Rita Varela Mayorga
19/01/2016 - 12:00 am
¡Ay corrupción! “Te cuidaré más que mis ojos”
“Te cuidaré más que a mis ojos”… Sí, Sí, en México, tratándose de la corrupción, ésta es una promesa de amor. Porque aquí a ese vicio se le alienta desde el corazón del Estado y los que la animan, la consienten, la apapachan, son los propios gobernantes, funcionarios públicos, legisladores, dirigentes de partidos, jueces, policías, […]
“Te cuidaré más que a mis ojos”… Sí, Sí, en México, tratándose de la corrupción, ésta es una promesa de amor.
Porque aquí a ese vicio se le alienta desde el corazón del Estado y los que la animan, la consienten, la apapachan, son los propios gobernantes, funcionarios públicos, legisladores, dirigentes de partidos, jueces, policías, fuerzas armadas, institutos electorales… que se benefician plenamente de esa actividad criminal.
El «te cuidaré más que a mis ojos» se repite sexenio tras sexenio y al estilo que le imprime el grupo de poder en turno, porque se mima el enriquecimiento ilícito, la defraudación y el robo a costillas del erario público, bajo el resguardo de un enorme paraguas de impunidad, tan grande, que alcanza para todos: desde el pillo de poca monta –que no por eso deja de ser un delincuente–, hasta los barones del crimen, llámense Joaquín “El Chapo” Guzmán o Humberto “El Profe” Moreira, o OHL o Grupo Higa o partidos políticos rojos, verdes, amarillos, azules…
“Te cuidaré más que mis ojos” porque sobornar, pervertir y dañar es una actividad que enriquece, casi siempre de la nada y de un día para otro, a políticos, empresarios y grupos criminales especializados ahora en diversos delitos, porque a todo hay que hacerle, a todo hay que sacarle provecho, de todo hay que lucrar… y hay que apurarse, además, hacerlo sin el mínimo decoro, porque el tiempo apremia y el puesto no dura para siempre. Es ahora o nunca, pues.
“Más que a mis ojos”, prometen cuidar a la corrupción “Ermoza”, porque en un país que desprecia la transparencia, la rendición de cuentas y la aplicación de la Ley, comenzando por sus grandes líderes políticos, es una gema que maravilla y deslumbra, que es honrada porque ahí está “la papa”, el poder, la herencia para toda una estirpe…
¡Ay corrupción! Cómo no cuidarte más que a mis ojos, más que a este sentido que permite ver no sólo el árbol sino la montañota de oportunidades que ofrece este sistema para chingarse al prójimo; total, dale despensas, dale tarjetas de Soriana y Monex, dale camisetas, dale música de “La Acarreadora”, dale tablets aunque no tenga Internet… él no se dará cuenta del despojo hasta que sea demasiado tarde, y cuando el brazo de la Ley, cortitito como es aquí, se vuelva más raquítico porque ahora yo mando, yo gobierno, yo alimento a esa “Ermozura”.
¡Ay corrupción! “Ten fe que estarás a gusto. Te cuidaré más que a mis ojos”.
Y a la “Ermoza”, conmovida por tanta devoción, pero mañosa como es no le resta más que responder: “Me mueve demasiado que me digas que me cuidas. Jamás nadie me ha cuidado, ¡Gracias!”.
¡Buena semana y nos vemos el próximo martes!
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