En Colima han iniciado las campañas rumbo a la elección extraordinaria por la gubernatura del 17 de enero de 2016, luego de que la pasada elección fuera anulada por el fraude electoral cometido por el PRI, específicamente por el intervencionismo del gobierno priista.
En la elección ordinaria, el PAN arrasó en la mayoría de las alcaldías y se hizo del congreso local, perdiendo por un mínimo margen de poco más de 500 votos la elección de gobernador, donde el candidato panista Jorge Luis Preciado Rodríguez hizo una campaña que sorprendió a propios y extraños en virtud de que supo conectar su mensaje de cambio y alternancia con el sentir de la población, pese a que tenía en contra todo el poder del Estado, la mayoría de los medios de comunicación y muchas fuerzas políticas que, de facto, apoyaban al candidato priista José Ignacio Peralta Sánchez.
A pesar de todo esto, el candidato albiazul logró imponerse y, de no ser por el robo de la elección, habría acabado con más de 80 años de gobiernos priistas, la mayoría de ellos con resultados desastrosos.
En virtud del inobjetable arraigo social conseguido por Jorge Luis Preciado, en esta elección extraordinaria los rojiblancos implementaron una agresivísima campaña de descrédito en contra del candidato albiazul con el fin de poner por los suelos su popularidad social.
La guerra sucia ha consistido en acusaciones de tipo moral que ponen a Preciado Rodríguez como un borracho, un bárbaro, un tratante de blancas y, por supuesto, un corrupto, lo que contrasta con la realidad misma que han experimentado los que han tenido la oportunidad de tratarlo de cerca, quienes lo consideran un político capaz, un hombre inteligente y conocedor de la realidad de su estado y del país y, principalmente, el personaje que ha mostrado el coraje suficiente para cumplirle a los colimenses el sueño de la alternancia.
A esta guerra sucia se han unido no sólo los partidos aliados al PRI (PVEM, Nueva Alianza y PT), sino también (de facto) el PRD y, sobre todo, Movimiento Ciudadano, cuyo candidato, Leoncio Morán, pretende dividir el voto en favor del candidato rojiblanco, sabedor de que su candidatura no tiene ninguna posibilidad real de victoria.
La mayoría de los ciudadanos colimenses (como ya lo demostraron en la elección ordinaria) anhelan la alternancia democrática y han visto en el candidato panista al único que puede realmente hacérselas realidad.
El peligro que representa Preciado Rodríguez no es, pues, para los colimenses, sino para los grupos de poder (encabezados por los priistas) que no quieren perder por ningún motivo los privilegios que les han dejado décadas y décadas de gobierno.
El próximo 17 de enero será una fecha histórica para Colima: o se consuma la alternancia política (clamor social casi unánime) o se continúa por la misma senda de inseguridad, corrupción, deuda pública y desigualdad que hoy tiene a este pequeño estado de rodillas.
@rogelioguedea