El director, Tomás Achurra, quiere destacar «la arista sociopolítica» del rock chileno a mediados de los 80. En el filme aparecen Carlos Cabezas, vocalista de Electrodomésticos, pioneros del rock experimental y fusión electrónica en Chile, y a Claudio Narea, el guitarrista de Los Prisioneros.
Santiago de Chile, 17 jun (EFE).- El autoritarismo de Pinochet, el factor de la industria disquera y la influencia de los movimientos musicales extranjeros sobre Chile son los ejes del documental «Toque de queda», que expone el movimiento musical chileno durante la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).
El director del filme, Tomás Achurra, tiene sólo 24 años y no vivió esa época. Periodista de profesión, señaló a Efe que este trabajo nació frente a la inquietud de resaltar «la arista sociopolítica» del fenómeno pop-rock chileno de la segunda mitad de los años 80.
La película de casi una hora narra los inicios, el auge y el declive del rock y pop chileno bajo la dictadura militar.
«Yo calificaría este documental como musical, no podría decir que es un documental político, pero es un poco de las dos cosas», aseveró Achurra.
La investigación audiovisual juntó en los testimonios a Carlos Cabezas, vocalista de Electrodomésticos, los pioneros del rock experimental y fusión electrónica en Chile, y a Claudio Narea, el guitarrista de Los Prisioneros, la banda de rock más importante de los años 80 en el país austral, y la primera en hablar abiertamente contra la dictadura de Pinochet.
También aparecen el fundador del grupo Aparato Raro, Juan Ricardo Weiler, quien relata que sufrió censuras de los militares, y el vocalista de Cinema, Álvaro Scaramelli, un cantautor simpatizante de Pinochet.
Scaramelli participó en 1989 en la campaña presidencial de Hernán Büchi, el candidato designado por Pinochet para sucederlo tras la derrota que el dictador sufrió en el plebiscito de 1988, en el que los chilenos dijeron No a su permanencia en el poder por ocho años más.
«Toque de queda» ha sido proyectado en varios festivales de cine a lo largo de chile, en los que destaca las dos exposiciones que tuvo en el Festival Internacional de Cine y Documental Musical de Chile In-edit en diciembre pasado, el encuentro cinematográfico- musical más importante del país austral.
«La verdad, el objetivo que tenía el documental era estar en In-edit, porque en Chile el documental en sí mismo no tiene cabida, y menos el (documental) musical», comenta el joven periodista.
Tomás Achurra confesó que hay un interés de la comunidad chilena en Francia en llevar el documental a ese país, y espera durante los próximo meses liberar la cinta en plataformas virtuales gratuitas como YouTube.
«Escogí este periodo por una afinidad musical mía y por un tema de sonoridad. Siempre he sido bien fanático de la música de los 80, pero no sólo de la chilena, sino del new wave inglés, la edad de oro del rock y pop en español y el rock argentino», concluye el cineasta. EFE