La anarquía intensa fuera de Reino Unido. Capta los cinco años que el fotógrafo Chris Low pasó inmerso en la escena underground de Tokio, «Up Yours! Tokyo Punk and Japanarchy Today» es un documento apasionante acerca de la infraestructura de conciertos, fiestas, productos y clubes que ha surgido de acuerdo con la ética DIY original del punk: Hecho por punks, para punks
Por Matthew Whitehouse
Ciudad de México, 2 de octubre (SinEmbargo/ViceMedia).– Cuarenta años después de que el movimiento punk sacudiera al mundo por primera vez con una furia incalificable de señas de V y pantalones bondage, sus creadores están siendo recordados en una serie de eventos respaldados por la muy anti punk British Library y el Heritage Lottery Fund. ¿No crees que ya está muy vendido? Afortunadamente, hay varios eventos que ofrecen una alternativa a esa ruta aburrida del punk: una exposición fotográfica tiene como objetivo arrojar luz sobre uno de los bastiones más interesantes del punk: Japón.
En lugar de simplemente imitar los estilos de vida de sus homólogos británicos o estadounidenses, los rockeros japoneses tomaron los puntos de referencia de los ídolos occidentales -mohicanos UK82 y chamarras con estoperoles- y los hicieron más duros, más rápidos, más altos, con más estoperoles. Sin duda, un punk japonés utiliza ese estilo para expresar aspectos socioculturales muy diferentes a los de la versión original británica. Pero, ¿no es eso un motivo de celebración? Y, ¿la recontextualización no ocasionara que en el proceso se convierta en algo potencialmente más interesante? Con la inauguración en esta semana de una exposición de sus imágenes en la Red Gallery de Londres, buscamos a Chris para saber más.
¿Cómo fue que te enteraste por primera vez acerca de la escena punk japonesa?
Es algo de lo que siempre supe, desde principios de los ochenta cuando leí los «informes de la escena en Japón» del fanzine Maximum Rock N Roll. En aquel entonces, la idea de visitar Japón parecía casi tan remota como visitar Marte -lo que supongo era gran parte del encanto y lo que lo hacía parecer tan exótico y de otro mundo. Fui por primera vez en 2002, cuando The Parkinsons, una banda portuguesa en la que fui baterista, fueron contratados para tocar en el Festival Fuji y algunos otros eventos.
Para ser honesto, nunca fui uno de esos tipos ‘niponofílicos’ obsesionados con los japoneses -nunca he leído un manga en mi vida, visto una película de anime o jugado un juego de computadora-; pero realmente me enamoré de Tokio como ciudad y, desde entonces, me he quedado ahí y la he visitado más de treinta veces. Mi verdadera introducción a la escena punk de Tokio realmente fue algo fortuito. Un día estaba en Shinjuku, cuando me encontré con los miembros de GBH, que estaban de gira en Japón. Me invitaron a su concierto de esa noche y ahí conocí a muchos de los punks de Tokio, quienes desde entonces se han convertido en buenos amigos míos y aparecen en la exposición.
¿En qué momento el punk conquistó por primera vez una audiencia en Japón?
Más o menos al mismo tiempo que en otros países, según los primeros informes de prensa y los registros que rastrean su evolución fuera del Reino Unido. Tengo copias de revistas de moda japonesa de principios de 1978 con artículos sobre el ‘estilo punk’, que es una indicación de cómo, en ese momento, el movimiento y look ya habían comenzado a ser asimilados en la cultura popular. Pensando en esas primeras fotos icónicas de punks en el Roxy Club y en Kings Road en 1976-77, es fácil comprender porqué fue bien acogido por la juventud japonesa. Tal vez como una reacción ante la forma de ser aparentemente conservadora, tradicionalista y, quizás incluso, sofocante de gran parte de la cultura japonesa, los jóvenes parecen llevar todo lo que les interesa al extremo; ya se trate de la música o de su apariencia. La primera banda de punk japonesa SS, que comenzó en 1977, tocaba con una ferocidad y a una velocidad que dejaba a cualquier banda occidental paralizada. De hecho, se acercaban mucho más al sonido ‘hardcore’ que surgiría primero en los Estados Unidos. unos cuantos años más tarde que a cualquiera de las bandas del momento en el Reino Unido, las cuales todavía tocaban un acelerado pub rock. También se formaron bandas como The Stalin, Lip Cream y GISMD, que continuaron con ese patrón sónicamente frenético, lo cual se filtró a través de informes en fanzines y de la escena underground del comercio de casetes, llamando así la atención de Occidente. Tanto por su aspecto como por su sonido.
¿Cómo describirías el look punk?
El atuendo punk en Reino Unido rápidamente se convirtió en una chamarra de cuero, pantalones bondage y el peinado con picos. Sólo tienes que ver los viejos clips de YouTube de bandas como Death Side o Gas para ver el look in extremis, con mohicanos de setenta centímetros que desafiaban por completo la gravedad y picos estilo la Estatua de la Libertad que hacían ver a la mayoría de los punks occidentales como gerentes de banco, a pesar de que los puntos estilísticos de referencia, en particular las chamarras ‘UK82’ con estoperoles y el pelo con picos, eran los mismos. Por el contrario, sólo tienes que ver el look Ganguro o Kogal naranja-marrón y los ojos de panda, que fueron una cultura femenina masiva, para darte cuenta de que este extremismo en la apariencia no es algo exclusivo de los punks, sino también de las colegialas.
