Malik y los hermanos incómodos

29/07/2016 - 12:01 am
Malik Obama Con Estos Pronunciamientos Se Suma Al Grupo De Los Llamados Hermanos Incómodos Que En América Latina Son Legión Foto Efeap
Malik Obama Con Estos Pronunciamientos Se Suma Al Grupo De Los Llamados Hermanos Incómodos Que En América Latina Son Legión Foto Efeap

¿Qué significado tiene que el hermano de un Presidente o un presidenciable, se haya pronunciado a favor de su principal competidor, sea este partido o candidato? ¿Afecta el comportamiento de segmentos de electores o sesga el de los simpatizantes? o ¿Simplemente es una anécdota más de las elecciones que periódicamente se celebran en sistemas representativos?

Malik Obama, el medio hermano keniata del Presidente Barack Obama, que vota en los Estados Unidos de Norteamérica, ha salido a decir, a través del New York Post, que no votara a Hillary Clinton sino por Donald Trump porque “habla al corazón de la gente, mientras que estoy profundamente decepcionado de Barack”.

Su mejor argumento para esa ruptura es que Trump “no defiende el matrimonio homosexual y eso a mí me atrae”, incluso, este hombre que es musulmán, no ve mal que Trump deplore la religión islámica cuando se trata de ir contra quienes asesinan en nombre de Alá.

Malik Obama, con estos pronunciamientos, se suma al grupo de los llamados hermanos incómodos, que en América latina son legión.

Por ejemplo, Fabricio Correa, hermano Rafael Correa, Presidente de Ecuador, ha roto lanzas en contra de su familiar luego de que su Gobierno canceló contratos que le favorecían y estaban generando problemas de imagen pública a su Gobierno.

Antauro Omalla, hermano de Ollanta Humala, Presidente del Perú, quien para cuando aparezca este texto habrá abandonado el Palacio de Pizarro y dejado el cargo en manos de Pedro Pablo Kuczynski, se le ha señalado de dar un trato preferencial a su hermano que se encuentra preso en una cárcel modelo por intentar derrocar en 2004 al entonces Presidente Alejandro Toledo.

Arturo López Obrador, hermano de Andrés Manuel, sin ser Presidente pero sí dos veces candidato presidencial, que va por una tercera con un hándicap similar al de 2006, negó a su familiar luego de que aquel saliera en un spot llamando a votar por los candidatos del PRI en el Veracruz ominoso de Javier Duarte, por lo que afirmó: “Ya no tengo esos hermanos”, como si los lazos de sangre se pudiera renunciar lo que fue severamente criticado.

Quizá, lo relevante de ese tipo de hermanos no son sus pronunciamientos o beneficios que reciben o dejan de recibir, sino en una sociedad tan mediática como la de hoy, donde el discurso carnal adquiere niveles de resonancia en mayor o menor grado en clave democrática o patrimonial.

En efecto, en sociedades democráticas el principio de todo es la ley donde los privilegios de familia, si bien no dejan de existir, sucede con un alto costo político que termina por inhibir a quien pretende hacerlo.

Y es que, en ellas todos los actos son medidos en función de los códigos de relación institucional, y en ese sentido, Malik Obama si bien ejerce el derecho de optar en libertad e incluso hasta llegar a sacar algún provecho personal con su acercamiento a Trump golpeando a su hermano, a Hillary Clinton y al Partido Demócrata tiene límites legales, recordemos la máxima democrática “mi derecho termina, donde empieza el de los otros”; en cambio en democracias defectuosas con una baja institucionalización y cubierto transversalmente por prácticas patrimonialistas lo normal es que el tráfico de favores e influencias sea la constante no sólo con hermanos, sino con otros familiares, amigos, socios.

Así, a la sombra del poder hay bastante evidencia de estas prácticas corruptas, como son en México los hijos de Martha Sahagún que hicieron negocios al amparo del Gobierno de Vicente Fox, los hermanos Salinas de Gortari con su estela de corrupción e influencia política ayer y hoy, o los hermanos Humberto y Rubén Moreira que tienen cargos en una Corte texana, pero no en México; o alguien ha olvidado aquella expresión a bote pronto de José López Portillo, cuando afirmó a los cuatro vientos que “se sentía orgulloso de su nepotismo” al favorecer con un cargo público a su hijo José Ramón.

Sin embargo, para que esto tenga sentido en uno y otro tipo de sociedades, el papel de los medios de comunicación independientes son determinantes, pues son ellos los que ventilan este tipo de rupturas y es lo que estamos viendo en el caso de Malik Obama, que busca sus cinco minutos de fama y seguramente habrá de quedar como anécdota de deslealtad familiar una vez que pasen las elecciones y se forme el nuevo Gobierno norteamericano.

No es el caso de Donald Trump, que inmediatamente reaccionó tuiteando un mensaje que busca englobar a los decepcionados por Obama, es ahí donde radica la importancia mediática del mensaje pues en manos del principal competidor por la Presidencia de los Estados Unidos de Norteamérica se transforma en un arma discursiva, un recurso que se puede administrar tanto en sus discursos como la presencia del hermano de Obama en la campaña electoral.

Y es que suma, sobre todo cuando Trump se ha sabido vender por si mismo, como antes sucedió con Obama, y en cambio la Clinton en la Convención Demócrata se ofrece como la expresión reivindicativa de un abanico que incluye grandes empresarios lo mismo que dreamers, discapacitados o madres latinas ilegales.

 

Ernesto Hernández Norzagaray
Doctor en Ciencia Política y Sociología por la Universidad Complutense de Madrid. Profesor-Investigador de la Universidad Autónoma de Sinaloa. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores, Nivel I. Ex Presidente del Consejo Directivo de la Sociedad Mexicana de Estudios Electorales A. C., ex miembro del Consejo Directivo de la Asociación Latinoamericana de Ciencia Política y del Consejo Directivo de la Asociación Mexicana de Ciencia Política A.C. Colaborador del diario Noroeste, Riodoce, 15Diario, Datamex. Ha recibido premios de periodismo y autor de múltiples artículos y varios libros sobre temas político electorales.
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