Miguel Ángel Mancera Espinosa, Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, es un hombre sin partido y sin popularidad, distanciado de las corrientes o “tribus” del Partido de la Revolución Democrática y de sus “clientelas” en la Ciudad de México, coincidieron analistas políticos. Es un gobernante que, a dos años de que finalice su gestión, se ha quedado solo en la defensa de las causas de la capital del país, pero sin el apoyo de los capitalinos, plantearon a SinEmbargo.
Ciudad de México, 29 de octubre (SinEmbargo).– La tarde del jueves 6 de octubre pasado, decenas de personas con banderas amarillas salieron del Monumento a la Independencia a Los Pinos para exigirle al Gobierno de Enrique Peña Nieto un incremento al presupuesto de la Ciudad de México para 2017. Era un puñado de «acarreados», como los calificaron opositores, convocados por la dirigencia perredista, que ni siquiera fue recibido por Francisco Guzmán Ortiz, jefe de la Oficina de la Presidencia de la República, como se acordó con anticipación.
En septiembre, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) rasuró 8 mil 622 millones de pesos al presupuesto de la Ciudad de México para 2017, es decir 95.25 por ciento menos que lo asignado para este año.
Por ello el Partido de la Revolución Democrática (PRD) convocó a los capitalinos, a través de Alejandra Barrales Magdaleno, dirigente nacional de esa fuerza política, a marchar esa tarde y apoyar en su lucha por un mejor presupuesto a Miguel Ángel Mancera Espinosa, Jefe de Gobierno de la ciudad. La convocatoria fue un fracaso.
“Aquí hay que medir la nula capacidad de movilización el Jefe de Gobierno. En términos del mando, como Jefe de Gobierno, Mancera se ha quedado muy solo, también en el espacio legislativo con una Asamblea desfavorable para él”, dijo Enrique Gutiérrez Márquez, académico del Departamento de Ciencias Sociales y Políticas de la Universidad Iberoamericana.
Mancera Espinosa se quedó solo en la defensa del presupuesto capitalino, apoyado únicamente por los miembros de Vanguardia Progresista –la corriente que creó para él Héctor Serrano Cortés cuando era Secretario de Gobierno– y abandonado por los viejos lobos de mar de la fuerza política que esa tarde no salieron a marchar: los dirigentes de Nueva Izquierda (NI) o “Los Chuchos” , Jesús Ortega Martínez y Jesús Zambrano Grijalva, así como de Izquierda Democrática Nacional (IDN), de René Bejarano Martínez y la Senadora María de los Dolores Padierna Luna, coincidieron analistas consultados por SinEmbargo.
Pero lo más grave, dijeron, fue la nula respuesta de los habitantes de la ciudad ante un tema relevante como el exigir más recursos.
“Fue una propuesta arriesgada hacer esa movilización, porque los desnuda, los exhibe; no nada más es que Mancera tenga debilidades como dirigente y representante político, y que la gente está muy inconforme en la ciudad: también está el partido que lo llevó al poder, que es lo que me parece más grave, pues el PRD está en un proceso de descomposición muy profundo”, dijo María Eugenia Valdés Vega, investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) Unidad Iztapalapa.
Para otros analistas Mancera Espinosa mostró escasa capacidad de movilización el día de la marcha por la defensa del presupuesto, por un descontento generalizado entre los capitalinos por su administración, y también por la pérdida de control del PRD en la Ciudad de México.
“La figura del Jefe de Gobierno se ha desgastado por los temas de la ciudad como el Hoy No Circula, no se ve la acción del Gobierno de la ciudad en muchos espacios, como el tema de seguridad, las fotomultas, el crimen organizado en las colonias. Esto aunado a que con la discusión para 2018 los grupos empiezan a retraerse para ver cuáles son sus posibles candidatos. Muchos de estos grupos [o corrientes] no están viendo a Mancera como un candidato, y si es así, piensan vendérselo caro”, consideró Gustavo López Montiel, experto en partidos políticos del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey (ITESM).
El analista Salvador Mora Velázquez, politólogo de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), agregó que la debilidad de Mancera Espinosa es que no es un líder.
“La población no lo ve como un actor que hay que apoyar. Mancera le rehuye a la población, porque no sabe vincularse con ella. Yo desde esta lógica lo vería: es un Gobierno que dice que trabaja para la gente, pero que se mantiene alejado de la gente”, afirmó.
LA DISPUTA POR EL PRD
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La falta de popularidad de Mancera Espinosa, aunada a la lucha por el poder que mantienen él y sus seguidores al interior del partido con las otras corrientes, el romper con sus antecesores: Marcelo Ebrard Casaubón y Andrés Manuel López Obrador, colocaron al Jefe de Gobierno en una posición complicada.
