La joven, que tiene pendiente un última evaluación del pediatra para estudiar su madurez ósea y esquelética antes de la operación planificada para mediados de septiembre, es también un reflejo de la grave crisis de obesidad existente en México.
Ciudad de México, 23 de agosto (EFE).- A sus 14 años y con 195 kilos de peso, la adolescente mexicana Dayana Camacho espera ansiosa una operación de reducción de estómago que confía que mejore su salud y le cambie la vida, marcada por un exceso de peso que condiciona su día a día y es un ejemplo más del grave problema de la obesidad en México.
«Estoy muy contenta por esta operación, ya no quiero estar así, quiero que mi vida cambie y la gente no se me quede viendo», dijo a Efe Dayana desde su natal Colorado, un poblado chiquito ubicado en las afueras de Guasave, en el noroccidental estado de Sinaloa.
La joven, que tiene pendiente un última evaluación del pediatra para estudiar su madurez ósea y esquelética antes de la operación planificada para mediados de septiembre, es también un reflejo de la grave crisis de obesidad existente en México.
La nación se ha enfilado en las últimas décadas entre las primeras posiciones mundiales en obesidad, una realidad que los especialistas califican de «epidemia» por su rápida expansión y que afecta al 35 por ciento de los adolescentes.
Dayana es un caso de obesidad extrema, tiene un Índice de Masa Corporal (IMC) superior a 70 cuando lo aconsejable es entre 18 y 25.
«Es un cuerpo sometido a un grave exceso de peso, su IMC es quizá de los más elevados del mundo en una persona de su edad. Solo se tiene registro en Indonesia de Arya Permana, con un problema similar», remarcó el doctor José Antonio Castañeda, el cirujano que operará a la joven.
Este médico bariatra (especialista en obesidad) -que lleva 8.000 cirugías realizadas- explicó que a Dayana se le realizará un by-pass gástrico tradicional, en una operación que durará aproximadamente una hora.
«El resultado (de la intervención) es mejor que en un adulto, pues la piel mantiene la elasticidad mejor y no necesitará cirugía postoperatoria», señaló este doctor entrenado en España y México.
Al tratarse de un paciente tan joven, casos como el de Dayana no están exentos de polémica en el mundo médico.
No obstante, Castañeda recordó que la IFSO (International Federation for the Surgery of Obesity and Metabolic Disorders) lo recomienda y varios estudios han revelado su capacidad para cambiar la vida en jóvenes con malos hábitos alimenticios y extremadamente sedentarios.
Dayana podrá perder hasta 110 kilos tras la cirugía, pero se espera que el cambio sea, además de físico, anímico y mental.
«Ya no puede caminar casi, porque se fatiga, y a la escuela ya no quiere ir porque dice que se ríen de ella», apuntó su madre, Ramona Carrillo, visiblemente preocupada porque ve a su hija, la menor de tres, «estresada» en casa, donde a menudo hay «puros gritos».
La obesidad de Dayana ha afectado el día a día de esta humilde familia de padre transportista y madre ama de casa, y lo más preocupante, dijo Carrillo, es que la joven a veces dice «que se quiere morir».
Recordó que Dayana siempre ha sido una niña obesa. Empezó a subir de peso a los dos años y, aunque lleva mucho tiempo con dietas, la adolescente nunca llega a cumplirlas.
«No puedo parar de comer», confesó Dayana, quien esta semana tuvo el coraje de regresar al colegio coincidiendo con el inicio de clases, pero llegó junto a su madre para que no la insultaran.
La joven dice estar «preparada» para la cirugía y los inevitables cambios en la dieta y las porciones que conllevan una reducción de estómago.
A menos de un mes para la operación, que forma parte del programa de acción social de Castañeda, Dayana está lista para este aventura que la llevará hasta Guadalajara, en el occidental estado de Jalisco, donde se encuentran las instalaciones de Gastric Bypass México.
Tras el viaje, empezará un periplo todavía mayor, adaptarse a su nueva realidad y, según destacó, comenzar a cumplir sueños.
«El día que tenga mi peso ideal quiero celebrar mi fiesta de 15 años, ponerme la ropa que yo quiero y zapatos, porque no me queda nada», anheló.