Diego Petersen Farah
20/05/2016 - 12:02 am
Luis H. Álvarez; la huelga y la historia
¿Cuándo inició el proceso de transición en México?
¿Cuándo inició el proceso de transición en México? Cada quien tiene su historia y cada quien la cuenta según sus propias vivencias, y claro, de acuerdo a su muy protagónico punto de vista. Para algunos comienza en el 68 con el movimiento estudiantil y los posteriores movimientos guerrilleros. Otros dicen que fue con la Ley de Organismos Políticos y Procedimientos Electorales (LOPPE) que impulsó Jesús Reyes Heroles en 1977 que abrió la puerta a los partidos de izquierda y la representación formal de las minorías a partir de los diputados plurinominales. Para algunos la lucha democrática empieza con la creación de la Corriente Democrática al interior del PRI, la candidatura de Cuauhtémoc Cárdenas, las elecciones de 1988 y el posterior nacimiento del PRD. Otros ponen el énfasis en la reforma política de 1996 que permitió la creación del IFE ciudadanizado, o incluso en la derrota del PRI en el 97 y el triunfo de Fox en 2000. Pero dentro de todas las efemérides de la democracia hay una que me parece es, en términos de las batallas electorales, un verdadero punto de quiebre: el proceso electoral de Chihuahua en 1986, con don Luis Héctor Álvarez a la cabeza.
En la elección intermedia de 1983 en Chihuahua el PRI sintió el primer gran embate de la oposición. El PAN le tumbó la mitad de los votos y 70 por ciento de la población gobernada. En la elección de gobernador tres años después, tras una reforma electoral amañada y a modo, el PRI le pasa por arriba al PAN.
Luis H. Álvarez, entonces presidente municipal de la capital chihuahuense inició un huelga de hambre que duró 40 días. No revirtió el resultado electoral, pero generó un tsunami: atrajo la atención de los medios internacionales sobre el problema de la democracia en México; logró la movilización de la sociedad civil que inauguró en aquellos días los actos de desobediencia civil, entre ellos el cierre de los templos en Ciudad Juárez ordenado por el obispo Manuel Talamás (que puso de cabeza y furibundos al gobierno federal y al nuncio Prigione); generó una conciencia de lucha conjunta entre izquierda y derecha por un objetivo común: la democracia. De hecho fue uno de los grandes líderes de la izquierda en aquellos años, Heberto Castillo, entonces líder del Partido Mexicano de los Trabajadores (PMT) quien lo convenció de dejar la huelga y seguir juntos la lucha democrática.
Luis Álvarez hizo muchas cosas antes, entre ellas ser candidato a presidente de la república en el 58, y muchas después, como ser presidente de su partido y comisionado para la paz en Chiapas, pero fue la huelga de hambre de 1986 lo que realmente convirtió a chihuahuense en uno de los grandes precursores de la democracia mexicana y lo que le abrió una página en la historia.
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