El Sol Azteca protagoniza una disputa interna descarnada que se acentuó en la elección de la actual dirigencia, cuando Mancera Espinosa logró llevar a la dirigencia a su ex pareja Alejandra Barrales, sobre la propuesta de “Los Chuchos” Beatriz Mojica Morga.
“Habría que visualizar si no tiene como aliado a Nueva Izquierda, si hay una déficit de capacidad para amarrar y negociar al interior de las diversas corrientes. Vanguardia Progresista se forma al calor de la candidatura de Mancera, que él no genera simpatías, pero dentro de esta corriente también hay un problema; me da la impresión que cada quien está trabajando para su propio beneficio”, consideró Salvador Mora.
Mancera Espinosa se enemistó también con René Bejarano, al lograr disminuir a su corriente en la ciudad.
“No son cualquier corriente, ellas tienen las clientelas. ‘Los Chuchos’ y los ‘Bejaranos’ son las dos corrientes más fuertes, aunque están debilitadas por sus errores y son las que han acabado con el PRD. Pero no creo que Vanguardia Progresista se pueda fortalecer porque, ¿con quién lo harán? Mancera no es un liderazgo fuerte. La Barrales tampoco tiene la fuerza y la estructura que tenían antes las otras corrientes. Es evidente que hay un alejamiento, se disputan la estructura del partido, porque es la que garantiza que haya las suficientes prerrogativas. ¿Qué más les queda a ‘Los Chuchos’ y a los ‘Bejaranos’, sino es la estructura del partido”, explicó María Eugenia Valdés.
La académica afirmó que al PRD en la Ciudad de México le hace falta unificarse, porque “no les conviene estar peleados”.
Sin embargo, la situación de Mancera no es más difícil que la del mismo Sol Azteca: “Mancera se está quedando sin partido y el partido se está quedando si candidato a la Presidencia para 2018”, resumió María Eugenia Valdés.
“Hay una desvinculación con el PRD, no es miembro del PRD, pero aún siendo candidato y emergido de su propuesta, se está quedando sin partido. No hay seguridad de que cuenten con las bases necesarias para una gran movilización como la que pretendieron ese día”, consideró la analista.
UN PRD DEBILITADO EN LA CDMX
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En las elecciones de 2015 el PRD recibió su primer gran golpe, después de la ruptura con López Obrador, pues esa fractura se tradujo en pérdida de votos en la Ciudad de México: perdió en las urnas ocho de las 14 delegaciones que gobernaba, mientras que el partido Movimiento Regeneración Nacional (Morena) obtuvo la victoria en cinco y más de la mitad de los diputados locales, modificando la composición de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF).
El Sol Azteca gobierna hoy Álvaro Obregón, Coyoacán, Gustavo A. Madero, Iztacalco, Iztapalapa y Venustiano Carranza, mientras que Morena está al frente de Cuauhtémoc, Tlalpan, Azcapotzalco y Xochimilco.
Pero en la elección de 2015 no sólo avanzó Morena, sino que también se fortaleció el Partido Revolucionario Institucional (PRI) al conservar Cuajimalpa y ganar Magdalena Contreras y Milpa Alta.
En las elecciones de este año, los capitalinos votaron por sus asambleístas para la Asamblea Constituyente que deberá redactar la Constitución Política de la Ciudad de México.
Aunque en la votación Morena logró arrebatarle la mayoría al PRD, la diferencia no fue acentuada. En la ciudad se fortaleció el voto para el Partido Acción Nacional (PAN). De acuerdo con la lectura de los politólogos, en la elección del 5 de junio la izquierda mexicana fue la más golpeada pues el PRD a nivel nacional se desvaneció y Morena desaceleró el paso al ganar únicamente en la Ciudad de México.
Pero el escaso interés de los capitalinos en apoyar a su Jefe de Gobierno se debe a la baja en la popularidad de Mancera, pero también en que el PRD perdió una gran parte de la ciudad.
“Esa geografía política de una ciudad que no está pintada en amarillo, nos hace identificar que los grupos del propio PRD están debilitados y que se muevan las dos partes: un Jefe de Gobierno debilitado, más unos delegados y grupos del PRD que han perdido mucha presencia. A estos grupos tradicionales no les ha venido bien perder espacios delegaciones y presupuesto para operar los programas sociales”, consideró Enrique Gutiérrez Márquez.
El académico agregó: “habría que preguntarles a los grupos políticos qué tanto juega el Jefe de Gobierno en el debilitamiento del PRD en la Ciudad de México”.