De acuerdo con un análisis de la Universidad de Berkeley, los países cálidos presentan una tendencia a ser más pobres a consecuencia del cambio climático. El documento explica que para evitar los «devastadores» impactos económicos, los países están en la necesidad de transitar a economías de energía limpias. México ya ha comenzado ha registrar grandes costos por daños ambientales, en 2014, según datos del INEGI, fueron de 910 mil 906 millones de pesos.
Ciudad de México, 28 de agosto (SinEmbargo).- De no actuar contra el cambio climático, la generación millennial en su conjunto –de acuerdo con el análisis de NextGen, titulado «The Price Tag of Being Young» publicado recientemente– perderá alrededor de 8.8 billones de dólares en los ingresos de su vida.
Dicho análisis se basa en una perspectiva realizada por la Universidad de Berkeley, donde señalan que en México, a consecuencia del cambio climático, se perderá el 73 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) per cápita para el año 2100. La investigación detalla que los impactos se expresan en relación con un mundo sin cambio climático.
El calentamiento global podría reducir los ingresos de una persona promedio en la Tierra en aproximadamente un 23 por ciento para el año 2100, según datos de una reciente investigación publicada en la revista Nature.
Además, el documento de la Universidad de Berkeley indica que el cambio climático ampliará la desigualdad a nivel global, quizá «de manera espectacular», pues agrega que el calentamiento tendrá un impacto positivo en los países fríos, que tienden a ser más ricos, mientras los países cálidos, presentarán una tendencia a ser más pobres.
El estudio alerta que el cambio climático va a ampliar la desigualad mundial “tal vez de una manera espectacular”.
Por ello, el análisis «The Price Tag of Being Young» hace énfasis en la necesidad de transitar a una economía de energía limpia al 100 por ciento para así evitar los impactos económicos «devastadores» del cambio climático.
¿MÉXICO ACTÚA CONTRA EL CAMBIO CLIMÁTICO?
Al participar en la Semana de la Sustentabilidad 2016 en enero pasado en Abu Dhabi, el Presidente Enrique Peña Nieto aseguró que México está comprometido con el medio ambiente, con el uso de energías renovables y con la reducción en el consumo de combustibles.
Sin embargo, según información del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI), en 2014 el costo económico por daños ambientales fue de 910 mil 906 millones de pesos, de los cuales el 83.5 por ciento se destinaron a la degradación ambiental y el 16.5 por ciento al agotamiento de recursos naturales.
Tras el ecocidio en Tajamar, Quintana Roo, en enero pasado, Greenpeace México señaló que dicha cantidad representa 446.5 veces más que el total de la venta de los terrenos del ecosistema por los cuales el Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur) recibió únicamente dos mil 40 millones de pesos.
Incluso la organización internacional estimó que los manglares producen cerca de 37 mil 500 dólares por hectárea cada año para las pesquerías; «6 mil 700 dólares por servicios sanitarios –aunque en México esa cifra llegaría hasta 200 mil dólares en algunas ciudades del país–; mientras que la protección que ofrecen a las costas de las tormentas, ciclones y tsunamis se contabiliza en alrededor de tres mil dólares por hectárea».
“Cuando tú destruyes el manglar, en realidad lo que estás haciendo es perjudicar a tu propia gente. El manglar es un bosque de árboles o arbustos que purifican el agua, actúan como barrera para huracanes, entonces es pegarle a las mismas cosas que te ayudan a mitigar los impactos, por ejemplo, el cambio climático”, planteó Miguel Rivas, de Greenpeace, sobre la devastación en el Manglar de Tajamar, en su momento.
En junio pasado, un estudio publicado en la revista Science Advances reveló que los efectos del calentamiento global en las zonas tropicales con industrias al aire libre como la minería y la silvicultura se manifestarán no sólo en las economías de las zonas donde se encuentren, sino en la economía del mundo.
Asimismo, los resultados arrojaron que el incremento de la interdependencia de diversos países con los suministros de las regiones tropicales pueden suponer un riesgo económico.
“Estudios anteriores han demostrado que las altas temperaturas y las perturbaciones meteorológicas debido al cambio climático disminuyen la productividad del trabajo en las industrias al aire libre como la silvicultura, la minería y la construcción”, citó dicho estudio.