YouTube tiene hoy, diez años después de su adquisición por Google, más de 1 mil millones de usuarios. El servicio está disponible en 76 idiomas. Cada minuto se suben a la plataforma a nivel mundial más de 400 horas de videos.
Ciudad de México, 7 octubre (DPA).– El acuerdo de adquisición se fraguó en un restaurante situado en el borde de una carretera. Todo debería ser discreto y no llamar la atención. Hace diez años, el gigante de Internet Google compró la plataforma de videos YouTube por 1,650 millones de dólares. Fue hasta entonces la adquisición más cara en la historia de Google, y quizás uno de los acuerdos de este tipo más rápidamente pactados.
El negocio se remató un fin de semana de octubre de 2006. Todo ocurrió en menos de 72 horas, «desde las primeras conversaciones sobre la adquisición hasta el anuncio tras el cierre de la bolsa el lunes», recordó el cofundador de YouTube Steve Chen en el festival South by Southwest celebrado el pasado marzo en la ciudad tejana de Austin.
El entonces director ejecutivo de Google, Eric Schmidt, anunció el acuerdo con estas palabras: «Este es el siguiente paso en la evolución de Internet». Solo 19 meses antes, Chen y sus colegas Chad Hudley y Jawed Karim habían fundado YouTube, originalmente concebido como plataforma para citas online.
«La idea fue que la gente se presentara con videos cortos», dijo Chen. Sin embargo, como cinco días después nadie se había registrado, el servicio se abrió a todo tipo de videos. «Así comenzaron a llegar esos tiernos videos de gatos y todo lo demás».
Después de unos problemas iniciales llegó el éxito rápidamente. Año y medio más tarde, YouTube registró unos 100 millones de descargas de videos al día. Varios empresarios interesados querían adquirir la plataforma, gestionada desde la ciudad californiana de San Bruno.
«Sin embargo, Google fue la opción correcta», dice Chen, de 38 años, al recordar aquellos días. La empresa emergente necesitaba urgentemente ayuda para su internacionalización y también en el ámbito técnico. Ya entonces, más del 50 por ciento de los usuarios eran ciudadanos no estadounidenses. Además, el uso móvil de Internet ya se estaba perfilando como un mercado importante.
El acuerdo se selló durante un encuentro secreto entre Schmidt y el fundador de Google, Larry Page, en un lugar que no llamó la atención: un restaurante ubicado cerca de la carretera entre Mountain View, la sede de Google, y San Bruno. «Yo estaba demasiado nervioso para poder comer algo», recuerda Chen.
Durante los siguientes años, la plataforma se fue convirtiendo en un fenómeno de masas. En 2012, el rapero surcoreano Psy rompió con la canción «Gangnam Style» por primera vez la marca de 1,000 millones de descargas. En 2014, todo el mundo pudo ver en YouTube cómo la gente bailaba al son de «Happy», el gran éxito de Pharrell Williams. Y estrellas de YouTube como LeFloid y Bibi, con su «Beauty Palace», son los ídolos de los adolescentes de hoy.
YouTube tiene hoy, diez años después de su adquisición por Google, más de 1,000 millones de usuarios. El servicio está disponible en 76 idiomas. Cada minuto se suben a la plataforma a nivel mundial más de 400 horas de videos.
Sin embargo, por muy gigantescas que sean las cifras, no se sabe cuánto dinero gana Google con YouTube. La empresa de investigación del mercado eMarketer calcula que Google facturó en 2014 con la publicidad unos 1 mil 130 millones de dólares. YouTube anunció en 2015 que las cifras de ventas de los socios en el ámbito de la publicidad se habían incrementado en un 50 por ciento respecto al año anterior, «ya por tercer año consecutivo en esta magnitud».
No obstante, YouTube también se enfrenta con problemas: artistas prominentes como Lady Gaga, Coldplay o Ed Sheeran denunciaron hace un par de meses ante la Comisión Europea que el servicio, por sus ofertas gratuitas, devalúa a la música. El sector musical critica el hecho de que YouTube, tomando en cuenta la dimensión de su negocio, ceda muy poco dinero a los artistas.
YouTube se defiende recordando que mediante su sistema Content ID, una especie de huella digital para la lucha contra la piratería, avisa a los titulares de los derechos cuando aparecen sus contenidos en YouTube. En ese momento, ellos pueden decidir si se bloquea su material o si quieren participar de las cifras de ventas generadas en el ámbito de la publicidad.
También se acusa, no solo a YouTube sino también a Facebook y Twitter, de no actuar con la necesaria contundencia contra la difusión de contenidos problemáticos como propaganda islamista o manifestaciones de odio.
Según la filial de Google, el gigante de Internet eliminó en 2014 a nivel mundial 14 millones de contenidos, cifra que en 2015 había aumentado a 92 millones. Sin embargo, también está creciendo velozmente el volumen de videos colgados, que entre 2014 y hoy se cuadruplicó. Además, según YouTube, de los 92 millones de contenidos borrados, solo un uno por ciento estaba relacionado con manifestaciones de odio o propaganda terrorista. La mayor parte del material eliminado fueron, según la plataforma, spam, videos pornográficos y otros contenidos que violaban las directrices de YouYube.
Sin embargo, el mayor desafío para YouTube es probablemente la creciente competitividad en el mercado. Facebook, el principal competidor de Google, que tiene 1.600 millones de usuarios, apuesta actualmente de forma masiva por el video y últimamente ha podido posicionarse sobre todo en el segmento de streaming en vivo. Y también otras redes, tales como Snapchat, Twitter e Instagram, ya integraron hace tiempo videos en su oferta.