Redacción/SinEmbargo
09/12/2015 - 12:00 am
Dos lecciones a aprender con el CCC y Ayotzinapa
Tanto el caso de la “verdad histórica” como el del Corredor Cultural Chapultepec (CCC) hacen ver claramente que los errores políticos son todavía más costosos cuando no se escucha a la sociedad civil. En ambos casos hay un llamado desde los ciudadanos a revisar lo que se ha impuesto como valor absoluto. Y en ambos […]
Tanto el caso de la “verdad histórica” como el del Corredor Cultural Chapultepec (CCC) hacen ver claramente que los errores políticos son todavía más costosos cuando no se escucha a la sociedad civil.
En ambos casos hay un llamado desde los ciudadanos a revisar lo que se ha impuesto como valor absoluto. Y en ambos caso hay también un costo personal en la figura del Ejecutivo federal y local, en estos casos de Enrique Peña Nieto y Miguel Ángel Mancera Espinosa, respectivamente.
También en ambos casos, se debe reconocer, hay un intento ahora por corregir esa postura de oídos sordos en favor de los ciudadanos en los dos proyectos, uno de justicia y otro urbano, que se complicaron precisamente por darle la espalda a la ciudadanía, en busca de salidas a modo y en favor de intereses que todavía no están claros.
Aunque, por lo sucedido ayer con las denuncias de organizaciones civiles nacionales y extranjeras, que denunciaron acoso y difamación contra los integrantes del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (GIEI-CIDH), hay que tomarse «la buena voluntad» aún con reservas.
No obstante, el que la Procuraduría General de la República (PGR) haya considerado, por exigencias y pruebas del GIEI, realizar nuevas investigaciones sobre lo que, ahora sabemos, no sucedió en el basurero de Cocula, Guerrero, con los 43 estudiantes de Ayotzinapa, como aseguraba la “verdad histórica”, es un muestra de querer corregir una investigación que, claramente, se hizo a la carrera, en las rodillas y con mala voluntad.
Lo mismo sucede con el CCC, luego de que los habitantes de la Delegación Cuauhtémoc, en el Distrito Federal, dieron un NO rotundo a la intención del Gobierno del Distrito Federal (GDF) de privatizar un tramo de la avenida Chapultepec, sin antes haber tomado en cuenta las consideraciones de los vecinos. Ahora, el propio GDF ha anunciado que se reorientará el proyecto, planteado como 100 por ciento privado, para que el Gobierno local y los ciudadanos tengan una participación activa en una acción de mejora de esa importante vía pública.
Seguramente, ambos reconocimientos de errores redundará en una mejoría en la imagen de ambos personajes.
Nadie quiere estar peleando permanentemente contra la figura del Ejecutivo federal o local. Nadie quiere tampoco neceando ni llevando la contra porque sí, hay una aportación desde el poder cuando escucha a sus gobernados, pero también hay un deterioro acelerado cuando los gobernantes sólo responden a exigencias con el silencio e incluso dando la espalda a los problemas.
De esto último, de ignorar a sus gobernados, saben mucho Peña Nieto y Mancera Espinosa, y de lo otro, de escuchar a la sociedad, es de donde debieran sacar sus mejores lecciones.
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