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Ernesto Hernández Norzagaray

17/07/2015 - 12:05 am

La vida en rosa

Noches de amor por terminar Más una gran felicidad que se sienta sin problemas, penas que se borran 

Noches de amor por terminar

Más una gran felicidad

que se sienta sin problemas,

penas que se borran 

Feliz, feliz a morir 

Edith Piaf

Esta canción que cantaba Edith Piaf en las callejuelas del barrio de Belleville en París viene al dedillo a la pareja presidencial. Disfrutan de una vida que es la realización de sus sueños de grandeza inconmensurable. La Presidencia de la República como coartada e instrumento para acceder a una vida plena de exposición por el mundo del jet set político y social. Nada que ver, con aquella pareja que formaban Luis Echeverría y Esther Zuno, que iban con guayabera y huipiles coloridos hasta a una remota capital de África o Asía, a brindar discursos solidarios a los países del llamado tercer mundo.

No. Lo de esta nueva pareja presidencial, son los pasillos del Palacio de Buckingham, donde les agradaría que la reina Isabel los esperara a la cinco de la tarde para tomar el té,  luego platicar sobre un partido de cricket o el desempeño del "Chicharito" Hernández; o pasar una noche en el Palacio de Rambouille donde reside Françoise Hollande y se celebran muchas de las reuniones de Estado, y se habla de la crisis griega, y las políticas de ajuste para economías indisciplinadas.

Ese es el mundo deseado. El que está hecho a su imagen y semejanza. Codearse con la élite del mundo. Satisfacer sus sueños oníricos. Olvidarse de las miserias y los oprobios de México que llenan diariamente  la prensa y alcanza The Guardian y Liberation. Ese mundo que encarna la figura ya mítica de "El Chapo" Guzmán. El hombre que hoy la pesadilla de la pareja presidencial. Quien vino a ensuciar su viaje destinado para cosas más ad hoc. Cómo de los 60 acuerdos que habrán de firmar con el gobierno francés para abrir más oportunidades a los mexicanos.

Ahí está la imagen rapada de "El Chapo" echando a perder los días en la ciudad luz, aquellos que vienen a recordar la desaparición forzada de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, los asesinatos de Tlatlaya y las preguntas incómodas de los periodistas interesados en saber las reacciones del Presidente, ante la fuga del preso de la celda 20 del Penal de máxima seguridad del Altiplano.

De las acciones que habrán de tomar luego de que el blasón de la captura de "El Chapo" se haya roto por las deslealtades internas. Por las ganas de joder el viaje. De no entender que una cosa es una cosa y otra cosa es otra cosa. Que no tiene por qué regresar a México, si para eso puede dar instrucciones desde lejos a sus subalternos. Indicar la retahíla de ir al fondo en las investigaciones. Caiga quien caiga. La agenda parisina no tiene por qué cambiar si "El Chapo" decidió irse a La Tuna a visitar a su familia. A festejar con música de banda y de chirrines en la serranía. Donde correrán durante días, dicen,  ríos de cerveza y whisky 18 años.

Mientras, el Presidente y su gran comitiva tendrán que ir a recorrer los grandes salones del Palacio de Versalles  e ir a Champs Eliseé y Bulerías.  Tomar una copa en el barrio Latino mientras la señora va con sus hijas de shopping a Galeries Lafayette o la Rue de Rivoli. Asistir a la Ópera de París para hacer gala de cultura y finesa. Vamos a lo que se va a París, como diría un ex gobernador de Sinaloa, a bañarse por última vez en champagne.

Ya regresando habrá tiempo para enterarse del thriller de la fuga sin regreso de El Chapo.  Aun cuando, como dice Osorio Chong, están en marcha los protocolos de ley. Los que no estuvieron listos en el momento de la salida de El Chapo por ese gran tubo donde aparece un soldado parado de cuerpo entero sin ninguna dificultad. Que nadie vio y nadie supo, pese a que mide 1.5 kilómetros a una profundidad de 20 metros y de donde seguramente salieron muchas toneladas de tierra.

Que, por lo demás, nadie sabe dónde está esa tierra aunque el Secretario de Gobernación suspicaz y candidez dice a los periodistas sin más que se compacto con las lluvias. Que estaba muy lejos de los muros de la prisión. Qué era inimaginable que detrás de esa casa en obra negra se realizaba una labor de hormiga durante meses sin despertar la menor sospecha en los rondines del poblado de San Juanita. Entre los residentes permanentes de la base militar. Que nadie vio cuando llegaron los grandes tubos y la operación de los trascabos o cualquier otra maquinaria. El ruido de las máquinas.  El movimiento inusual de vehículos. De gente que supervisaba la obra. De los trabajadores extraños que iban a comprar comida o bebida al pueblo. Quienes seguramente platicaban con los vecinos. Y no soltaban prenda de sus tareas en la casa en obra negra.

No cabe duda que es una historia que solo en México puede ser presentada con la sobriedad de los trajes negros del Secretario de Gobernación y su equipo del Sistema Nacional de Seguridad Pública. Afirmando que su puesto no peligra que en estos momentos difíciles porque simple y llanamente por amor a la patria  “no se puede renunciar”, como si fuera decisión de él, y no del Presidente que perfectamente puede hacer lo que él hizo con los responsables de las prisiones mexicanas.

Quizá, no le preocupa, porque sabe que el Presidente está en otra frecuencia, quizá sugiriendo salidas a los líderes europeos a la crisis griega. Y la amenaza que se cierne sobre España con el avance electoral de Podemos. Buscando que no le toque la fuga de "El Chapo", que ya le tocó, sobre el que prometió qué nunca más se escaparía en clara alusión a Vicente Fox, hoy uno de sus más conspicuos propagandistas, y qué ha de tener molesto al gobierno estadounidense, cuando iba a ser extraditado.

Hay quienes leen la fuga de "El Chapo" como una fuga pactada. Antes dijeron que fue una captura pactada. Que nunca sería extraditado a una prisión norteamericana porque sus confesiones podrían comprometer a más de un político de primer nivel.  Y si son así las cosas es mejor libre.

En fin, podría haber algo turbio detrás de todo esto o lo peor que haya sido tanta la necesidad o presión desde adentro que facilitaron su huida. Mientras en México todo mundo conjetura y plantea escenarios con desenlaces en rojo. La vida en rosa se impone como maravilla entre tanta calamidad y malas noticias.

Feliz, feliz, hasta morir, canta el  gorrioncillo de la Piaf.

Ernesto Hernández Norzagaray
Doctor en Ciencia Política y Sociología por la Universidad Complutense de Madrid. Profesor-Investigador de la Universidad Autónoma de Sinaloa. Miembro del Sistema Nacional de Investigadores, Nivel I. Ex Presidente del Consejo Directivo de la Sociedad Mexicana de Estudios Electorales A. C., ex miembro del Consejo Directivo de la Asociación Latinoamericana de Ciencia Política y del Consejo Directivo de la Asociación Mexicana de Ciencia Política A.C. Colaborador del diario Noroeste, Riodoce, 15Diario, Datamex. Ha recibido premios de periodismo y autor de múltiples artículos y varios libros sobre temas político electorales.
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