Según el tercer y definitivo dato del Producto Interior Bruto (PIB) de Estados Unidos divulgado hoy por el Departamento de Comercio, esta tasa anualizada del 1.1 por ciento supone duplicar la apuntada del 0.5 por ciento del primer cálculo anunciado en abril pasado.
Por Alfonso Fernández
Washington, 28 jun (EFE).- La economía estadounidense creció a un ritmo anual del 1.1 por ciento en el primer trimestre de 2016, el doble de lo estimado en un principio por analistas, gracias a un menor freno del comercio exterior aunque el gasto de los consumidores parece haberse ralentizado.
Según el tercer y definitivo dato del Producto Interior Bruto (PIB) de Estados Unidos divulgado hoy por el Departamento de Comercio, esta tasa anualizada del 1.1 por ciento supone duplicar la apuntada del 0.5 por ciento del primer cálculo anunciado en abril pasado.
En su segundo cálculo, la revisión lo había situado en el 0.8 por ciento.
Pese al mejor comportamiento de las exportaciones, que crecieron un 0.3 por ciento frente a la caída del 2 por ciento estimada previamente, el consumo, que en EE.UU. supone casi dos tercios de la economía, parece haberse ralentizado.
En el primer trimestre del año el gasto de los consumidores creció a un ritmo anual del 1.5 por ciento, por debajo del 1.8 por ciento calculado anteriormente, y supone el menor registrado en los dos últimos años.
«El fuerte crecimiento en la inversión residencial impulsó el alza del PIB, pero la debilidad en la inversión empresarial -exacerbada por la baja demanda extranjera y los precios del petróleo- pesaron sobre el crecimiento», subrayó Jason Furman, director del Consejo de Asesores Económicos de la Casa Blanca, tras conocerse el dato.
En los últimos años se ha consolidado la tendencia en la economía estadounidense de iniciar el año con un crecimiento más frágil, para ir ganando tracción a lo largo de los meses.
Las previsiones sobre el crecimiento en el segundo trimestre de 2016, cuyo primer cálculo se conocerá a finales de julio, apuntan a una expansión anualizada de entre el 2.5 por ciento y el 3 por ciento.
En este sentido se expresó la pasada semana ante el Congreso la presidenta de la Reserva Federal (Fed), Janet Yellen, al señalar que «los indicadores avanzados muestran un notable alza en el crecimiento del PIB en el segundo trimestre».
«En concreto, el gasto de los consumidores ha repuntado recientemente, apoyado por una sólida alza de los ingresos reales disponibles (…) y la vivienda ha continuado recuperándose gradualmente, ayudada por las ganancias en los ingresos y los muy bajos niveles de las tasas hipotecarias».
Pese a su optimista tono, el banco central estadounidense rebajó este mes sus previsiones de crecimiento anual, que dejó en un 2 por ciento para este año, frente al 2.2 por ciento previsto tres meses atrás.
Y, debido a la creciente incertidumbre global, la Fed ha aplazado en varias ocasiones la anticipada subida de los tipos de interés de referencia en EU, actualmente entre el 0.25 por ciento y el 0.50 por ciento.
A este sombrío panorama externo, se ha añadido la reciente decisión de los británicos de apoyar la salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE), algo que ha alimentado aún más la volatilidad financiera internacional y disparado la apreciación del dólar.
Furman advirtió que en el futuro inmediato «la mayor incertidumbre, incluida la que respecta a las consecuencias de la salida de los británicos de la UE, remarca la importancia de adoptar medidas políticas proactivas para fortalecer la economía estadounidense».
Los mercados ya han descartado una subida de tipos por parte de la Fed hasta al menos finales de año.
Por su parte, el Fondo Monetario Internacional (FMI) reconoció que la economía estadounidense se verá afectada de algún modo por el llamado «brexit», aunque descartó que pudiese provocar una recesión.
El principal temor es que la apreciación del dólar observada desde el viernes contribuya en un contexto de debilidad global a desalentar aún más la compra de productos estadounidenses en el extranjero al hacerlos más caros, lo que supone un importante peso para las empresas estadounidenses.