¿Cómo encaja eso con la percepción de Japón como una sociedad bastante conservadora? ¿Sus practicantes son considerados como outsiders en ese sentido?
De lo que te das cuenta cuando pasas mucho tiempo ahí es que mientras la sociedad japonesa puede aparentar ser conservadora, en muchos sentidos es infinitamente más extrema y tiene muchas menos restricciones que Occidente. Obviamente, su actitud desenfrenada con relación al sexo y su representación en todas y cada una de las formas es lo más evidente y más conocido; pero esa misma actitud de estar siempre empujando los límites se puede encontrar en las demás áreas de su vida, ya se trate de un oficinista que después del trabajo sale a beber durante toda la noche, hasta colapsar y terminar vomitando en la calle; o de sus grupos de extrema derecha marchando con uniformes fascistas y hondeando banderas con la esvástica. Una vez que pasas la formalidad de las reverencias, las restricciones quedan completamente fuera.
Los punks en Japón son outsiders, y son vistos o como antagonistas por la policía y las autoridades, o como una curiosidad por aquellos que tiene una perspectiva más liberal. Como no hay un sistema de prestaciones como en Gran Bretaña y la mendicidad es ilegal, muchos punks que conozco trabajan en la construcción o en fábricas donde su apariencia no es un problema. Para ellos, el punk es una forma de vida con su propio sistema de creencias, al igual que los gustos musicales. Y, dentro de la escena punk, hay una cultura tanto de oposición hacia la comercialización como hacia el sistema social predominante, lo cual hace que siga siendo un movimiento underground y vital.
¿Qué tan aceptado fuiste siendo un extranjero?
La escena punk de Tokio con la que me encontré probablemente es la más amigable, abierta e inclusiva que he conocido en mi vida. Supongo que yo tenía un cierto grado de prestigio por haber tocado con algunas bandas como Political Asylum, The Apostles, Oi Polloi y Part1, todas ellas muy populares dentro de la escena punk japonesa; pero estoy seguro de que incluso si no hubiera sido así, me habrían tratado exactamente de la misma manera, invitándome a conciertos y fiestas, y siendo tratado en general con una cordialidad que es rara en Occidente si no te ves como parte del grupo. En realidad no me he vestido como punk desde principios de los ochenta, pues siempre pensé que se trataba más de una actitud que de cualquier otra cosa. En contraste con el aspecto bastante monótono y rudo de la mayoría de los punks occidentales, el aspecto de los punks de Tokio ahora muestra una increíble atención al detalle de la época y a todo el «lenguaje estilístico», lo cual nunca deja de sorprenderme.
¿Cómo es la infraestructura de la escena? ¿Es muy activa?
Una característica única de la escena ahí es que no se ha arruinado con el faccionalismo que ha permeado la escena punk en otras partes del mundo. Esto también es particularmente sorprendente, porque Tokio es una gran metrópoli, un vasto mundo alternativo de sitios, tiendas, bares y restaurantes administrados por punks, que han surgido alrededor de la escena. El movimiento punk en Tokio es mucho más que sólo la música. En cuanto al activismo político, todos los punks que conozco son muy activos en la lucha y la protesta contra el crecimiento de la extrema derecha nacionalista en Tokio, que realmente parece haber aumentado sus actividades con el gobierno de Shinzo Abe; y también en protestas antinucleares, en particular después del desastre de Fukushima, para el cual los punks han recaudado mucho dinero para su rescate; así como en campañas contra la energía nuclear y la reciente expansión militar en Japón.
Dentro de la comunidad punk mundial, ¿cómo ven a la escena punk japonesa? ¿Ha tenido mucha influencia en las bandas occidentales?
Una influencia absolutamente enorme, ya sea que la mayoría de las bandas occidentales lo sepan o no. El sonido punk actual le debe más a la velocidad y al thrash metal y al grindcore de lo que le debe al punk de1977 o incluso al sonido anarcopunk de 1980 de Crass y otros. Como mi viejo amigo, el vocalista original y miembro fundador de Napalm Death, Nicholas Bullen, reconoce en la pieza que escribió para mi show a mediados de la década de 1980, los grupos de todo el Reino Unido fueron energizados e inspirados por la vivacidad del sonido del hardcore japonés, a menudo influido por el metal, incluido Napalm Death que particularmente se inspiraró en la urgencia y los gruñidos guturales de los vocalistas en los actos seminales GISM y Kuro. Con bandas como GISM, Gauze y Death Side reformándose, puedo imaginar que mucha gente ahora descubrirá la escena y querrá aprender más sobre ella. Al igual que gran parte de la cultura japonesa, el punk japonés se ha convertido casi en un fetiche para Occidente, con una fijación por ciertas bandas legendarias. Si bien muchas de esas bandas aparecen en mis fotos, también quería dar reconocimiento a las bandas más nuevas y menos conocidas, ya que son igual de importantes y son las que le dan a la escena su impulso actual.
¿Hay algunos elementos de la escena que sean únicos del Japón?
¡Sí! Es de llamar la atención cómo muchos a los que les tomé fotos hacen señal de V a la cámara, lo cual inspiró el título que le di a la muestra fotográfica. Es algo que realmente ya no se ve en Gran Bretaña, pues fue sustituida por el trasatlántico dedo medio. No sé si lo adoptaron de haber visto viejas fotos icónicas de los Sex Pistols, pero es algo que me resulta bastante arcaico y entrañable, en contraste con lo agresivo que se supone que debería ser.
Por último… ¿Qué significa para ti el punk japonés?
Lo que el punk debería ser: hecho por punks, para punks.