Martín Moreno-Durán
06/05/2015 - 12:00 am
Metro: historias y desgracias
+Joel Ortega, el funcionario de las tragedias +Del New´s Divine a la estación Oceanía “En este año se han incrementado las fallas en el servicio en un 80%, porque el Gobierno del Distrito Federal no adquiere los implementos de trabajo que necesitamos para brindar el mantenimiento a los trenes y a las instalaciones de […]
+Joel Ortega, el funcionario de las tragedias
+Del New´s Divine a la estación Oceanía
“En este año se han incrementado las fallas en el servicio en un 80%, porque el Gobierno del Distrito Federal no adquiere los implementos de trabajo que necesitamos para brindar el mantenimiento a los trenes y a las instalaciones de este medio de transporte”.
Esta advertencia fue colocada por el Sindicato del Metro en varios vagones de diversas líneas. Como premonición fatal, la fotografía de la pancarta fue publicada el domingo pasado en la página 3 de la sección Ciudad del periódico Reforma.
Pocas horas después, al filo de las 6 de la tarde del lunes 4 de mayo, las advertencias del sindicato se cumplieron: dos convoyes chocaron en la estación Oceanía.
Coincidencia, advertencia o irresponsabilidad, lo que sea, pero el choque provocó que 12 personas resultaran lesionadas, y que durante las maniobras para retirar uno de los trenes accidentados, Salvador Wood, trabajador del STC, falleciera al caer a las vías.
Otra vez la tragedia en el Metro, como en 1975.
Otra vez Joel Ortega, hoy director del Sistema de Transporte Colectivo (STC), involucrado nuevamente en una desgracia. Sí, como en el New´s Divine el 20 de junio de 2008, cuando Ortega era secretario de Seguridad Pública del DF, antro en el cual murieron 8 jóvenes y 3 policías al ser bloqueadas entradas y salidas durante un operativo policiaco.
Otra vez el Metro, la irresponsabilidad oficial y las historias que van de la mano con la muerte.
*****
Algo tiene Joel Ortega Cuevas que durante su desempeño en altos cargos de responsabilidad, las tragedias de muerte están presentes. Una de tres: Ortega o es inepto, o es irresponsable, o simplemente es un tipo con muy mala suerte.
En sus oficinas del Metro tiene pantallas por todos lados que presentan imágenes de los andenes, pero ni así ha logrado hacer del transporte más importante de la ciudad de México un sistema confiable, seguro y eficiente. En vez de monitores, Ortega debería recorrer más seguido, a pie, las estaciones del Metro.
– No me va a afectar políticamente lo ocurrido en el New´s Divine-, habría dicho Ortega horas después de la muerte de once personas en el antro de la delegación Gustavo A. Madero.
Primero la imagen, luego los ciudadanos. Poco le importó que a la misma hora de su desafortunada declaración, hogares mexicanos estuvieran de luto por una acción en la que Ortega tuvo mucho que ver. Él, como máximo jefe policiaco, y Guillermo Zayas, quien iba al frente del operativo en el ND.
Hoy, Ortega vuelve a la tragedia.
Poco después del choque de trenes en la Línea 5, declaró que el percance se debió a un “deslizamiento de uno de los trenes, provocado por la intensa lluvia y la granizada que caía en la zona”. (Reforma. Augusto Atempa. 5/V/2015).
Por supuesto que el columnista no es especialista en sistemas de transporte y en particular del Metro, aunque sí aclaro: viajo mucho más en sus vagones que Ortega y su jefe, Miguel Ángel Mancera, que le hacen fuchi a viajar con la clase trabajadora. Qué delicaditos. No les vayan a dar un arrimón. ¡Ay, sí tú!
Pero si lo declarado por Ortega es cierto – que la lluvia provocó el accidente del lunes pasado en el Metro-, entonces nos brincan varias preguntas:
¿Cuántos accidentes se habrían registrado ya en el Metro con las lluvias? Serían decenas de percances, bajo la lógica de Ortega. Suena inverosímil.
¿Acaso en los últimos años no ha llovido en la ciudad de México? En la década reciente se han tenido las lluvias más intensas de la historia en el DF, verdaderas tormentas, y no ha chocado el Metro.
¿Acaso no todos sabemos que cuando llueve, el Metro que corre sobre la superficie disminuye evidentemente su velocidad? Yo viajo al menos una vez a la semana en el trayecto Hidalgo-Taxqueña, y cuando hay lluvia, va a vuelta de rueda. El choque en la Línea 5 fue a alta velocidad. ¿Por qué no freno?
