En 1990, el ex Presidente Carlos Salinas de Gortari vendió Teléfonos de México a Carlos Slim Helú. Durante décadas, su riqueza, sus ejércitos de abogados y sus vínculos con el Gobierno federal lo mantuvieron un paso por delante de los reguladores pese a gozar del monopolio en el sector, aseguró The New York Times. Sin embargo, el actual Gobierno y los tres principales partidos políticos del país se reunieron en secreto hasta que la Reforma en Telecomunicaciones estuviese casi lista y, con base en los reportes financieros de América Móvil, el golpe que ésta dio al magnate está dando frutos.
Ciudad de México, 9 de agosto (SinEmbargo).– Decididos a acabar con el dominio de años de Carlos Slim Helú en el sector de telecomunicaciones, el Gobierno federal y los líderes de los tres partidos políticos más importantes de México hicieron a un lado sus enemistades en los últimos años y «sostuvieron reuniones secretas» para acabar con su negocio millonario, aseguró The New York Times, diario donde el empresario es el principal accionista.
Durante décadas, de acuerdo con ex funcionarios, «su riqueza, sus ejércitos de abogados y sus vínculos con el gobierno lo mantuvieron un paso por delante de los reguladores», expuso el diario.
Su fortuna se calcula en 50 mil millones de dólares.
América Móvil aún retiene casi el 70 por ciento del mercado de telefonía móvil y cerca del 65 por ciento en telefonía fija. Pero la Reforma en Telecomunicaciones que arrancó hace dos años comienza a dar frutos: las ganancias del gigante se derrumbaron un 24 por ciento en 2015 y casi un 44 por ciento en el primer semestre de este año.
Los legisladores, añadió el texto, consagraron la ley en la Constitución para desviar las impugnaciones legales características de Slim y establecieron tribunales especiales para que las resolvieran.
Al ser agente preponderante, la ley obliga al magnate a subsidiar y compartir su infraestructura con los competidores, entre ellos, la estadounidense AT&T y la española Telefónica.
Slim, en una entrevista citada, dijo que “creían que iban a arrasar por llamarse AT&T […] Por un lado dicen que son ‘la red más grande de Norteamérica’ y, por otro, dicen que como aquí son una red chiquita que les demos subsidio”.
«Slim enfrenta una competencia real por primera vez», sentenció la publicación.
La misma compañía ha reconocido en sus últimos reportes enviados a la bolsa de valores que la entrada de la competencia «intensa», a raíz de la Reforma en el sector, ha limitado sus ingresos.
“Los ingresos por servicios móviles cayeron 2.9 por ciento [en México], lo cual representó el nivel más bajo registrado en cinco trimestres”, informó al cierre de 2015.
Ernesto Piedras, director general de Competitive Intelligence Unit, aseguró al periódico neoyorquino que «lo que más ha cambiado y es más importante son las autoridades y su actitud hacia su imperio».
«Que el gobierno mexicano haya decidido enfrentarse a Slim, quizá el ciudadano más poderoso del país, es la prueba de que cuando existe voluntad política en México hay una forma de hacerlo», afirmó el diario.
Sin embargo, Thaddeus Arroyo, director de A&T en México, pidió en febrero a los reguladores determinar qué se debe agregar en esa Reforma para acelerar la competitividad en el sector dominado todavía por América Móvil.
“Incluso con nuestra llegada trayendo competencia y comenzando la transformación final del mercado, la proporción sigue siendo desproporcionadamente desequilibrada”, dijo Arroyo. “Honestamente, tomará años para que el mercado tenga un equilibrio”, sentenció en entrevista con Bloomberg.
SALINAS LE VENDE TELMEX
El ex Presidente Carlos Salinas de Gortari, bajo presión en 1990 por vender empresas estatales, envió a un alto funcionario para medir el interés de Slim en la compañía telefónica nacional, Teléfonos de México (Telmex).
«Las reglas del juego eran sencillas: quien estuviera dispuesto a comprar la compañía recibiría un monopolio temporal. A cambio, el ganador tendría que invertir miles de millones».
Pero para Slim todo se reduce a la elección del consumidor, ya se trate de México o de cualquier otro país.
«Durante años, el gobierno dejó que Slim dirigiera su monopolio sin interferencias», documentó el diario.
Pero después se salió de control.
En 1997, la Comisión Federal de Competencia dictaminó que Telmex era «demasiado poderosa».
Sin embargo, «los reguladores —superados en número, en presupuesto y tratando de reforzar leyes débiles— nunca tuvieron mucha oportunidad, dijeron algunos ex funcionarios».
Luego desembarcó en Brasil en el 2000 y compró empresas de telefonía móvil para crear una compañía nacional.
«Esperó pacientemente a que los legisladores permitieran a los extranjeros aumentar su control sobre la televisión de paga. Hoy Brasil es el mercado de suscriptores más grande de América Móvil, mayor incluso que el de México».
De acuerdo con el Times, su estrategia incluyó la construcción de una relación cercana con el entonces Presidente, Luiz Inácio Lula da Silva, quien ahora es señalado de corrupción por el caso Petrobras.
También se hizo amigo del ex Presidente de Panamá, Martín Torrijos, al ver la posibilidad de expandir su imperio de telefonía móvil y obtener contratos para la expansión del Canal de Panamá.
Además le arrebató una concesión para construir y operar una central de energía hidroeléctrica a Julio César Lisac, quien había adquirido una concesión de 50 años para las dos represas en 2005.
«El empresario panameño peleó en la Corte Suprema de Justicia y ganó, pero los reguladores se rehusaron a cumplir la orden. Slim ya había construido la central eléctrica y la estaba operando.
Lisac sospechó que la relación cada vez más cercana de Slim con el Presidente Ricardo Martinelli, un magnate de supermercados elegido en 2009, podría haber tenido algo que ver».
Slim negó que hubiera juego sucio.
SLIM INVIERTE EN OTROS SECTORES
“Él sabía que pasaría esto”, dijo al Times James R. Jones, ex Embajador estadounidense en México durante los noventa. “Y yo sospecho que él ya estaba planeando sus próximos movimientos”.
Comenzó a invertir en otros sectores. Además de tener negocios en la minería, bancos, Sanborns, medios de comunicación y equipos deportivos, «el préstamo de 250 millones de dólares a The New York Times fue una excelente inversión. Ahora es el principal accionista de la empresa (Slim tiene acciones de clase A, que tienen limitado el derecho al voto sobre la junta directiva)», aseguró el mismo diario.
Asimismo, el proyecto del Aeropuerto de Ciudad de México tiene sus huellas, también, incluyendo la participación de un yerno arquitecto y de otro pariente político que participó en el comité de diseño.