Crónica de una derrota anunciada

01/12/2015 - 12:02 am

Los mexicanos hemos sido testigos de la más grande irracionalidad gubernamental.

Por alguna extraña razón se han modificado las prioridades de la República para lograr, “cueste lo que cueste”, que los profesores de educación pública sean evaluados.

Toda la actividad gubernamental va dirigida a ¡que haya evaluación! Y todo se ha puesto a disposición del Secretario de Educación Aurelio Nuño para que lo logre: la Policía, el Ejército, la PGR, la autonomía de las universidades, los museos, los gobernadores, hasta los presidentes municipales.

Nunca se había visto tal capacidad de coordinación en este Gobierno, tal obediencia a un mando único y tanta eficacia para cumplir un capricho. La evaluación, como se hizo, no fue una práctica educativa, fue la obstinación de un novato de la que, pese a todos los recursos utilizados, no salió bien librado y sólo demostró su terquedad y mal uso del poder.

¿Qué quería el delfín? Evaluar a los maestros, derrotar a la CNTE y posicionarse como el precandidato oficial sobre los otros aspirantes en el PRI; demostrar su capacidad de mando. Sin embargo fracasó en todos sus objetivos pese a infundir más terror en la población mexicana que las amenazas de ISIS.

Una evaluación con alto estrés en el entorno cercano es lo que menos se recomienda didácticamente, con esto el secretario demostró que no sabe de Educación.

La CNTE resistió y era lo único que necesitaba, para ellos sobrevivir era triunfar y lo lograron, y ahora tienen aliados en todo el país.

Manlio Fabio animó al titular con su silencio y palmadas en la espalda, le dio cuerda… y ahora sonríe socarronamente mientras ve a otro rival que cae: dar órdenes y fruncir el ceño no es mandar. Nuño demostró que no ha leído a los grandes teóricos de la política: Sun Tzu, Maquiavelo, Lenin o Jesús Reyes Heroles padre, quienes de seguro ríen de él desde el infierno socrático.

Sus textos le habrían aconsejado paciencia, actuar por etapas, dividir al enemigo y empezar con los que iban a ganar algo. Demostrar que es una evaluación adecuada, objetiva e imparcial, un obstáculo superable y que se respetan los derechos adquiridos; dar estímulos a los evaluados, un plus a los aprobados con excelencia y bastaba con congelar a los no evaluados, no había razón de reprimirlos.

Una famosa cita de Reyes Heroles a contrario sensu dice “el que agrede… legitima”.

Maquiavelo escribió: “Antes de tomar una ciudad, no basta con tener el mejor ejército: es necesario ganarse una parte de la población para tu causa”.

Sun Tzu dijo: “Un ejército victorioso gana primero y entabla la batalla después; un ejército derrotado lucha primero e intenta obtener la victoria después. Esta es la diferencia entre los que tienen estrategia y los que no tienen planes premeditados”.

Lenin insistía, en que “la tarea fundamental de la socialdemocracia rusa es hacer que el movimiento obrero abandone la tendencia a la espontaneidad”.

Después de esta refriega, el señor Nuño solo demostró que, desde su punto de vista, el enemigo principal del país son los maestros y no los criminales, ni los secuestradores, ni los terroristas. Nunca se ha visto que en contra de los gremios del mal se usen tantos recursos en un solo operativo, y hacerlo evidente para los miles de mexicanos que mirábamos indignados la avasallante presencia armada en actividades escolares, significó para él la peor de las derrotas.

Nuño tiene el tacto del elefante que quiso quitarle una pulga a un chihuahueño y terminó aplastándolo.

Gustavo De la Rosa
Es director del Despacho Obrero y Derechos Humanos desde 1974 y profesor investigador en educacion, de la UACJ en Ciudad Juárez.
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