Aquella famosa frase de Bill Clinton “es la economía, estúpido”, se ha convertido en un clásico. El origen de muchos de los problemas de un país está en su economía, pero el problema de la economía está en la inequidad. Un estudio de la OCDE dado a conocer ayer revela que la falta de crecimiento económico es un problema más relacionado en la con la desigualdad que con cualquier otra cosa, y que la desigualdad está a su vez directamente vinculada a la pauperización del empleo y la educación. En los últimos 25 años en de los países miembros de la OCDE se ha abierto la brecha no solo entre los más ricos y los más pobres, o el los ricos y las clases medias bajas (el los deciles 2 a 4) sino incluso entre los de más arriba y las clases medias y medias altas (los los deciles 5 a 9). La concentración del ingreso tiene hoy el nivel más alto de la historia.
Pocos ricos no generan economía, por el contrario, lo que hace crecer y desarrollarse a un país es el mercado interno y sus clases medias. Pongamos un ejemplo muy sencillo: si todo el dinero que las clases medias altas y altas gastan en seguridad estuviera en otros rubros la economía mexicana sería otra, por una sencilla razón: el gasto en seguridad no agrega valor.
Los empresarios y los políticos nos vendieron durante años que las reformas estructurales iban a cambiar la economía del país, y una vez que la lograron se han dedicado a tratar de explicar porque no son lo que nos prometieron y, por qué no darán los resultados económicos esperados en los tiempos esperados (ayer mismo Hacienda volvió a bajar la expectativa de crecimiento y vamos a cerrar el año exactamente igual que en lo últimos diez, por bajo del dos por ciento). De poco o nada sirven las reformas energética y de telecomunicaciones si no resolvemos el problema de la desigualdad. Por el contrario las reformas sociales hicieron en contra sentido de lo requerido: la laboral pauperizó el empleo vía la legalización de ciertos esquemas de out sourcing pero no se tocó las estructuras sindicales anquilosadas, y la reforma educativa se limitó a una necesaria pero insuficiente reforma laboral en el sector.
La tesis central del estudio es que la inequidad es un riego para el crecimiento en el largo plazo; no hay futuro económico sin movilidad social, y para ello la educación sigue siendo el factor más importante. (solo para alimentar el pesimismo, México tiene la peor combinación de indice Gini con nivel educativo entre los miembros de la OCDE). No le demos vueltas. El problema político, social, de seguridad e incluso de crecimiento económico es la desigualdad, y no se resuelve dando más dinero a Sedesol ni subsidiando el transporte: es un tema de educación y salarios.