OHL atraviesa una crisis bursátil desde mayo de 2015. Aunque la calificación de Moody’s hacia la constructora española ya era de bono basura, rebajarla de B2 a B3 por sus resultados negativos del primer semestre (que incluyen una alta deuda) podría conllevar problemas de refinanciación a largo plazo, de acuerdo con analistas. Para superar la racha, la compañía trabaja en desprenderse de una parte del Proyecto Canalejas y traspasar, total o parcialmente, el complejo hotelero de Mayakoba en Quintana Roo, el cual –según audios filtrados– le funcionó como moneda de cambio con funcionarios mexicanos a cambio de concesiones.
Por Javier Mesones
Ciudad de México, 4 de agosto (SinEmbargo/EconomíaHoy).– «Estamos sufriendo un ataque bajista y no entendemos el precio en el que se mueve ahora mismo la acción, porque los fundamentales están bien». Fuentes oficiales de OHL respondían ayer así ante el fortísimo golpe que el mercado asestó a su cotización. Los títulos de la constructora se derrumbaron este miércoles el 24.08 por ciento, hasta situar su valor en mínimos de 2.11 euros. En el inicio de la sesión bursátil de este jueves los títulos de la entidad rebotan alrededor de un 4 por ciento.
El detonante ayer vino propiciado por la decisión de Moody’s de rebajar su calificación crediticia un escalón, de B2 hasta B3, y de colocar a la compañía de la familia Villar Mir con perspectiva negativa. En realidad, esta medida, que deviene de los negativos resultados del primer semestre, en el que sólo ganó 3 millones de euros, un 94 por ciento menos que un año antes, no cambia la consideración que ya tenía de bono basura, aunque los analistas advierten de que de cara al largo plazo podría conllevar problemas de refinanciación -la constructora pretende cancelar este año una de sus emisiones y refinanciar las otras dos- y revisiones de otras agencias de rating.
No obstante, fuentes del mercado afirmaron que Fitch, que valora a OHL con (BB-) tres escalones por encima que Moody’s, no prevé modificar su nota, al menos, hasta octubre, cuando realizará su revisión ordinaria.
La compañía anunció el martes que recomprará hasta un 3 por ciento del capital o el equivalente a un máximo de 45 millones de euros para combatir las caídas en bolsa de las últimas semanas. Desde que Juan Miguel Villar Mir cediera el testigo en la presidencia en su hijo Juan Miguel Villar-Mir de Fuentes y el consejero delegado Josep Piqué saliera en beneficio de Tomás García Madrid, las acciones de OHL se dejan el 51.23 por ciento (desde mayo de 2015, el descenso asciende ya al 83 por ciento).
PROBLEMA DE LA CONSTRUCCIÓN
El anuncio de la recompra de títulos, a tenor de la reacción del mercado, ha sido insustancial. Cuando no negativa, como apuntan algunos analistas, por la salida de caja que requerirá.
En el largo plazo, la respuesta de OHL para superar esta crisis bursátil sin precedentes en su historia pasa por profundizar en su plan de desinversiones. La compañía trabaja para dar entrada a socios en sus concesiones de Chile, Perú y Colombia, desprenderse de una parte del Proyecto Canalejas y traspasar, total o parcialmente, el complejo hotelero de Mayakoba (México).
De igual modo, prevé excluir de cotización a su filial OHL México y perder peso en favor del fondo australiano IFM. Esta medida la anunció la pasada semana y el mercado la penalizó. De acuerdo con los analistas, esta decisión provoca «la pérdida de visibilidad en un momento en el que el mercado está apostando por la seguridad (bund, yen, oro, plata…)».
Además, OHL continuará con la estrategia marcada en marzo de 2015, que será retocada previsiblemente en el primer trimestre de 2017.
El objetivo prioritario es aumentar la generación de caja en el negocio de construcción, el principal problema que enfrenta en la actualidad, así como crecer en el negocio industrial y consolidar su presencia en los mercados que llama home markets (Estados Unidos, Canadá, México, Colombia, Perú, Chile, España y República Checa).
La actualización del plan viene precisamente propiciada por la negativa evolución de la división de construcción, que deriva, de un lado, de la apuesta por países desarrollados donde la competencia es mayor y las rentabilidades son más ajustadas y, de otro, por la todavía abultada deuda con recurso (afecta a todo el grupo) que conserva, en opinión de los analistas y de Moody’s.
En el primer semestre se elevó hasta mil 430 millones, un 15.5% más que los mil 238 millones del cierre de 2015, frente al comportamiento del endeudamiento sin recurso, que descendió un 5.3%, hasta 3 mil 980 millones. La deuda neta bajó el 12.4%, hasta 3 mil 510 millones.
La agencia de calificación sostiene su decisión de ayer precisamente en que el ratio entre la deuda bruta con recurso de OHL (1,430 millones de euros) y el beneficio bruto de explotación (ebitda) con recurso (103 millones) no era sostenible con la nota que tenía asignada hasta ahora.
La subida de la deuda bruta con recurso se produce en el marco de las desinversiones acometidas por el grupo en los últimos meses como el Metro Ligero Oeste, la L9 de Barcelona y del 7% de Abertis, que reportó a OHL 814 millones y, de ellos, ha destinado 588 millones a recortar su pasivo, pero en este caso de la deuda sin recurso (garantizada por las participaciones de Abertis y de OHL México).
Asimismo, este incremento en la deuda tiene lugar después de la ampliación de capital de 1,000 millones que ejecutó en octubre del año pasado. De aquel importe, la compañía se comprometió a destinar 632 millones a reducir el endeudamiento con recurso. Antes de aquella operación, éste ascendía a 2,062 millones, por lo que la rebaja en el último semestre fue muy significativa (del 38.4%).
En un encuentro con elEconomista a principios de julio, el consejero delegado Tomás García Madrid aseguró que tras la ampliación de capital y las ventas realizadas, especialmente la del 7% de Abertis, el grupo de construcción «ya no necesita mucha más financiación».
Entonces señaló que con las emisiones de bonos que tiene en circulación «tenemos resueltas nuestras necesidades». Ahora bien, toda la estrategia se orienta hacia la rebaja de deuda continuada, con el objetivo final de recuperar el investment grade (grado de inversión) que tras la decisión de Moody’s de ayer está ahora más alejada.