Buika es una cantante española, sus ritmos van desde el jazz y el flamenco hasta la música electrónica y la copla. En esta entrevista, la nacida en las Islas Baleares habla sobre su disco más reciente Vivir sin miedo.
Por Moramay Herrera Kuri
Ciudad de México, 4 de junio (SinEmbargo).– La voz es la única parte del cuerpo que puede hacer vibrar un cuerpo ajeno sin tocarlo. Hay gente que cree en la mirada, pero una mirada puede fingirse, una voz, una gran voz como la de Concha Buika no puede ser sino auténtica. Es un cuerpo magro y fuerte, un chorro de agua que te golpea para espabilarte, que te consuela si te sientes solo, que sabe llorar contigo cuando lo necesitas, pero cuidado, es una voz que también sabe maldecir y gritar. La voz de Buika es una animal que unas veces se acurruca y otras se agazapa lista para un zarpazo, a veces en celo, a veces herida de muerte, la voz de Buika es siempre un portento, uno se alegra y se sorprende que exista algo como eso: la voz de Buika.
María Concepción Balboa (Buika) nació en España el 11 de mayo del 72. Sus padres, por cuestiones políticas, tuvieron que abandonar Guinea y se establecieron en Mallorca. Su padre se fue cuando ella tenía ocho años y a su madre la crió entre el cante hondo de los gitanos, coplas andaluzas, rancheras y boleros. Y así fue como creció, tocando la batería en una banda y sirviendo copas en el barrio chino. A los 17 años la contrataron en un hotel para cantar blues, y ahí empezó todo…
– Sé que es difícil autodefinirse, sin embargo me encantaría que usted me diga cómo se ve, o más bien cómo se vive…
– Pues la verdad es que ahora estoy de gira, presentando libro, haciendo promoción del nuevo cd y un par de cosas más. Sinceramente no tengo mucho tiempo para el psicoanálisis...
– Vivir sin miedo es el octavo disco de su carrera desde el año 2005 en que sacó su primer disco. ¿Por qué Vivir sin miedo?
–No sé si entendí bien la pregunta pero, ¿por qué no? Recuerdo al miedo como punto de partida y sé que a ratos no fue bueno, aunque como toda droga, de entrada, parecía divertido. También recuerdo cómo se ensombrecieron la mayoría de mis buenas ideas, aunque a decir verdad eso fue hace mucho tiempo, no sé si el vivir sin miedo sea posible, tampoco creo que quiera, pues tengo miedos que son mis amigos a fuerza de muchos años de lucha juntos. Pero sí sé que se pude dejar de vivir del miedo y quiero pensar que es así como muchos de nosotros creemos vivir la vida.
– ¿Buika tiene miedos?
– ¡Claro! Como a muchos de nosotros, los miedos consiguieron intoxicarme un poco. En momentos pienso que no tenerlos sería tremendo descaro y hasta he llegado a pensar en cómo nos asusta la no pertenencia, conservamos muchos miedos y penas de oro a fin de garantizarnos el calor, es como si fuéramos víctimas de la aprobación, pero ese mismo pensamiento me hace tener instintos un tanto salvajes y temo 'asilvestrarme' en exceso.
Yo siento que molo mucho porque tengo de todo. Igualmente no soy persona de huir de los miedos, porque también tengo valor y no me gusta perder el tiempo.
– ¿Cuáles son sus miedos más grandes?
– Aún estoy por descubrir si son varios o si es uno sólo con carácter mutante.
– ¿Siempre supo que quería cantar?
– No sé lo que siempre quise, ni sé lo que siempre quiero, porque siento que no siempre sabemos lo que queremos y no siempre queremos saber. Sé lo que he hecho aunque algunas cosas se me olvidan y sé lo que hago aunque algunas veces no sé si quiero hacerlo, pienso ahora que se reduce a la suma de lo que he conseguido hacer cada día a lo largo de estos años.
Te puedo decir que siempre he cantado aparte de hacer muchas otras cosas bellas e interesantes, todo lo que canté efectivamente lo canté porque quise, aunque en momentos no lo supiera.
– Alguna vez dijo que es un monstruo de decisiones que tomaron otros. ¿Por qué?