A Ortega le costó el cargo como jefe de la Policía capitalina la tragedia en el New´s Divine. Marcelo Ebrard lo corrió. De allí el rencor de Ortega hacia Ebrard.
Hoy, Mancera podría evaluar la permanencia de Joel Ortega al frente del STC. Ortega no tiene excusa: volvió a fallar. Su sueño de ser jefe de Gobierno se le evapora ante su pobre desempeño público.
¿Despedirá Mancera a Joel Ortega?
¿O será una decisión que tome el jefe de Gobierno del DF, Héctor Serrano?
*****
Cierto: el sindicato del Metro, con sus pancartas de advertencia, alertó sobre posibles accidentes. Allí están las pruebas irrefutables.
Sin embargo, el sindicato también es parte del problema.
Si su eterno líder, Fernando Espino Arévalo – lleva 33 años como jerarca sindical-, mostrara el mismo nivel de eficacia con la seguridad del Metro que con la manera de empoderarse al frente del SNTSTC, otra cosa sería el sistema de transporte más importante del DF.
Espino Arévalo se ha preocupado más por su seguridad (política y financiera), que por la seguridad de más de 5 millones de usuarios diarios.
Recurramos a mi reciente libro: “Los demonios del sindicalismo mexicano” (Random House/Aguilar). Capítulo. “El boxeador”. Páginas 176 y 177. Extractos:
“Desde 1986 al año 2000, el Consejo de Administración del Metro le ha entregado a Espino Arévalo más de 610 millones de pesos provenientes del erario del Distrito Federal, que junto con las cuotas sindicales ingresadas hace más de 20 años, suman alrededor de 700 millones de pesos, los cuales han sido manejados al criterio y antojo de un solo hombre: Fernando Espino Arévalo, denuncia la secretaria general del Sindicato de Trabajadores Democráticos del STC (STDSTC), María del Carmen Servil.
“De esos 700 millones de pesos se desconoce sus destino”, es la denuncia de Servil, acotada por Espino Arévalo para inyectar aires democráticos al sindicato. Poco ha logrado la combativa mujer.
Aún más:
Recursos financieros que supuestamente se han utilizado para construir vivienda y dos Centros Vacacionales en Morelos, nunca han sido comprobados y ni siquiera existen; tampoco se construyeron 400 viviendas en la delegación Azcapotzalco, ni departamentos en un predio adquirido en Valle de Luces, Iztapalapa, y los terrenos permanecen en calidad de baldíos. ¿Dónde están esos recursos?, se pregunta Servil.
Espino el intocable.
O la siguiente perla divulgada por la reportera Alejandra Martínez del periódico “El Universal”, en la que nos da cuenta de cómo, durante…¡23 años!, se entregaron millones sobre millones al peculio personal de Espino y su banda. (Es decir, tan sólo por esta prestación –hay que llamarla de alguna manera-, se habrían embolsado al menos 230 millones de pesos). El abuso:
“El gobierno capitalino paga anualmente más de 10 millones de pesos en sueldos a 125 trabajadores sindicalizados del Metro que tienen licencias con goce de sueldo.
“En la lista destaca Fernando Espino Arévalo, líder de dicho sindicato cuya licencia se solicitó en noviembre de 1984 y vence en abril de 2007.
“Con base en la lista de trabajadores comisionados por el Sindicato Nacional de Trabajadores del Sistema de Transporte Colectivo (SNTSTC), del que obtuvo una copia este diario, Espino Arévalo está adscrito a la Subgerencia de Instalaciones Eléctricas y recibe un sueldo de 7 mil 560 pesos. De su remuneración que percibe como diputado local, recibe alrededor de 60 mil pesos al mes”.
Hasta aquí el texto de Martínez.
Es una tras otra”.
Hasta aquí, los fragmentos de “Los demonios del sindicalismo mexicano”.
Usted juzgue, lector de esta columna.
*****
Una fotografía enviada la noche del lunes pasado desde la cuenta en TW de la reportera Yohali Resendiz (@yohaliresendiz), da cuenta de la gravedad del choque en la Línea 5: la pierna de un hombre destrozada, abierta en canal, desangrándose y con músculos y órganos hacia afuera.
El mismo lunes por la noche – hasta donde sabemos-, ni Ortega ni Mancera llegaron al lugar del accidente. Entendámoslos: tal vez ni siquiera saben dónde se ubica la estación Oceanía.
Y como siempre, son los ciudadanos los que ponen el dolor y la sangre.
Sí: como en el 2008 en el New´s Divine.
Y cómo el lunes 4 de mayo en la Línea 5 del Metro.
Twitter: @_martinmoreno
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