Muchos opinan que el tango es parte de la cultura machista, pero el Tango Queer pretende abrir espacios para que todas las personas, incluida la comunidad LGBTTI, puedan expresarse a través del tango, explorar y explorarse más allá de las normas sociales de género.
Ciudad de México, 7 de septiembre de 2016 (SinEmbargo/Global Voices).- Con la internacionalización del tango se olvidaron sus orígenes de arrabal y se exportó un baile estrictamente codificado con roles bien determinados entre el hombre y la mujer. En las milongas tradicionales- los espacios donde se va a bailar tango- las mujeres solas suelen sentarse de un lado de la pista para mostrarles a sus potenciales parejas de baile que están disponibles. El hombre invita a la mujer con un movimiento de cabeza y la mujer acepta o rechaza la propuesta. Se da inicio entonces a una danza en la que el hombre lleva y la mujer sigue los pasos marcados, embelleciendo el baile con numerosos adornos.
Sin embargo, en los últimos años se ha comenzado a abanderar el llamado Tango Queer, con una acepción que viene del inglés, y que literalmente quiere decir “raro”, “diferente” o incluso “excéntrico”. La palabra queer ha sido tradicionalmente usada de modo peyorativo contra quienes salen de la norma en cuestiones de género y sexualidad, pero fue finalmente apropiada por la comunidad LGBTI y por los estudios que exploran sus problemáticas. Es así como el Tango Queer pretende no solamente abrir espacios para que la comunidad homosexual pueda expresarse a través del tango, sino que todas las personas, independientemente de su sexualidad puedan explorar y explorarse más allá de las normas sociales de género. Como lo explica el blog Buenos Aires Tango Queer:
[El Tango Queer] es un espacio de tango abierto a todas las personas. Un lugar de encuentro, sociabilización, aprendizaje y práctica en el que se busca explorar distintas formas de comunicación entre quienes bailan. El tango queer no presupone la orientación sexual de los bailarines ni su gusto por ocupar un rol u otro a la hora de bailar.
Aunque el tango en sus inicios fuese bailado entre hombres, en las milongas tradicionales de hoy las parejas del mismo género han sido víctimas de discriminaciones e incluso expulsiones de la pista. De hecho, el nacimiento de muchas milongas “queer” vinieron como respuesta a estas agresiones.
En este video compartido en YouTube por la cuenta Edgardo Tucu, puede verse a una pareja de hombres intercambiándose indistintamente los tradicionales roles del baile en el Festival Internacional de Tango Queer de Buenos Aires 2015:
Para muchos el tango es una danza machista que relega a la mujer a un rol pasivo. Sin embargo, en los últimos años y con la aparición de estos nuevos estilos de tango, el rol de las mujeres se ha vuelto más partícipe. De hecho, muchas mujeres disfrutan ejerciendo el rol de conductora del baile. En el Tango Queer las mujeres pueden ser guías o guiadas cuando están bailando con un hombre o con otra mujer. En el video compartido en Youtube por la cuenta Tango Queer una pareja de mujeres ejerce el rol de guía y la otra sigue los pasos marcados:
Mariana Docampo, una de las pioneras del Tango Queer en Buenos Aires, explica en su blog que el punto central del Tango Queer no es exactamente la subversión de roles, pues finalmente esto hace parte de la estructura del tango. El problema radica en “su fijación e identidad con el sexo de las personas que bailan”, e incluso, puede cristalizar imaginarios sociales más profundos:
El tango es una danza popular, y como cualquier otra, funciona como espejo de la sociedad de la cual surge y en la cual se desarrolla. En este caso, la sociedad porteña. Pero el tango también es una danza de fuerte connotación sensual. Y de ahí que lo que este “espejo” refleja no es sino la forma en que nuestra sociedad concibe el erotismo entre sus integrantes: en primer lugar, hombre-mujer. Luego, podríamos decir, activo-pasiva.
Y continúa:
Este binomio simplifica notablemente la compleja red erótica que existe entre los individuos. Y que si bien representa a una mayoría identificable en la sociedad, instituye una forma de sentir “admitida”, condiciona y censura formas de sentir diferentes. Se fija como modelo. Y afuera de este modelo quedan tod@s aquell@s cuyo sentir es distinto.
El Tango Queer ha tenido que buscar sus propios nichos al margen de las milongas tradicionales. En el caso específico de la ciudad de Buenos Aires funcionan distintas milongas “queer” o milongas “gay” donde la comunidad LGBTI puede bailar sin ser víctima de discriminaciones. Los espacios del Tango Queer son inclusivos y están abiertos a todas las personas. En el video de la cuenta Narkotango vemos a una pareja que explora y cambia sus roles durante su baile en una de las milongas queer de la capital argentina: