Redacción/SinEmbargo
12/12/2015 - 12:00 am
Peso y petróleo en el hoyo ensombrecen llegada del 2016
La semana que termina este fin de semana mostró de nuevo que la economía mexicana está siendo vulnerada por los efectos de la volatilidad internacional, mientras el equipo comandado por Luis Videgaray Caso, titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), y los legisladores a modo que tiene este Gobierno federal colocados en […]
La semana que termina este fin de semana mostró de nuevo que la economía mexicana está siendo vulnerada por los efectos de la volatilidad internacional, mientras el equipo comandado por Luis Videgaray Caso, titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), y los legisladores a modo que tiene este Gobierno federal colocados en el Congreso no actúan ni mucho menos plantean opciones para que 2016 no se convierta en una verdadera pesadilla.
La irresponsabilidad de todos, con la excepción de Agustín Carstens Carstens, quien como Gobernador del Banco de México (Banxico) ha estado pendiente de responder a tiempo a los ajustes del mercado con medidas conservadoras para preservar la estabilidad financiera, está a la vista y nadie dice pío, mientras el precio del petróleo se hundió a su nivel más bajo desde principios de 2009 y el peso tocó sus peores niveles frente al dólar desde hace dos años y medio: 17.70 por cada billete verde.
El crudo mexicano de exportación se cotizó por debajo de los 30 dólares el barril, un nivel no visto desde la crisis financiera internacional de 2009, por la falta de acuerdo de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) para establecer un techo de producción.
El escenario para México en esta materia se ensombreció también porque, de acuerdo con estimaciones de consultoras internacionales, la tendencia a la baja persistirá al menos hasta 2018, mientras que el más reciente informe anual, presentado por la Agencia Internacional de la Energía (AIE) el pasado 10 de noviembre, también advirtió que el escenario de bajo petroprecios se extenderá hasta 2020.
Entonces, ¿qué viene para la economía mexicana con menos ingresos por exportaciones de petróleo y con una moneda presionada debido al alza de tasas que aplicará la Fed estadounidense?
El escenario es complicado y más aún porque el Gobierno federal ni siquiera fue capaz de plantearse un Presupuesto para 2016 acorde con la emergencia. Dieron tijeretazos por aquí y por allá, pero se olvidaron, por ejemplo, de recortar los gastos de la estructura burocrática a todos niveles –desde los de la Presidencia de la República y secretarías de Estado, hasta las de los gobernadores de los estados– y encima volvieron a recurrir al endeudamiento como la salida más fácil.
Además, el próximo año habrá elecciones: en 12 estados se elegirán nuevos gobernadores y, por supuesto, se hará despilfarro de recursos en las campañas locales, pero también a nivel federal, pues los políticos saben que esos comicios sentarán bases de poder para la elección presidencial de 2018.
Mal y de malas, pues. Y mientras México siga privilegiando el gasto político y burocrático, y no emprenda una verdadera estrategia de ajuste a los gastos y de rendición de cuentas, los gobernantes nos seguirán dando vueltas con el dinero público y poniendo en riesgo el futuro de los mexicanos.
Mientras tanto, el fracaso del Gobierno de Enrique Peña Nieto en materia económica –por no mencionar otros rubros– está cantado: México no crecerá al ritmo de 5 por ciento anual que prometió, y si bien nos va quizá alcancemos a librar otra debacle económica y financiera, de esas con las que los gobiernos del PRI acostumbran despedirse y que dejan a más millones de mexicanos sin porvenir.
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