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Jorge Zepeda Patterson

24/05/2015 - 12:00 am

Total, no hay bronca, ¿o sí?

Usted súmele: El Trife desdice al INE con tal de evitar que Marcelo Ebrard sea candidato a suplente de diputado; espían al titular del INE y exhiben grabación para lincharlo por racista; dejan en el limbo los límites de gastos en campaña para los candidatos ciudadanos, lo cual permitiría al Trife impedir que Jaime Rodríguez, […]

Usted súmele: El Trife desdice al INE con tal de evitar que Marcelo Ebrard sea candidato a suplente de diputado; espían al titular del INE y exhiben grabación para lincharlo por racista; dejan en el limbo los límites de gastos en campaña para los candidatos ciudadanos, lo cual permitiría al Trife impedir que Jaime Rodríguez, «El Bronco», tomara posesión en caso de ganar la elección de gobernador en Nuevo León. Mientras tanto, el Partido Verde viola masivamente la ley con la complicidad de autoridades y televisoras, sabiendo que si eso le permite subir uno o dos puntos su cosecha de diputados y prerrogativas las multas serán peccata minuta, en caso de que las haya.

El recuento anterior muestra hasta qué punto los que están en el poder quieren asegurarse de neutralizar cualquier riesgo en las próximas elecciones. Un blindaje para deslactosar los comicios y convertirlos en un acto protocolario. Como un partido de futbol que arranca con el árbitro amedrentado y los abanderados comprados, con jugadores del equipo rival arteramente suspendidos o que salen a la cancha con tenis y bajo la advertencia de que si consiguen la proeza y ganan, el resultado será protestado ante la junta de notables, que ellos dominan.

Parte de mi frustración con los doce años de gobierno del PAN reside en la enorme oportunidad perdida para fortalecer y convertir en irreversible los tibios avances de la democracia electoral. Durante los cincuenta años que fueron oposición se quejaron de las reglas torcidas que tenía el PRI para evitar una competencia leal, pero en cuanto llegaron arriba se olvidaron de mejorarlas. Hoy, que el PRI ha retomado el poder, parece decidido a nunca más volver a perderlo, y para ello está cerrando las vías de acceso a una competencia efectiva.

El Trife, máximo tribunal en materia electoral, es un cómplice de los designios de la presidencia y en el INE, la autoridad operativa, se ha conformado una fracción de consejeros vinculados al PRI que aún cuando no sea mayoría (todavía) ya tiene el poder para bloquear cualquier iniciativa que les resulte incómoda. En el Partido Verde han encontrado la fórmula perfecta para captar el voto que nunca sufragaría por el PRI pero les permite contar en las cámaras con los aliados que apoyarán los designios del partido oficial. Los últimos nombramientos de ministros para la Suprema Corte, el surgimiento de las telebancadas, el control sobre los comités de competencia y un largo rosario de etcéteras dan cuenta del desmantelamiento de todo lo que huela a rendición de cuentas.

La historia muestra el peligro en que el incurren las élites cuando cierran los accesos pacíficos e institucionales al poder. El PRI tendría que recordar por qué sus últimos presidentes antes de la alternancia, Carlos Salinas y Ernesto Zedillo, se vieron obligados a abrir el sistema electoral en la década de los noventas. No fue una graciosa concesión sino el resultado de la presión de una sociedad que experimentó serias amenazas de fractura, desde el movimiento zapatista o el asesinato de un candidato presidencial, hasta la crisis del 95. Síntomas evidentes de que se había agotado el sistema político que funcionó durante décadas.

La restauración de las viejas formas que hoy intentan los priistas parte de la premisa de que pueden instalarlas sin consecuencias. Total, no hay broncas. O eso creen. El muy probable triunfo de «El Bronco» en Nuevo León, revela que si hay broncas. El hecho de que los ciudadanos le den la espalda a los partidos y opten por la libre podría cambiar el futuro de las elecciones en el país. Es una reacción tan inesperada y sorprendente. Y se trata nada más y nada menos que de la joya de la corona de estas elecciones intermedias, el estado más importante del norte del país (este jueves abordé en extenso el tema en un artículo en el diario El País).

Los que están arriba nunca se imaginaron lo de el EZLN o la muerte de Colosio, y veinte años más tarde tampoco pudieron anticipar la descomposición de Michoacán y Jalisco, la emergencia de las guardias de autodefensa o un fenómeno como el de Jaime Rodríguez, «El Bronco». Los impulsos sociales adquieren vías caprichosas, a veces tortuosas, para expresarse cuando se cierran los canales institucionales.

Resulta imposible predecir por dónde podría salir la siguiente sorpresa. Lo que está sucediendo en Nuevo León es una reacción pacífica pero profundamente hostil al sistema de partidos. Bloquear el paso a Ebrard muy probablemente significará que intente convertirse en «El Bronco» del 2018. De continuar la cerrazón me temo que habrá rupturas mucho más graves que esa.

@jorgezepedap

www.jorgezepeda.net

Jorge Zepeda Patterson
Es periodista y escritor.
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