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Francisco Ortiz Pinchetti

08/01/2016 - 12:00 am

Las fototransas de Mancera

El jefe del Ejecutivo capitalino mintió sin rubor, a pesar de la oleada de quejas ciudadanas por abusos en la aplicación de sanciones que saturan las redes sociales que alcanza ya dimensiones de escándalo.

El jefe del Ejecutivo capitalino mintió sin rubor, a pesar de la oleada de quejas ciudadanas por abusos en la aplicación de sanciones que saturan las redes sociales que alcanza ya dimensiones de escándalo. Foto: Cuartoscuro
El jefe del Ejecutivo capitalino mintió sin rubor, a pesar de la oleada de quejas ciudadanas por abusos en la aplicación de sanciones que saturan las redes sociales que alcanza ya dimensiones de escándalo. Foto: Cuartoscuro

Decía Vicente Leñero, mi maestro, que cuando un funcionario esconde información de interés público el periodista está ética y profesionalmente autorizado a la especulación y la sospecha. Es el caso de Miguel Ángel Mancera Espinosa y la empresa Autofraffic. El Jefe de Gobierno del Distrito Federal se mueve en la opacidad para impulsar este proyecto, destinado a sancionar a los automovilistas capitalinos infractores del nuevo reglamento de tránsito, a través de la “subrogación del servicio” a una empresa privada.

El asunto y sus pormenores se ocultaron a la opinión pública hasta que como en otras ocasiones fueron descubiertos por algún medio informativo. Se supo entonces que la empresa beneficiada recibirá algo así como 175 millones de pesos en dos años, equivalentes al 46 por ciento de las multas recabadas. También se descubrió la existencia de una “cuota mínima” de 150 mil “fotomultas” mensuales, es decir, el concesionario está obligado a aplicar unas cinco mil infracciones diarias. Mancera Espinosa negó la existencia de esa cuota. “Son mitos”, dijo displicente. Sin embargo, los medios confirmaron que en el contrato respectivo (SSP/BE/S/312/2015), en su página seis, se establece ese mínimo.

El jefe del Ejecutivo capitalino mintió sin rubor, a pesar de la oleada de quejas ciudadanas por abusos en la aplicación de sanciones que saturan las redes sociales que alcanza ya dimensiones de escándalo.

Ahora nos explicamos muchas cosas. El Jefe de Gobierno dijo en su momento, de manera enfática, que el nuevo reglamento no tenía una intención recaudatoria. Negó por supuesto que se tratara de una persecución punitiva en contra de los manejadores. Aseguró que lo que se buscaba era elevar la seguridad de los ciclistas y los peatones en la Ciudad, asunto prioritario de su Gobierno. Y resulta finalmente que el mayor rigor en las sanciones establecidas en el nuevo reglamento, y el aumento en su monto económico fueron hechas a la medida, previamente, para hacer más atractivo el bisne, que ahora sabemos es el objetivo de fondo. Obviamente no es lo mismo el 46 por ciento de 220 pesos, por ejemplo, que de dos mil 400.

Lo más grave a mi entender es que el proceder del doctor Mancera Espinosa, obedece a una forma de ser o para decirlo con más precisión a un modus operandi que se ha repetido en diversos proyectos a lo largo de la primera mitad de su mandato. Invariablemente evita la transparencia hasta ser pescado por algún medio y luego linchado en las redes sociales. Así sucedió con el Doble Hoy no Circula, que tuvo que echar para atrás de manera vergonzosa.

También con la instalación de parquímetros, que ante el alud de protestas por la ausencia de una consulta previa y transparencia en la aplicación de los ingresos acabó por suspender sin explicación alguna, de manera que el plan de continuar con otras colonias de la Delegación Benito Juárez, como las Del Valle, Tlacoquemécatl, Insurgentes San Borja, Actipan, Santa Cruz Atoyac y otras se quedó literalmente en veremos. Los argumentos que daban sustento a la instalación de esos aparatos se esfumaron.

En el deprimido vial de Mixcoac, en Insurgentes Sur y Río Churubusco, la oposición vecinal obligó al gobierno del DF a efectuar 16 modificaciones al proyecto original y ni siquiera así ha conseguido un consenso cabal sobre la obra. El Corredor Chapultepec tuvo que ser cancelado luego del rechazo ciudadano en una consulta. Y ahora enfrenta ya el rechazo a su Ciudad Futura, otro gran negocio inmobiliario en la antigua planta de asfaltos del sur de la capital.

Todas estas pifias y descalabros, intentos de madruguete y ausencia de información sería lo de menos si no fuera que en todo estos casos el ingrediente fundamental es el negocio. Dinero, pues. En todos esos casos, la intención era o es favorecer a intereses privados, inmobiliarios, mercantiles. ¿Sería posible semejante tendencia en el jefe de un Gobierno supuestamente de izquierda? Por supuesto que no es una cuestión ideológica o de principios. Conocidas las ambiciones de Mancera Espinosa de ser candidato presidencial en 2018, al parecer al costo que sea, es claro que lo que busca son apoyos y recursos económicos. Es el famoso “cochinito”, cuya engorda se hace a base de complicidades y canonjías con los dueños del dinero. No le demos vueltas.

El testarudo funcionario parece no darse cuenta de que cada uno de esos resbalones y cada vez que es pillado en una mentira o el ocultamiento de la información, sus bonos bajan. El nivel negativo que su figura alcanza en las encuestas debiera servirle al menos para ser más mesurado. El 54 por ciento de los capitalinos le pusieron “tache” en el más reciente sondeo del periódico Reforma.

Están ya suficientemente claras, pienso, las razones de fondo de su comportamiento en materia económica. El reparto de cenas de navidad, cajas para bebés y 200 mil raciones de Rosca de Reyes en el Zócalo es la cara populista del plan. En lo político, Mancera Espinosa estableció después de su debacle electoral una ignominiosa alianza con lo peor de la derecha panista capitalina para asegurarse el control de la ALDF y neutralizar a la mayoría parlamentaria de Morena. No quiere estorbos a sus planes. Conforme a la máxima del irrepetible Leñero, podemos afirmar que sus “fototransas” tienen efectivamente un objetivo recaudatorio, pero para fines personales electorales. Válgame.

Twitter: @fopinchetti

Francisco Ortiz Pinchetti
Fue reportero de Excélsior. Fundador del semanario Proceso, donde fue reportero, editor de asuntos especiales y codirector. Es director del periódico Libre en el Sur y del sitio www.libreenelsur.mx. Autor de De pueblo en pueblo (Océano, 2000) y coautor de El Fenómeno Fox (Planeta, 2001).
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