En el suplemento Puntos y Comas ya se ha hecho costumbre la elección de los 10 libros entrañables por parte de escritores, periodistas y todo aquel lector que se preste.
Conmueve encontrarse con listas, por ejemplo, como la de Franco Félix, porque coincide con una corriente de lectura muy provocadora, en la que no faltan personajes misteriosos y siempre atractivos como David Foster Wallace (1962-2008) y, obvio, está Roberto Bolaño (1953-2003).
En la que publicamos hoy, el querido y talentoso periodista Mario Villagrán habla de su amor por los rusos y cada vez que pienso en Dostoievski lo recuerdo en libros de tapas duras, con letras doradas en el frente, las páginas amarillas, siempre leídas con un vértigo apabullante en la adolescencia.
Lo que comenzó como un juego y las ganas de hablar de los libros, es ahora una especie de mandala especular por donde verse como un animal lector a través de la mirada de otro animal lector. Una manera de escuchar ese nido de letras que nos habita y en cierto modo nos define.
Una vez, Alejandro Espinoza Galindo, asiduo colaborador de nuestro suplemento, se refirió largamente en una columna imperdible a esa complicidad tácita que se establece entre los lectores, especie de hilo de Ariadna que nos lleva al laberinto sin salida de los libros y que nos hace hermanos en las letras.
Cuando terminas, como en mi caso, una novela monumental como El Cártel, de Don Winslow, editada primorosamente por RBA y quieres salir corriendo a prestar el libro para que un amigo lo lea y puedas comentarlo.
Cuando escuchas al pasar que acaba de salir un nuevo libro de Ian McEwan o quieres debatir acerca de la gran influencia de los escritores ingleses en la literatura del mundo.
¿Y si tuvieras que hacer tus libros entrañables, pondrías esas lecturas primerizas: Tom Sawyer o esa novela titulada La guitarra andaluza que constituyó tu primera lectura formal y que te regaló tu madrina de comunión cuando tenías apenas 12 años?
¿O hablarías de lo mucho que te iluminan Emile Cioran, Friedrich Nietzsche o el ahora muy de moda Slavoj Žižek cuando te sientes perdido por la vida?
Leer es también compartir con el otro una mirada atenta sobre el mundo y la realidad. Leer es tener miles de amigos invisibles con los que construyes una fantasía primordial: el diálogo silente que nos hace humanos comprometidos con nuestro tiempo, con una existencia por la que no queremos pasar como papalotes ciegos e inútiles.