Trump ha alterado el consenso republicano en la región, activando líneas rojas incluso para el electorado del estado aparentemente más estable.
Por MICHELLE L. PRICE y BRADY McCOMBS
SALT LAKE CITY, 18 agosto (AP) — Las opciones de Andy Rasmussen parecían claras cuando se hizo evidente que el empresario Donald Trump sería el nominado republicano a la presidencia de Estados Unidos: renunció a su cargo en el partido en el norte de Utah y abandonó la formación para convertirse en votante no adscrito.
Ahora, Rasmussen y miles de republicanos de Utah temerosos de Trump intentan buscar un candidato para las elecciones de noviembre.
Utah es uno de los estados más homogéneos del país, con una religión dominante, el mormonismo, que suele inspirar cierto nivel de conformidad política.
Sin embargo, Trump ha alterado el consenso republicano en la región, activando líneas rojas incluso para el electorado del estado aparentemente más estable.
Rasmussen y los republicanos, que superan a los demócratas casi cinco a uno entre los 1,3 millones de votantes activos del estado, tratan de decidir si desconfían menos de Trump o de Hillary Clinton.