– ¿Cómooooo? ¿Que yo soy qué? ¿Qué me llamaste? A que no me lo dices a la cara frente a un buen vino, un buen jamón al cinco por medio y una buena ranchera con sabor a copla añeja.
¿Qué puedo decirte de la libre interpretación de mi poesía? Pese a ser soldado jamás diría algo así, mucho me temo que el monstruo que llevo dentro es de cosecha propia o por lo menos hace ya muchos años que vive de autoprogramarse. Ya otro día te lo explico, un día llamado calma.
– ¿Dónde se ubica dentro de la música contemporánea? Le pregunto esto porque lo que usted hace no encaja (y lo digo como un halago) en los lugares comunes de los mercados actuales, por llamarlos de alguna forma…
– ¿Tú te encajas o te encajan? ¿Cómo funciona eso exactamente? y lo que es más importante, ¿cómo saber si uno está encajado o no? ¿Acaso se siente algo distinto en el cuerpo? Te preguntaría tantas cosas... En mi próxima vida quisiera encajar, ¡los encajados deben ser guapísimos! Jamás tuve ese derecho, nunca pude, jamás supe. Los soldado como yo no nacimos con esa clase de estrella, guaperío o como quieran llamarle, a parte ya no creo que me quede tiempo en esta vida para intentarlo, creo que para eso hay que ir a centros de educastración superior y no tengo dinero. No sé si me entiendes, ¿lo de encajar es necesario?
Así de repente me suena a fábrica de miedos y yo con los míos ya tengo bastantes, aunque a decir verdad no tengo ni idea, sólo especulo maliciosamente. Mi pregunta es, ¿no basta con estar bien y sentirse cojonudamente por eso? Me siento bien en las buenas canciones y de ésas hay en todos los estilos y en todos los idiomas del mundo.
– Su obra está muy relacionada con la poesía, además usted escribe poesía, ¿qué poetas la apasionan y por qué?
– Todos, porque son unos valientes sin fronteras ni límites, otra cosa es si los leo…
– Su último disco tiene varias canciones en inglés, ¿está probando un nuevo público?
– He cantado en Armenio, en Francés, en Catalán, en Mallorquín, en Portugués, en Hebreo. He homenajeado a la canción mexicana, a la copla, al blues, al Jazz y a todas las formas de música que conocí, canté en obras de teatro y en el cine, también en bodas, restaurantes, bautizos y comuniones, clubs de Jazz, bares y hasta en salones de casas, recuerdos y memorias de melodías no vividas, sería como recordar un beso que jamás te dieron, quiero creer que canto en todos los idiomas del mundo, puedo ser todos los instrumentos y algunos animales también, me regocijo al pensar que ésa es sólo una diminuta sección de mi trabajo.
Con amor te repito y contextualizo que al igual que tú, soy un soldado en misión de paz al servicio de la humanidad, somos muchos en el mundo y sabemos hacer muchas cosas, estamos muy preparados.
– Alguna vez leí por ahí que Londres la apasionaba, ¿por qué?
– Buena pregunta... Amor, ¡porque es Londres!
– ¿Cómo nos pinta el futuro?
– Pues ahora mismo en este preciso instante acabo de sentir que hace unos años nos pintó un futuro con nariz de payaso y aquí estamos...
– ¿Podría contarnos un poco sobre la novela que está escribiendo?
– Por el momento lo único que te puedo contar es que lleva más de seis años torturándome y endulzando cada una de mis páginas, si algún día la termino te la llevo.
– Y su segundo libro, ¿nos podría contar un poco también sobre ése?
–Éste es el libro con el que descubrí parte de lo poco que sé de algunas cosas, se titula A los que amaron a mujeres difíciles y acabaron por soltarse.
Una de las cosas que aprendí con este pequeño escrito, es que soltarse no necesariamente es marchar, y para nada es sinónimo de rendición, es simplemente eso, soltarse. Y suena glorioso, desde luego como sustitutivo de la palabra Felicidad en mi diccionario no está nada mal. Me parece una búsqueda menos laberíntica, la otra me parece más bien una ascensión sin fin.