por este gas.
«La vegetación emite y absorbe CO2; este proceso podría considerarse similar», ha resumido a Efe esta investigadora.