Voto por voto, hasta en la FIFA

02/06/2015 - 12:05 am

Parece que Joseph Blatter pidió consejos a los políticos mexicanos para asegurar su reelección; hasta ha de haber enviado un representante personal a entrevistarse con los asesores de los ganaron la última contienda, quien supongo descubrió la lógica general de las elecciones mexicanas, que parte de la premisa de Rousseau, “nadie por encima de la ley”.

Debió de sorprender a los suizos que el triunfo de los políticos mexicanos se basara en el respeto irrestricto a la ley, pues encontraron la forma de burlarla sin quedar por encima de ella; todo consiste en saber hasta dónde violarla mientras se sigue declarando su seguimiento a los cuatro vientos.

He aquí los principios básicos de la estrategia: La corrupción es peligrosa hasta que se vuelve sistémica; los países pobres no son enemigos de la corrupción, sino de la no distribución; estos votan por los corruptos siempre y cuando sigan siendo pobres; además, superan en número a los en vía de desarrollo y del primer mundo; por otro lado, a estos últimos se les conquista con buenos negocios y compartiendo el poder y, finalmente, quien decide si una violación está por dentro o fuera de la ley es un tribunal, que en cualquier momento puede declarar que “no hubo dolo”.

Para que resulte la estrategia, hay que garantizar los votos de los países pobres, ¿pero cómo? Una manera es repartiendo utilidades, para lo cual hay que controlar los ingresos negros y encargarse de que los burócratas intermedios firmen los documentos comprometedores. Es importante contar con los servicios de un banco de amplio criterio, con funcionarios lo suficientemente ingenuos como para recibir depósitos sin hacer preguntas; esto no debería ser problema para Suiza, que inventó ese tipo de instituciones.

Además, se deben tomar precauciones que funcionen como esclusas; buscar a burócratas confiables y esposas que sepan hacer negocios, si son artistas mejor, porque pueden justificar ingresos inexplicables. Cuando todo se descubra (porque se descubrirá), se debe tener cuidado de sostener los contratos firmados, hechos conforme a la ley y “sin dolo”; tampoco está de más llamarse sorprendido por la deshonestidad y pedir que caiga sobre los pillos todo el peso de la justicia.

También le conviene a Blatter gritar que fue traicionado, que no lo puede creer y pedir comprensión a sus electores mediante una filosófica reflexión sobre el tiempo y sus 79 años, cerrando con una terrible advertencia: “No permitiré que alguien se coloque por encima de la ley”.

No sorprende entonces que Ali Bin Al-Hussein, adversario, esté pidiendo investiguen unas cuentas extrañas abiertas en Suiza, unas tarjetas prepagadas repartidas entre los jefes deportivos de los países “amigos” y, finalmente urja al “voto por voto, casilla por casilla”.

Gustavo De la Rosa
Es director del Despacho Obrero y Derechos Humanos desde 1974 y profesor investigador en educacion, de la UACJ en Ciudad Juárez.
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