Martín Moreno-Durán
14/09/2016 - 12:00 am
Los mexicanos: ¿valientes o gallinas?
La renuncia del Presidente Peña Nieto se ha manejado en público y en privado, como única vía de intentar rescatar al país del desorden que ya enfrenta y que, tal y como lo advierten las poderosas e influyentes consultoras financieras internacionales, podría derivar en una crisis financiera de fin de sexenio equiparable al desastre económico que nos heredó Salinas de Gortari en 1994.
*¿Cuántos irán a la marcha #RenunciaYa vs EPN?
*15-IX-2016: a prueba, el valor ciudadano
La inconformidad de millones de mexicanos con la forma como gobierna Enrique Peña Nieto, es cada vez mayor. Y no son filias ni fobias. No. Allí están las encuestas, mostrando un rechazo prácticamente generalizado al Presidente: solo 2.3 de cada 10 respaldan su gestión. Ciudadanos, empresarios, estudiantes, amas de casa, académicos, analistas (algunos nacionales), medios extranjeros, etc, ubican al México actual como el peor de la historia contemporánea.
La casa blanca, Ayotzinapa, Malinalco (casona de Videgaray), la corrupción peñista, los faraónicos viajes de la familia presidencial, el solapamiento a gobernadores corruptos, la innegable crisis económica, el cinismo de Peña (ratificar, por ejemplo, a Alfredo Castillo en la CONADE), la tesis semiplagiada, la desastrosa visita de Donald Trump, el montaje del Informe de Gobierno, la ineficacia a la hora de gobernar, han hundido al gobierno de Peña Nieto. Hoy por hoy, el desánimo nacional ahoga la esperanza mientras en su burbuja de cristal en Los Pinos, Peña se rige y orienta por una frase de sus subalternos: “Vamos bien, señor Presidente…”.
El hartazgo nacional es evidente, manifiesto. Por todos lados hay quejas sobre la mala economía, respecto al naufragio de Peña y de su equipo, del desazón ciudadano por un Presidente que ha perdido el rumbo, extraviado, ciego ante los problemas del país, incapaz de contener las ambiciones presidencialistas de Videgaray, Osorio Ching, Meade, del grupo salinista y demás que ya han rebasado la autoridad presidencial. México es un caos.
Por todo ello, surgen voces en cascada que piden la renuncia (o licencia) del Presidente de la República, ante el evidente fracaso de su gobierno. Aún faltan más de dos años de administración y nada indica que las cosas puedan mejorar. Muy al contrario: por el aislamiento y la realidad – ficción que vive Peña Nieto, es más fácil esperar más malos resultados que buenas noticias.
La renuncia del Presidente Peña Nieto se ha manejado en público y en privado, como única vía de intentar rescatar al país del desorden que ya enfrenta y que, tal y como lo advierten las poderosas e influyentes consultoras financieras internacionales, podría derivar en una crisis financiera de fin de sexenio equiparable al desastre económico que nos heredó Salinas de Gortari en 1994.
De ese tamaño es el riesgo que hoy vivimos.
Los financieros alertan. Los especialistas advierten. Los periodistas informan. ¿Qué les queda a los ciudadanos de a pie?
Protestar, si es que consideran que éste México no es el país que quieren o merecen.
Protestar, en lugar de ser valerosos críticos de café, geniales en sus tuits contra Peña Nieto o en sus memes aludiendo el desastre presidencial, muy gallitos a la hora de cuestionar vía Facebook, pero indolentes cuando se trata de protestar públicamente por el mal gobierno, para exigir mejores resultados y hacer evidente ante el mundo que no están conformes con el caos nacional que vivimos.
Protestar, exigiendo la renuncia del Presidente.
Protestar es la palabra.
*****
¿Son los mexicanos valientes o gallinas?
Para mañana jueves 15 de septiembre, aniversario independentista, se está convocando a una marcha en pro de la renuncia de Enrique Peña Nieto a la presidencia de México, ante el fracaso que ha resultado su gobierno y el hundimiento de la economía, el desempleo, la corrupción gubernamental, el agravio por la visita de Trump, y muchos otros factores más. El destino nos alcanzó.
La marcha apartidista, promovida en redes sociales bajo el hashtag #RenunciaYa, partirá a las 5:00 PM del Ángel de la Independencia al Zócalo capitalino, en demanda de que el Presidente solicite licencia al cargo. (La Constitución marcaría que su lugar sea ocupado por el secretario de Gobernación, que concluiría el sexenio en 2018 cuando habrá elecciones presidenciales).
La pregunta es:
¿Somos muy valientes a la hora de quejarnos en redes sociales, pero muy gallinas cuando se trata de protestar públicamente?
Este jueves 15 de septiembre será la gran prueba para los mexicanos.
Ya veremos si somos tan valientes como los guatemaltecos que, además de forzar la intervención de una comisión anticorrupción de la ONU para investigar a su Presidente, convirtieron las protestas en las calles, por cientos de miles, en piedra angular de la caída de Otto Pérez.
Ya veremos si somos tan osados como los venezolanos, que en protestas que rebasan al millón de personas, se defienden de la dictadura de Nicolás Maduro, que tiene hundida a Venezuela en la corrupción, la pobreza, el desabasto y la desesperanza.
Los ciudadanos deben saber que en Los Pinos le tienen pavor a las protestas públicas. Es un dato a considerar.
Ya veremos de qué estamos hechos los mexicanos: si de la piel del guerrero azteca o de la piel del indio acobardado.
Ya veremos quiénes somos los mexicanos.
*****
Plantear la renuncia del Presidente de México no es asunto menor. Es una posibilidad que, día tras día, aumenta en su fuerza entre distintos sectores de la sociedad mexicana. Es un tema vivo, ardiente, impensable durante los años dorados del priato. Los tiempos han cambiado.
Si decenas o cientos de miles marchan mañana jueves desde el Ángel de la Independencia al Zócalo para protestar por la presidencia oscura de Peña Nieto, será un síntoma alentador de que la tradicional y conocida indolencia de los mexicanos, está comenzando a ser un asunto del pasado.
Tras la marcha, tal vez no renuncie el Presidente. “De todos modos no se va a ir”, es parte de la filosofía popular. Podrán tener razón. Sin embargo, el efecto colateral sería devastador: la imagen de cientos de miles de mexicanos exigiendo la renuncia de su Presidente. Publicada y comentada en primera plana en The New York Times (fuerte crítico de EPN), El País o algún otro medio foráneo. La resonancia en el extranjero agudizaría la crisis de gobierno. De la prensa mexicana, con excepción de algunos periódicos o diarios digitales, no esperemos mucha cobertura.
Alguna vez, el diario El País publicó que México es el país que no protesta. Dolió leerlo. Pero duele más reconocer que es cierto.
Demostrémosle a El País que está equivocado: que los mexicanos sí sabemos y queremos protestar.
Así, es cuestión de horas para saber si los mexicanos son valientes o gallinas.
Ya lo veremos.
TW: @_martinmoreno
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